Evangelio del 5 de octubre 2024 Lucas 10, 17-24
En aquel tiempo, los setenta y
dos discípulos regresaron llenos de alegría y le dijeron a Jesús: "Señor,
hasta los demonios se nos someten en tu nombre".
Él les contestó: "Vi a
Satanás caer del cielo como el rayo. A ustedes les he dado poder para aplastar
serpientes y escorpiones y para vencer toda la fuerza del enemigo, y nada les
podrá hacer daño. Pero no se alegren de que los demonios se les sometan.
Alégrense más bien de que sus nombres están escritos en el cielo".
En aquella misma hora, Jesús se
llenó de júbilo en el Espíritu Santo y exclamó: "¡Te doy gracias, Padre,
Señor del cielo y de la tierra, porque has escondido estas cosas a los sabios y
a los entendidos, y las has revelado a la gente sencilla! ¡Gracias, Padre,
porque así te ha parecido bien! Todo me lo ha entregado mi Padre y nadie conoce
quién es el Hijo, sino el Padre; ni quién es el Padre, sino el Hijo y aquel a
quien el Hijo se lo quiera revelar".
Volviéndose a sus discípulos, les
dijo aparte: "Dichosos los ojos que ven lo que ustedes ven. Porque yo les
digo que muchos profetas y reyes quisieron ver lo que ustedes ven y no lo
vieron, y oír lo que ustedes oyen y no lo oyeron".
Reflexión
Quisiera que centráramos nuestra
atención en los últimos versículos del texto, pues creo que realmente nosotros
somos muy afortunados, los que vivimos en estos últimos tiempos; nosotros que
hemos tenido la dicha de escuchar la Palabra del Señor y llenarnos de su amor y
de su paz.
Esto me lleva a pensar en todos
los hermanos que no han escuchado nunca este mensaje o peor aún, en los que lo
han escuchado y lo han rechazado, sin darse cuenta de que esto los priva de la
felicidad y del amor que Dios nos ofrece. Es realmente triste darnos cuenta de
que, aún hoy en día, como en los tiempos de Jesús, la gente sigue tan metida en
sus propias cosas que no son capaces de poner atención al mensaje del
Evangelio.
Por eso nosotros, en especial tú
que hoy estás leyendo este evangelio, eres realmente afortunado, pues estoy
seguro de que si continúas diariamente leyendo y profundizando en el mensaje de
Jesús, esto traerá para tu vida muchas gracias y bendiciones; tu vida y la de
tu familia se enriquecerán enormemente. Dale gracias a Dios por haberte
concedido tener acceso a las maravillas de su amor, y continúa extasiándote con
todo lo que Dios hace día con día en tu vida.
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