sábado, 31 de agosto de 2024

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 1 de Septiembre 2024

 



 PARA COMPRENDER LA REVELACIÓN DIVINA


Deut 4, 1-2.6-8; Sal 14; Sant 1,17-18.21-22.27; Mc 7,1-8
 
En las lecturas de hoy, vemos varios intentos a lo largo de los años de comprender la revelación de Dios. En la primera, la revelación divina toma la forma de "las leyes y las normas" (v. 1) compiladas en la Ley mosaica. En el Evangelio, Jesús distingue entre las tradiciones humanas por un lado y la Ley, por el otro lado, entendida como una expresión de la cercanía de Dios (v. 6). Finalmente, el autor de la Carta de Santiago abandona el concepto de la Ley y escribe acerca de la Palabra de la verdad (v. 18) que es superior a la ley porque engendra hijos y produce muchos frutos (v. 18). Cada lectura bíblica, respondiendo a las circunstancias en que se escribió y basándose en el pasado, intenta comprender cómo Dios se ha revelado a nosotros.
 


ANTÍFONA DE ENTRADA
 
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca (Cfr. Sal 85, 3. 5).
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo...
           
 
PRIMERA LECTURA (Deut 4, 1-2. 6-8)
 
Del libro del Deuteronomio
 
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar. No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son su sabiduría y su prudencia a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 14)
 
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
 
El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. / R.
 
Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. / R.
 
Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente. / R.
           
           
SEGUNDA LECTURA (Sant 1, 17-18. 21-22. 27)
 
De la carta del apóstol Santiago
 
Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.
Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Sant 1, 18)         
 
Aleluya, aleluya. Por su propia voluntad el Padre nos engendró mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
R. Aleluya, aleluya.
 
 
EVANGELIO (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)
 
Del santo Evangelio según san Marcos
Gloria a ti, Señor.
 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contestó: "Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
ORACIÓN UNIVERSAL
 
Hermanos, elevemos nuestras plegarias a Dios Padre, para que, por la intercesión de Cristo, que con su obediencia nos alcanza la gracia, salga en nuestro auxilio y favor. Con confianza digamos juntos:
Cristo, escúchanos.
 
Por la santidad de todos los ministros ordenados y por la unidad de toda la Iglesia peregrina, para que anuncien al mundo la Buena Nueva. Roguemos al Señor.
 
Por los gobernantes de las naciones, para que, iluminados por Cristo, sepan conducir a sus pueblos hacia la paz y la fraternidad, procurando siempre el progreso y la unidad. Roguemos al Señor.
 
Por los cristianos perseguidos en el mundo, para que sientan siempre la presencia real de Cristo, se sepan protegidos por los ángeles de Dios y reciban la gracia de perseverar hasta el final en todas las pruebas. Roguemos al Señor.
 
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda la continua asistencia del Espíritu Santo, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de la gloria a la que estamos llamados. Roguemos al Señor.
Intenciones de la Iglesia local.
 
Padre bueno, ayúdanos a transformar la dureza de nuestros corazones en una fuente de caridad para el mundo, de tal forma que, después de haber contribuido con nuestro esfuerzo al crecimiento de tu Reino, reconozcamos que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Que esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora, para que dé fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
 
Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles (Sal 30, 20).
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.



 



EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240901

 



«Cuando el Señor había llegado a la tierra de Genezaret con sus discípulos y había curado con medicina celeste a muchos que allí padecían enfermedades diversas, se le acercaron, dice, unos escribas y fariseos de Jerusalén diciendo: ¿Por qué tus discípulos transgreden las tradiciones de nuestros mayores? Pues no se lavan las manos cuando comen pan. Como los escribas y fariseos no se atrevían a contradecir los poderes manifiestos del Señor, buscaban ocasiones y razonamientos diversos con los cuales reprender o culpar al Señor o a sus discípulos. Por eso, en el presente pasaje acusaban a los discípulos del Señor de transgredir la ley porque no comían el pan con las manos lavadas, según la tradición de los mayores, diciendo: ¿Por qué tus discípulos transgreden las tradiciones de nuestros mayores? Pues no se lavan las manos cuando comen pan. Establecieron ciertamente los antepasados de los judíos, entre otras observancias, también esto: que nadie recibiera alimento o lo comiera si no se había lavado antes las manos. Pero en esta observancia hay más bien un uso y una costumbre humana, no un provecho para la salvación. Por esto esa tradición de los mayores es casi superflua, porque no puede ser provechosa para la salvación. Y no se obtiene justificación alguna a partir de esta tradición, ni se comete un delito si se deja de cumplir. Pues Dios no exige del hombre que cuando vaya a comerse lave las manos, sino que tenga un corazón limpio y una conciencia lavada de las suciedades de los pecados. En verdad, ¿de qué aprovecha lavarse las manos y tener la conciencia manchada?» (San Cromacio de Aquilea [340- ¿408?]. Evangelio de san Mateo. Tratado 53, 1).

viernes, 30 de agosto de 2024

Evangelio del 31 de agosto 2024 Mateo 25, 14-30

 



 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes. A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la capacidad de cada uno, y luego se fue.
 
El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus servidores.
Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros cinco, diciendo: “Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
 
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: “Señor, dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
 
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo: “Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
 
El señor le respondió: “Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que tiene.
 
Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación” ".
 

Reflexión


Encontrar buenas razones para no trabajar puede resultar fácil, pero al final las consecuencias, como en este caso, pueden ser catastróficas, sobre todo, cuando se refiere a trabajar en la construcción del Reino.

 
Viendo una sociedad en la cual el Evangelio no es, ni en mucho ni en poco, la regla de vida viene a nuestra mente el pensar: ¿Qué ha pasado? ¿Por qué después de más de dos mil años desde que se inició la construcción del Reino vivimos todavía en un mundo sin Reino? La respuesta es simple: No ha habido suficientes personas que se interesen en ello. Todo se lo dejamos a los sacerdotes, a los religiosos y esperamos sentados a que todo en el mundo cambie. Recordemos que la responsabilidad que Jesús nos encargó es la de "anunciar el Evangelio" y esto, como claramente lo han expresado todos los santos Padres y los sumos Pontífices, es una responsabilidad que compete a todos.
 
A cada uno de nosotros, Dios nos ha dado una serie de talentos, de dones para que su Palabra sea conocida. Cierto que puede ser que a unos más y a otros menos, pero aun el que menos ha recibido tiene, como mínimo, su vida, que ha de ser testimonio e invitación para que otros sigan el camino de Jesucristo. A éstos, a los que creen que no tienen nada, a los que sólo les ha dado un carisma, esos son los que deben preocuparse y ponerlo a trabajar, pues en la hora en que regrese Jesús no habrá excusas, sólo resultados.
 
Pon al servicio del Señor, al servicio del Evangelio, tus bienes, tus dones, todo lo que has recibido de él, para que puedas oír de Jesús: "Te felicito siervo bueno y fiel, entra a tomar parte en la alegría de tu Señor".

Evangelio del 30 de agosto 2024 Mateo 13, 44-46

 


 
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
 
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la compra".
 
 
Reflexión
 
 
En esta sección de su evangelio, Mateo coleccionó una serie de parábolas de Jesús en las que ilustra lo que significa el Reino. En este par de parábolas, nos deja ver que el Reino es algo tan maravilloso que, quien lo descubre, podríamos hoy decir, quien lo experimenta, tiene por "basura", como dirá san Pablo, todo lo demás.
 
Quien ha tenido la experiencia de Dios, quien ha experimentado que Dios le ama, se da cuenta que la vida en su amor, la vida en el Reino es la única que vale la pena vivirse, es tal la felicidad, la paz, el gozo que experimenta viviendo en el Reino, que desprecia sufrimientos, humillaciones y hasta la vida misma, con tal de permanecer en él. La vida vivida en Jesús, por medio del Espíritu Santo, es decir, la vida del Reino es tan hermosa que nada se puede comparar a ella.
 
Si hoy el mundo continúa fascinado con los placeres, la moda y otras vanidades, es porque no ha descubierto esta perla preciosa, es porque no se ha dejado seducir por el amor de Dios, es porque no ha probado la vida que ofrece el Evangelio. Si tú todavía no la has vivido, si todavía no la has experimentado, pídele en tu oración a Jesús el poder descubrir esa perla, ese tesoro, pues esto cambiará totalmente tu vida.
 
 
 

martes, 27 de agosto de 2024

Evangelio del 28 de agosto 2024 Mateo 23, 27-32

 



En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre! Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
 
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas y adornan las tumbas de los justos, y dicen: 'Si hubiéramos vivido en tiempo de nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de los profetas'! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres comenzaron!"
 
Reflexión
 
Con estas palabras Jesús termina este duro sermón en contra de aquellos que aparentan una cosa y viven de una manera contraria a lo que predican.
 
Nuestra vida será siempre un reflejo de nuestra vida interior. Por ello decía el Padre Esquerda, quien es cristiano no lo puede esconder y quien no lo es no lo puede fingir, ¡SE NOTA! Preguntémonos, pues, ¿cómo es mi vida interior? ¿tengo realmente una relación profunda y personal con Dios por medio de la oración?

lunes, 26 de agosto de 2024

Evangelio del 27 de agosto 2024 Mateo 23, 23-26

 



 

En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino, pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la misericordia y la fidelidad! Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!

 

¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos, mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia! ¡Fariseo ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por fuera".

 

 

Reflexión

 

 

El evangelio de hoy nos enseña que la ley, que es buena cuando uno busca crecer en el amor de Dios, se convierte en un monstruo contra el cual se tiene que estar luchando.

 

Es importante cumplir la ley, pero este cumplimiento no es un cumplimiento irracional, sino que debe llevarnos a lo que inspiró al legislador, que es amar y tener misericordia de los demás, reconociendo que, el único legislador y juez, es Dios.

 

Pensemos pues, hoy, ¿cómo estamos viviendo la ley? ¿Vamos a misa el domingo sólo porque está escrito en la ley, o porque realmente queremos amar más al Señor?

Evangelio del 26 de agosto 2024 Mateo 23, 13-22

 


En aquel tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni dejan pasar a los que quieren entrar.
¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un adepto, y cuando lo consiguen, lo hacen todavía más digno de condenación que ustedes mismos!
 
¡Ay de ustedes, guías ciegos, que enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el oro del templo, sí obliga! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el templo, que santifica al oro? También enseñan ustedes que jurar por el altar no obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está sobre él. Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. Y quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado en él".
Reflexión
El evangelio de hoy nos presenta una reprimenda dura para aquellos que llevan una fe fingida (fariseos y escribas). Tratan de aparentar ante los demás saber la ley y la anuncian, pero para vivirla, le hacen sus propias "acomodaciones".
 
Preguntémonos hoy si nosotros, en algunos momentos, no buscamos acomodar el Evangelio a nuestra "propia conveniencia" a fin de llevar una vida más cómoda.

 

 

 

viernes, 23 de agosto de 2024

Evangelio del 24 de agosto 2024 Juan 1, 45-51

 



 

En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo: "Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José". Natanael replicó: "¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?" Felipe le contestó: "Ven y lo verás".
 
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Este es un verdadero israelita en el que no hay doblez". Natanael le preguntó: "¿De dónde me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que Felipe te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera". Respondió Natanael: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de Israel". Jesús le contestó: "Tú crees, porque te he dicho que te vi debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver". Después añadió: "Yo les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar sobre el Hijo del hombre".

 
Reflexión


 
Una de las cosas que Dios más aprecia en su pueblo es la "autenticidad" y en este pasaje, Jesús lo confirma. Se encontró con un israelita "que no tiene doblez" es decir, con una persona auténtica.
 
Hoy es importante que demos una revisada a nuestra vida, para ver qué tan auténticos somos, no sólo en nuestra vida espiritual, sino en nuestra vida ordinaria. El mundo moderno nos invita a vivir en medio de "máscaras", y es así que muchas veces nos resulta difícil el llegar a conocer a una persona, pues vive debajo de una personalidad o apariencia que no es en definitiva ella misma.
 
Muchos matrimonios fracasan por ello, muchas relaciones se estropean porque nos presentamos "con doblez", la gente llega a perder la confianza en aquellos de quien no se sabe si lo que están diciendo es en realidad para sacar provecho personal.
 
Busca, pues, con la ayuda de Dios el ser tú mismo (sin máscaras); quien te ama, te amará aún más siendo auténtico, y lo que es más importante, Jesús te tendrá como uno de sus discípulos cercanos, como lo fue Natanael.

jueves, 22 de agosto de 2024

Evangelio del 23 de agosto 2024 Mateo 22, 34-40

 


En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los profetas".
 
Reflexión
 
Siempre me ha parecido interesante que siendo el primero y el más importante de los mandamientos el "amar a Dios con todo el corazón, con toda el alma y con toda la mente" sean muy pocas las personas que acuden al sacramento de la reconciliación a reconocer que han fallado a este mandamiento.
 
Ciertamente, como dice Jesús, al fallar a cualquiera de los otros mandamientos estamos fallando a estos dos, sin embargo, esto puede ser un indicativo de qué lugar ocupa Dios en nuestro corazón y la relación que llevamos con él.
 
Si haces un recuento de las últimas veces en que has acudido al sacramento, te darás cuenta de que la mayoría de las veces, éste está ocupado con alguna "falta recurrente", que es el pecado que está distrayendo tu atención de la santidad, además habrás expuesto una serie de imperfecciones relacionadas con tu carácter y con el trato con los demás, pero sería bueno que tu próxima reconciliación sacramental la iniciaras diciendo: "Padre, me arrepiento de no amar a Dios con todo mi corazón, por ello no he orado lo suficiente y esto ha hecho que mi vida no se transforme; esto me ha llevado a pecar contra..."
 
Cuando reconocemos que nuestra principal falta es no amar lo suficiente a Dios, inmediatamente nos daremos cuenta de cuál o cuáles son las causas de esto. Si nos ponemos a trabajar en ellas veremos que nuestras demás faltas irán desapareciendo de nuestra vida.

 

miércoles, 21 de agosto de 2024

Evangelio del 22 de agosto 2024 Mateo 22, 1-14



En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
 
"El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los invitados, pero éstos no quisieron ir.
 
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: 'Tengo preparado el banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está listo. Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los insultaron y los mataron.
 
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
 
Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.
 
Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has entrado aquí sin traje de fiesta?' Aquel hombre se quedó callado. Entonces el rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación'. Porque muchos son los llamados y pocos los escogidos".
 
Reflexión
 
Dios nos ha invitado de muchas maneras a participar del Reino, de la vida en abundancia pensada para el hombre desde toda la eternidad, la cual habíamos perdido por el pecado.
 
Sin embargo, aceptar o no, depende de cada uno de nosotros. ¿Excusas? ¡Muchas! Pero, como vemos en este pasaje, ninguna cuenta, ni para no asistir ni para presentarnos indignamente a la mesa del Señor. Y digo para presentarnos dignamente a la fiesta, pues un detalle que no se conoce y que, a veces hace que se juzgue duramente al rey, que exige a un pobre el llevar vestido de fiesta, es que el traje de fiesta, en este tipo de eventos, era proporcionado por el mismo que hacía la invitación, por lo que no había excusa para no tenerlo. Lo mismo pasa con nosotros.
 
Dios nos ha hecho la invitación sin pensar si somos buenos o malos, pobres o ricos; nos ama y nos ha invitado así como somos. Además nos ha llenado de dones, sobre todo, de la gracia santificante, que es el vestido para la fiesta del Reino.
 
Por ello, no hay excusa para no asistir, para no vivir en el reino del amor, la justicia y la paz en el Espíritu Santo, en una palabra, no hay excusa para no ser santo. 

martes, 20 de agosto de 2024

Evangelio del 21 de agosto 2024 Mateo 20, 1-16


 


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo lo mismo.
 
Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué han estado aquí todo el día sin trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
 
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: 'Llama a los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la tarde y recibieron un denario cada uno.
 
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más; pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a reclamar al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que soportamos el peso del día y del calor'.
 
Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?'
 
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los últimos".
 
 
Reflexión
 
 
Esta parábola de Jesús tiene un profundo significado y pueden sacarse diversas enseñanzas de ella.
 
Entre otras cosas, quiere mostrarnos lo que significa tener "absoluta confianza en la Palabra del Señor". Si nos fijamos, veremos que sólo a los primeros les dijo cuánto les iba a pagar, esto es un denario (es decir lo que un jornalero ganaba en aquel tiempo, lo necesario para que una familia viva un día); a los demás les dijo: "les daré lo que sea justo". Con esta promesa se fueron a trabajar.
 
Hoy en día, cuando alguien nos contrata, lo primero que se pregunta es ¿cuánto voy a ganar?, pues qué tal si lo justo para el señor es sólo cincuenta o cien pesos por el trabajo de 8 horas. Los últimos trabajadores confiaron totalmente en la palabra dada: "nos dará lo justo", y sin embargo, se llevaron la sorpresa de que les dio lo mismo que a los primeros.
 
La primera enseñanza de este pasaje es que la justicia de Dios no es matemática y va mucho más allá de nuestra pobre justicia humana, y que su palabra es de fiar, más allá de lo que nosotros pudiéramos pensar.
 
Cuando leemos las promesas hechas por Jesús, debemos siempre pensar que la realidad es mucho, pero mucho más grande de lo que la palabra expresa. Con este Dios, cómo no vamos a entregarle toda nuestra vida y a trabajar sin descanso por el Reino, si lo que nos ha prometido es mucho más de lo que jamás pudiéramos haber pensado, no importa que sólo hayamos trabajado una hora.


lunes, 19 de agosto de 2024

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240825

 

Las sectas no ofrecen a sus miembros la libertad de escoger. Utilizando la manipulación psicológica o amenazas sutiles de violencia, intentan negar la libertad de sus secuaces y controlarlos a toda costa. La auténtica fe cristiana, en contraste, se basa en la libertad. Como dijo el antiguo escritor cristiano, Lactancio (240-320), si hay una casa en donde se aloja la libertad, es la religión cristiana. Sin embargo, no se trata simplemente de esa especie de libertad que se encuentra en algunos sectores del mundo, como en un supermercado. No es la libertad de escoger entre algunas cosas específicas de la misma naturaleza, por ejemplo, escoger entre diferentes marcas de café. Es una especie de libertad mucho más profunda y fundamental. Es la libertad de optar por Dios o por la muerte. Es la libertad de determinamos a nosotros mismos.

EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240825

 


«Pero no actuaron así los Doce. Por eso les dijo: ¿También vosotros queréis marcharos?, deseando demostrar una vez más que no necesitaba de su servicio y veneración, y que no por ese motivo los llevaba consigo. ¿Cómo puede tener necesidad de ellos quien dice algo semejante? ¿Por qué no los alabó? ¿Por qué no los ensalzó? En primer lugar, por salvaguardar la propia dignidad de maestro, y, en segundo, para demostrarles que era mucho más conveniente atraerles de esa forma. Si los hubiera alabado habrían experimentado un sentimiento muy humano al considerar que le estaban haciendo un favor. Mas, al mostrarles que no necesitaba de su compañía, los sujetó más. Observa con qué prudencia les habló. No les dijo "marchaos", expresión propia de quien despacha, sino que les preguntó: ¿También vosotros queréis marcharos?, frase propia de quien elude toda violencia y obligación, de quien no desea unirse a alguien con algún procedimiento vergonzoso, sino con gratitud. Con no acusarles abiertamente, sino con un trato delicado, les mostró cómo es conveniente actuar en esas circunstancias. Nosotros, sin duda, padecemos adversidades porque lo hacemos todo por nuestra gloria. Por eso juzgamos que nuestras cosas se resienten con el abandono de nuestros criados. Él, en cambio, ni los aduló, ni los apartó de él, sino que sólo les preguntó. No era éste el comportamiento de quien los desprecia, ni de quien desea retenerlos por la fuerza y por obligación. Permanecer en estas condiciones es lo mismo que marcharse. ¿Qué dice entonces Pedro?: ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna... ¿Compruebas que no eran las palabras las que escandalizaban, sino la desidia, la indiferencia y la maldad de los oyentes?» (San Juan Crisóstomo [c.347-407]. Evangelio de Juan. Homilía 47, 3).

DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 25 de agosto 2024

 



 

TENEMOS QUE ESCOGER
Jos 24, 1-2. 15-17. 18; Sal 33; Ef 5, 21-32; Jn 6, 55. 60-69
 
¡Hay que escoger! Es el desafío que las lecturas bíblicas nos lanzan durante la liturgia hoy. En la primera lectura, que describe la alianza que Dios establece con Israel en la ciudad de Siquem, Josué ofrece al pueblo una opción: "elijan hoy a quién han de servir: a los dioses [falsos] ... o al Señor" (v. 15). También Jesús, en nuestro Evangelio, ofrece una opción desafiante a los Doce. Después de pronunciarse sobre el deber de comer su carne y beber su sangre en un discurso que algunos discípulos caracterizan como "dura enseñanza" (v. 60) y que usan como un pretexto para abandonarlo, Jesús mira a sus seguidores más cercanos y les pregunta, "¿Quieren irse?" (v. 67). ¿Cómo respondemos hoy a esta pregunta? ¿Nos vamos? o contestamos como Pedro: "¿a quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!" (v. 68).
 
 
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3
 
Inclina tu oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.
 
 
GLORIA


Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Señor Dios, que unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
 
 
LITURGIA DE LA PALABRA
 
PRIMERA LECTURA
 
Serviremos al Señor, porque él es nuestro Dios.
 
Del libro de Josué: 24, 1-2. 15-17. 18
 
En aquellos días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no les agrada servir al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo serviremos al Señor".
El pueblo respondió: "Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros dioses, porque el Señor es nuestro Dios; Él fue quien nos sacó de la esclavitud de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL
 
Del salmo 33, 2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23.
R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
 
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
 
Los ojos del Señor cuidan al justo, y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. R/.
 
Escucha el Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos de sus fieles y levanta a las almas abatidas. R/.
 
Muchas tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. Por los huesos del justo vela Dios, sin dejar que ninguno se le quiebre. Salva el Señor la vida de sus siervos; no morirán quienes en Él esperan. R/.
 
 
SEGUNDA LECTURA
 
Este es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
 
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-32
 
Hermanos: Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues Él quería presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63. 68
R/. Aleluya, aleluya.
 
Tus palabras, Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
 
 
EVANGELIO
 
Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
 
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 55. 60-69
 
En aquel tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir eso?"
Dándose cuenta Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza? ¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde entonces, muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con Él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo de Dios".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
 


PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
 
 
PLEGARIA UNIVERSAL
 
Pidamos, hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el honor de su nombre, escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te rogamos, Señor.)
 
Para que el Señor, en su infinita bondad, se acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de nuestro obispo N., y de todos los demás obispos, que anuncian la palabra de Dios; para que bendiga a los sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia, se acuerde de todos los fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.
 
Para que Dios conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportunas y buenas cosechas, dé sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que necesitan en cada momento, roguemos al Señor.
 
Para que el Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la misericordia divina, roguemos al Señor.
 
Para que el Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todos aquellos que queremos recordar; para que, a cambio de las riquezas que nos han dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de los bienes temporales, alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.
 
Señor Dios, que por medio de Cristo, el Verbo eterno, nos has hecho descubrir tu amor, escucha nuestras oraciones e ilumina a tus fieles con la luz del Espíritu Santo, para que nada nos aleje de Cristo, el único que tiene palabras de vida eterna, y vive y reina por los siglos de los siglos.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Señor, que con un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede, propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
PREFACIO
 
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
 
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15
 
La tierra está llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra el corazón del hombre.
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Te pedimos, Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 

Evangelio del 20 de agosto 2024 Mateo 19, 23-30


 

En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos".

 

Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron: "Entonces ¿quién podrá salvarse?" Pero Jesús, mirándolos fijamente, les respondió: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es posible".

 

Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: "Señor, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?" Jesús les dijo: "Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.

 

Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos, primeros".

 

Reflexión

 

Este pasaje nos podría dar la impresión de que Jesús tiene algo contra los ricos. Sin embargo, nada más lejano que esto.

 

La Escritura es testigo de que el mismo Jesús tenía entre sus seguidores amigos (algunos eran incluso discípulos) muy ricos. José de Arimatea quien le regaló la tumba y Nicodemo que le llevó los perfumes (que eran muy caros) para la sepultura, esto sin contar al mismo Mateo y a Zaqueo, quien sólo dio la mitad de sus bienes y del que Jesús dijo: "Ahora ha llegado la salvación a esta casa".

 

Lo que impide que un hombre pueda disfrutar del Reino es la esclavitud, la falta de libertad sobre los bienes (o sobre cualquier cosa, incluso nuestros propios pensamientos). Cuando el hombre se aferra a los bienes, como el joven del pasaje, no es libre pues es esclavo de lo que posee. Jesús nos quiere libres, el Reino es para la gente libre, para aquellos que, como Nicodemo, José de Arimatea y tantos más, son capaces de tener sin retener.

 

De aquellos que reconocen que los bienes creados son de y para todos; que acaparar solamente empobrece y esclaviza. Ante esto, ¿qué tan libre eres con respecto a tus bienes? Pues de esto depende que puedas disfrutar la vida del Reino.

domingo, 18 de agosto de 2024

Evangelio del 19 de agosto 2024 Mateo 19, 16-22



En aquel tiempo, se acercó a Jesús un joven y le preguntó: "Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer para conseguir la vida eterna?" Le respondió Jesús: "¿Por qué me preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres entrar en la vida, cumple los mandamientos". Él replicó: "¿Cuáles?"

 

Jesús le dijo: No matarás, no cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.

 

Le dijo entonces el joven: "Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?" Jesús le dijo: "Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme". Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.

 

Reflexión

 

A la pregunta que le hace este joven a Jesús sobre qué cosa es necesaria para alcanzar la vida eterna (que puede ser traducida como: "entrar en el Reino", esto es: para ser feliz), él le responde: "cumple los mandamientos".

 

No le pide otra cosa. Es decir, lo mínimo que necesitamos para que nuestra vida se desarrolle dentro del Reino, es ser fieles a nuestros compromisos bautismales. Hoy en día, como seguramente lo fue en tiempos de este joven, la gente no es feliz, pues, no vive de acuerdo a estos simples principios establecidos por Dios, y que tienen como objeto, advertirnos de todo aquello que es dañino para nuestra vida.

 

La ley, podríamos compararla al aviso que le da la mamá al niño para que no se coma el pastel caliente, que aunque se presenta muy sabroso, ella sabe bien que le hará mal, lo enfermará del estómago. Dios nos ha instruido sobre todo aquello que nos destruye y nos roba la felicidad, por eso Jesús le dice: "Cumple la ley".

 

Si queremos que nuestra vida tenga las características del Reino, que se desarrolle en la alegría y la paz de Dios, que pueda ser plenamente feliz, debemos empezar por cumplir los mandamientos. ¿Por qué no haces hoy una pequeña revisión de cómo estás viviendo esta enseñanza de Jesús? Pregúntate si en realidad estás buscando vivir los mandamientos. 

viernes, 16 de agosto de 2024

Evangelio del 17 de agosto 2024 Mateo 19, 13-15



 

En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente; pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Después les impuso las manos y continuó su camino.

 

 

Reflexión

 

 

De nuevo Jesús nos muestra que la grandeza del hombre no está en sus méritos, en lo que pueda llegar a ser, tener o saber, sino en la sencillez de su corazón.

 

El niño, ejemplo de la simplicidad de la vida y de la fe, es nuestro modelo para seguir a Jesús. Llegar a ser como ellos es nuestra meta, cosa por demás difícil, si no nos ayuda la gracia del Señor, pues nuestra tendencia natural, quizás por el pecado original, es hacia la grandeza, a buscar los primeros lugares, a "complicarnos" la vida. El niño es simple, es transparente, por ello, pude gozarse en las cosas sencillas del Reino, puede apreciar la gracia que hay en Jesús y Jesús se puede regocijar en ellos, pues siempre encuentra lugar en ellos para una sonrisa, para un beso, para un momento de alegría.

 

En medio de este mundo que nos impulsa continuamente a vivir una vida complicada en todas las áreas de nuestra vida, es importante no quitar la vista de lo que realmente es importante para Jesús y luchar con todas nuestras fuerzas para evitar caer en las complicaciones, para hacer nuestra vida y nuestros pensamientos complejos y por lo tanto, pesados y abrumadores.

 

Oremos a nuestro Dios para que nos conceda un corazón simple y transparente como el de los niños, para descansar en él y simplificar nuestra vida. 

jueves, 15 de agosto de 2024

Evangelio del 10 de agosto 2024 Juan 12, 24-26

 


En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.

 

El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté, también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".

 

Reflexión


Ciertamente Dios ha creado todo, como lo asegura el libro del Génesis: "Muy bien y muy bueno".

 

Sin embargo, el pecado ha hecho que, a pesar de esta realidad, como dice san Pablo, no todo nos es conveniente. Y es aquí en dónde se prueba realmente quién es o no verdaderamente cristiano.

 

La tentación se presenta indistintamente para todos, sin embargo, el cristiano, ejercitado en la oración y en la renuncia a sí mismo, convencido que la vida en Cristo vale la pena cualquier renuncia, es capaz de renunciar a todo aquello que, aunque se presenta bajo la apariencia de bien, sabe que lo conducirá irremisiblemente a perder la amistad con Dios.

 

Si no nos ejercitamos en la renuncia, si no somos capaces de negarnos ni siquiera las pequeñas cosas, los pequeños gustos, será muy difícil renunciar a las más grandes y peligrosas tentaciones, lo que hará que nuestra vida quede estéril y sin fruto. Empieza por poco, pero empieza hoy.