Evangelio del 16 de agosto 2024 Mateo 19, 3-12
En aquel tiempo, se acercaron a Jesús unos fariseos y le
preguntaron, para ponerle una trampa: "¿Le está permitido al hombre
divorciarse de su esposa por cualquier motivo?" Jesús les respondió:
"¿No han leído que el Creador, desde un principio los hizo hombre y mujer,
y dijo: 'Por eso el hombre dejará a su padre y a su madre, para unirse a su
mujer, y serán los dos una sola cosa?'. De modo que ya no son dos, sino una
sola cosa. Así pues, lo que Dios ha unido, que no lo separe el hombre".
Pero ellos replicaron: "Entonces ¿por qué ordenó Moisés
que el esposo le diera a la mujer un acta de separación, cuando se divorcia de
ella?"
Jesús les contestó: "Por la dureza de su corazón,
Moisés les permitió divorciarse de sus esposas; pero al principio no fue así. Y
yo les declaro que quienquiera que se divorcie de su esposa, salvo el caso de
que vivan en unión ilegítima, y se case con otra, comete adulterio; y el que se
case con la divorciada, también comete adulterio".
Entonces le dijeron sus discípulos: "Si ésa es la
situación del hombre con respecto a su mujer, no conviene casarse". Pero
Jesús les dijo: "No todos comprenden esta enseñanza, sino sólo aquellos a
quienes se les ha concedido. Pues hay hombres que, desde su nacimiento, son
incapaces para el matrimonio; otros han sido mutilados por los hombres, y hay
otros que han renunciado al matrimonio por el Reino de los cielos. Que lo
comprenda aquel que pueda comprenderlo".
Reflexión
Jesús es claro sobre la realidad del sacramento del
matrimonio: éste crea la unidad entre el hombre y la mujer pues "ya no son
dos sino uno solo".
Dios creó un solo ser: "el hombre", y éste en dos
sexos, con el fin de que el hombre y la mujer se complementen y alcancen así la
perfección. La causa que está a la base del divorcio es precisamente que, las
parejas durante el noviazgo no buscan complementarse el uno al otro, sino
pasársela bien. Este aspecto de complementariedad exige renuncias y sacrificios
por parte de los dos, pues la complementariedad debe ser mutua. Lógicamente,
cuando no se dio, ni se entendió que ésta, es la realidad del matrimonio, la
pareja tiende a buscar quién o qué lo complemente.
Peor aún, es que tampoco son conscientes de que la relación
que se estableció es PARA SIEMPRE, por lo que deben hacer todo lo posible por
rescatar lo que se pudiera estar perdiendo (clásico de nuestro mundo utilitarista:
todo es desechable).
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