DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 25 de agosto 2024
TENEMOS QUE
ESCOGER
Jos 24, 1-2.
15-17. 18; Sal 33; Ef 5, 21-32; Jn 6, 55. 60-69
¡Hay que
escoger! Es el desafío que las lecturas bíblicas nos lanzan durante la liturgia
hoy. En la primera lectura, que describe la alianza que Dios establece con
Israel en la ciudad de Siquem, Josué ofrece al pueblo una opción: "elijan
hoy a quién han de servir: a los dioses [falsos] ... o al Señor" (v. 15).
También Jesús, en nuestro Evangelio, ofrece una opción desafiante a los Doce.
Después de pronunciarse sobre el deber de comer su carne y beber su sangre en
un discurso que algunos discípulos caracterizan como "dura enseñanza"
(v. 60) y que usan como un pretexto para abandonarlo, Jesús mira a sus
seguidores más cercanos y les pregunta, "¿Quieren irse?" (v. 67).
¿Cómo respondemos hoy a esta pregunta? ¿Nos vamos? o contestamos como Pedro:
"¿a quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!" (v. 68).
ANTÍFONA DE
ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3
Inclina tu
oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de
mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que
unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar
lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la
inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se
halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Serviremos al
Señor, porque él es nuestro Dios.
Del libro de
Josué: 24, 1-2. 15-17. 18
En aquellos
días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los
ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron
en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no les agrada servir
al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que
sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los
amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo
serviremos al Señor".
El pueblo
respondió: "Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros
dioses, porque el Señor es nuestro Dios; Él fue quien nos sacó de la esclavitud
de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo
el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también
nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios".
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo 33,
2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23.
R/. Haz la
prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al
Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del
Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Los ojos del
Señor cuidan al justo, y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el
malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. R/.
Escucha el
Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos
de sus fieles y levanta a las almas abatidas. R/.
Muchas
tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. Por los huesos
del justo vela Dios, sin dejar que ninguno se le quiebre. Salva el Señor la
vida de sus siervos; no morirán quienes en Él esperan. R/.
SEGUNDA LECTURA
Este es un gran
misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del
apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-32
Hermanos:
Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a
sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la
mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo
tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean
dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a
sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para
santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues Él quería
presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos
deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se
ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da
alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su
cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero
a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63. 68
R/. Aleluya,
aleluya.
Tus palabras,
Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
EVANGELIO
Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Del santo
Evangelio según san Juan: 6, 55. 60-69
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre
es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús
dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir
eso?"
Dándose cuenta
Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu
es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he
dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no
creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y
quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que
nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde entonces,
muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con Él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren
dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el
Santo de Dios".
Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo
Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección
de los muertos y la vida del mundo futuro.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el honor de su nombre,
escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te
rogamos, Señor.)
Para que el
Señor, en su infinita bondad, se acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de
nuestro obispo N., y de todos los demás obispos, que anuncian la palabra de
Dios; para que bendiga a los sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia,
se acuerde de todos los fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.
Para que Dios
conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportunas y buenas cosechas, dé
sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y
constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que necesitan en cada
momento, roguemos al Señor.
Para que el
Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento
de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no
recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la
misericordia divina, roguemos al Señor.
Para que el
Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todos
aquellos que queremos recordar; para que, a cambio de las riquezas que nos han
dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de los bienes temporales,
alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.
Señor Dios, que
por medio de Cristo, el Verbo eterno, nos has hecho descubrir tu amor, escucha
nuestras oraciones e ilumina a tus fieles con la luz del Espíritu Santo, para
que nada nos aleje de Cristo, el único que tiene palabras de vida eterna, y
vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Señor, que con
un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede,
propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio
Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y
alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la
obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al
honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu
propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo,
Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el
cielo.
Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA
COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15
La tierra está
llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra
el corazón del hombre.
ORACIÓN DESPUÉS
DE LA COMUNIÓN
Te pedimos,
Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en
nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos
a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
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