sábado, 31 de agosto de 2024

DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 1 de Septiembre 2024

 



 PARA COMPRENDER LA REVELACIÓN DIVINA


Deut 4, 1-2.6-8; Sal 14; Sant 1,17-18.21-22.27; Mc 7,1-8
 
En las lecturas de hoy, vemos varios intentos a lo largo de los años de comprender la revelación de Dios. En la primera, la revelación divina toma la forma de "las leyes y las normas" (v. 1) compiladas en la Ley mosaica. En el Evangelio, Jesús distingue entre las tradiciones humanas por un lado y la Ley, por el otro lado, entendida como una expresión de la cercanía de Dios (v. 6). Finalmente, el autor de la Carta de Santiago abandona el concepto de la Ley y escribe acerca de la Palabra de la verdad (v. 18) que es superior a la ley porque engendra hijos y produce muchos frutos (v. 18). Cada lectura bíblica, respondiendo a las circunstancias en que se escribió y basándose en el pasado, intenta comprender cómo Dios se ha revelado a nosotros.
 


ANTÍFONA DE ENTRADA
 
Dios mío, ten piedad de mí, pues sin cesar te invoco: Tú eres bueno y clemente, y rico en misericordia con quien te invoca (Cfr. Sal 85, 3. 5).
 
 
GLORIA
 
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
 
 
ORACIÓN COLECTA
 
Dios de toda virtud, de quien procede todo lo que es bueno, infunde en nuestros corazones el amor de tu nombre, y concede que, haciendo más religiosa nuestra vida, hagas crecer el bien que hay en nosotros y lo conserves con solicitud amorosa. Por nuestro Señor Jesucristo...
           
 
PRIMERA LECTURA (Deut 4, 1-2. 6-8)
 
Del libro del Deuteronomio
 
En aquellos días, habló Moisés al pueblo, diciendo: "Ahora, Israel, escucha los mandatos y preceptos que te enseño, para que los pongas en práctica y puedas así vivir y entrar a tomar posesión de la tierra que el Señor, Dios de tus padres, te va a dar. No añadirán nada ni quitarán nada a lo que les mando: Cumplan los mandamientos del Señor que yo les enseño, como me ordena el Señor, mi Dios. Guárdenlos y cúmplanlos porque ellos son su sabiduría y su prudencia a los ojos de los pueblos. Cuando tengan noticias de todos estos preceptos, se dirán: 'En verdad esta gran nación es un pueblo sabio y prudente'.
Porque, ¿cuál otra nación hay tan grande que tenga dioses tan cercanos como lo está nuestro Dios, siempre que lo invocamos? ¿cuál es la gran nación cuyos mandatos y preceptos sean tan justos como toda esta ley que ahora les doy?".
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
 
 
SALMO RESPONSORIAL (Sal 14)
 
R. ¿Quién será grato a tus ojos, Señor?
 
El hombre que procede honradamente y obra con justicia; el que es sincero en sus palabras y con su lengua a nadie desprestigia. / R.
 
Quien no hace mal al prójimo ni difama al vecino; quien no ve con aprecio a los malvados, pero honra a quienes temen al Altísimo. / R.
 
Quien presta sin usura y quien no acepta soborno en perjuicio de inocentes, ése será agradable a los ojos de Dios eternamente. / R.
           
           
SEGUNDA LECTURA (Sant 1, 17-18. 21-22. 27)
 
De la carta del apóstol Santiago
 
Hermanos: Todo beneficio y todo don perfecto viene de lo alto, del creador de la luz, en quien no hay ni cambios ni sombras. Por su propia voluntad nos engendró mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
Acepten dócilmente la palabra que ha sido sembrada en ustedes y es capaz de salvarlos. Pongan en práctica esa palabra y no se limiten a escucharla, engañándose a ustedes mismos. La religión pura e intachable a los ojos de Dios Padre, consiste en visitar a los huérfanos y a las viudas en sus tribulaciones, y en guardarse de este mundo corrompido.
Palabra de Dios.
A. Te alabamos, Señor.
 
 
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO (Sant 1, 18)         
 
Aleluya, aleluya. Por su propia voluntad el Padre nos engendró mediante la palabra de la verdad, para que fuéramos, en cierto modo, primicias de sus creaturas.
R. Aleluya, aleluya.
 
 
EVANGELIO (Mc 7, 1-8. 14-15. 21-23)
 
Del santo Evangelio según san Marcos
Gloria a ti, Señor.
 
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús los fariseos y algunos escribas venidos de Jerusalén. Viendo que algunos de los discípulos de Jesús comían con las manos impuras, es decir, sin habérselas lavado, los fariseos y los escribas le preguntaron: "¿Por qué tus discípulos comen con manos impuras y no siguen la tradición de nuestros mayores?" (Los fariseos y los judíos, en general, no comen sin lavarse antes las manos hasta el codo, siguiendo la tradición de sus mayores; al volver del mercado, no comen sin hacer primero las abluciones, y observan muchas otras cosas por tradición, como purificar los vasos, las jarras y las ollas).
Jesús les contestó: "Qué bien profetizó Isaías sobre ustedes, hipócritas, cuando escribió: Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. Es inútil el culto que me rinden, porque enseñan doctrinas que no son sino preceptos humanos! Ustedes dejan a un lado el mandamiento de Dios, para aferrarse a las tradiciones de los hombres".
Después, Jesús llamó a la gente y les dijo: "Escúchenme todos y entiéndanme. Nada que entre de fuera puede manchar al hombre; lo que sí lo mancha es lo que sale de dentro; porque del corazón del hombre salen las intenciones malas, las fornicaciones, los robos, los homicidios, los adulterios, las codicias, las injusticias, los fraudes, el desenfreno, las envidias, la difamación, el orgullo y la frivolidad. Todas estas maldades salen de dentro y manchan al hombre".
Palabra del Señor.
A. Gloria a ti, Señor Jesús.
 
 
PROFESIÓN DE FE
 
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
 
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
 
 
ORACIÓN UNIVERSAL
 
Hermanos, elevemos nuestras plegarias a Dios Padre, para que, por la intercesión de Cristo, que con su obediencia nos alcanza la gracia, salga en nuestro auxilio y favor. Con confianza digamos juntos:
Cristo, escúchanos.
 
Por la santidad de todos los ministros ordenados y por la unidad de toda la Iglesia peregrina, para que anuncien al mundo la Buena Nueva. Roguemos al Señor.
 
Por los gobernantes de las naciones, para que, iluminados por Cristo, sepan conducir a sus pueblos hacia la paz y la fraternidad, procurando siempre el progreso y la unidad. Roguemos al Señor.
 
Por los cristianos perseguidos en el mundo, para que sientan siempre la presencia real de Cristo, se sepan protegidos por los ángeles de Dios y reciban la gracia de perseverar hasta el final en todas las pruebas. Roguemos al Señor.
 
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda la continua asistencia del Espíritu Santo, a fin de que sepamos descubrir la esperanza de la gloria a la que estamos llamados. Roguemos al Señor.
Intenciones de la Iglesia local.
 
Padre bueno, ayúdanos a transformar la dureza de nuestros corazones en una fuente de caridad para el mundo, de tal forma que, después de haber contribuido con nuestro esfuerzo al crecimiento de tu Reino, reconozcamos que sólo hemos hecho lo que teníamos que hacer. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
 
 
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
 
Que esta ofrenda sagrada, Señor, nos traiga siempre tu bendición salvadora, para que dé fruto en nosotros lo que realiza el misterio. Por Jesucristo, nuestro Señor.
 
 
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
 
Qué grande es tu bondad, Señor, que tienes reservada para tus fieles (Sal 30, 20).
 
 
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
 
Saciados con el pan de esta mesa celestial, te suplicamos, Señor, que este alimento de caridad fortalezca nuestros corazones, para que nos animemos a servirte en nuestros hermanos. Por Jesucristo, nuestro Señor.



 



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