Evangelio del 13 de agosto 2024 Mateo 18, 1-5. 10. 12-14
En cierta ocasión, los discípulos se acercaron a Jesús y le
preguntaron: "¿Quién es el más grande en el Reino de los cielos?"
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y les dijo:
"Yo les aseguro a ustedes que si no cambian y no se hacen como los niños,
no entrarán en el Reino de los cielos. Así pues, quien se haga pequeño como
este niño, ése es el más grande en el Reino de los cielos. Y el que reciba a un
niño como éste en mi nombre, me recibe a mí.
Cuidado con despreciar a uno de estos pequeños, pues yo les
digo que sus ángeles, en el cielo, ven continuamente el rostro de mi Padre, que
está en el cielo.
¿Qué les parece? Si un hombre tiene cien ovejas y se le
pierde una, ¿acaso no deja las noventa y nueve en los montes, y se va a buscar
a la que se le perdió? Y si llega a encontrarla, les aseguro que se alegrará
más por ella, que por las noventa y nueve que no se le perdieron. De igual
modo, el Padre celestial no quiere que se pierda ni uno solo de estos
pequeños".
Reflexión
Dos grandes enseñanzas nos vienen de este pasaje de la
Escritura.
El primero nos ayuda a entender que la grandeza del hombre,
contrariamente a lo que el mundo nos diría, no está en ser el más importante
(de la oficina, de la escuela, de la ciudad, del mundo), sino en el vivir con
sencillez la vida, como lo hace un niño. El niño no se afana por estas ideas de
nosotros los adultos. Su mundo infantil está lleno de pequeñas cosas, de
sencillez, de mansedumbre y de inocencia.
El segundo, y que quizás hoy tiene una importancia capital,
es el cuidado que debemos tener con los niños, sobre todo, en su formación.
Nuestros niños crecen hoy expuestos a muchos y graves peligros en su formación.
La televisión, los videojuegos, la falta de atención de muchos padres que, bajo
la premisa del trabajo de ambos, los dejan crecer sin mucha tutela, hacen que
nuestros pequeños pierdan rápidamente la inocencia; los hacemos adultos en unos
cuantos años.
Y lo más grave, es que se hacen adultos con criterios,
muchas veces, contrarios al Evangelio. Su mundo hoy está formado por monstruos
espaciales, armas, guerras, mujeres que distan mucho de ser el ideal femenino y
una gran violencia. Es necesario que tomemos con seriedad lo que hoy nos dice
Jesús: "El Padre no quiere que ninguno de estos niños se pierda". La
pregunta que surge es: Y tú, ¿qué vas a hacer?
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