Evangelio del 27 de septiembre 2024 Lucas 9, 18-22
Un día en que Jesús, acompañado
de sus discípulos, había ido a un lugar solitario para orar, les preguntó:
"¿Quién dice la gente que soy yo?" Ellos contestaron: "Unos
dicen que eres Juan el Bautista; otros, que Elías; y otros, que alguno de los
antiguos profetas, que ha resucitado".
Él les dijo: "Y ustedes,
¿quién dicen que soy yo?" Respondió Pedro: "El Mesías de Dios".
Entonces Jesús les ordenó severamente que no lo dijeran a nadie.
Después les dijo: "Es
necesario que el Hijo del hombre sufra mucho, que sea rechazado por los
ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, que sea entregado a la muerte y
que resucite al tercer día".
Reflexión
La respuesta de Pedro a Jesús es
correcta, sin embrago, la idea de Mesías no es la correcta. El pasaje nos deja
ver cómo los apóstoles esperaban un Mesías que les resolviera todos sus
problemas, un Mesías que los liberara de los romanos, que les devolviera el
poder económico.
Jesús los corrige de nuevo. El
Reino y el mesianismo que él trae están relacionados con la cruz, con la
renuncia, con el rechazo por parte de los "importantes". No es un
cristianismo de privilegios sino de esfuerzo y donación. Puede ser que hoy
todavía muchos de nosotros estemos esperando este tipo de "Mesías".
Un Mesías
"resuelve-todo", sin embargo, Jesús nos ha obtenido del Padre el
poder del Espíritu Santo. Con él y nuestra colaboración, seremos capaces de
responder a las exigencias de la vida y llevar adelante nuestros proyectos. Y
tú, ¿qué tipo de Mesías piensas que es Jesús?
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