DOMINGO XIX DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 11 de agosto 2024
EL PAN QUE BAJA DEL CIELO
1 Re 19, 4-8; Sal 33; Ef 4, 30-5, 2; Jn 6,41-51
El relato del Éxodo, que empieza con la liberación de Israel de la
esclavitud y concluye con su entrada en la tierra prometida, ha sido
fundamental no sólo en el judaísmo sino también, de manera distinta, en la fe
cristiana. Su importancia se evidencia en algunas lecturas bíblicas de hoy, que
remontan al episodio del Éxodo sobre el maná en el desierto (Ex 16, 1-36). En
la primera lectura, Elías, como los Israelitas en el relato del Éxodo, murmura
contra la vida y, como respuesta divina, recibe el pan (vv. 6 y 8) que le da la
fuerza para caminar hacía el Monte Horeb, nombre alternativo para el Monte
Sinaí del Éxodo. En el Evangelio, los judíos, como los Israelitas del Éxodo,
murmuran contra Jesús (v. 41) y reciben pan del cielo, símbolo de la fe, la
eucaristía y Jesús mismo.
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 73, 20, 9. 22. 23
Acuérdate, Señor, de tu alianza; no olvides por más tiempo la suerte de
tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa; no olvides las voces de los
que te buscan.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo,
invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu
de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia
que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Con la fuerza de aquel alimento, caminó hasta el monte del Señor.
Del primer libro de los Reyes: 19, 4-8
En aquellos tiempos, caminó Elías por el desierto un día entero y
finalmente se sentó bajo un árbol de retama, sintió deseos de morir y dijo:
"Basta ya, Señor. Quítame la vida, pues yo no valgo más que mis
padres". Después se recostó y se quedó dormido.
Pero un ángel del Señor llegó a despertarlo y le dijo: "Levántate
y come". Elías abrió los ojos y vio a su cabecera un pan cocido en las
brasas y un jarro de agua. Después de comer y beber, se volvió a recostar y se
durmió. Por segunda vez, el ángel del Señor lo despertó y le dijo:
"Levántate y come, porque aún te queda un largo camino". Se levantó
Elías. Comió y bebió. Y con la fuerza de aquel alimento, caminó cuarenta días y
cuarenta noches hasta el Horeb, el monte de Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 33, 2-3 4-5. 6-7. 8-9.
R/. Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me
siento orgulloso del Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Proclamemos la grandeza del Señor y alabemos todos juntos su poder.
Cuando acudí al Señor, me hizo caso y me libró de todos mis temores. R/.
Confía en el Señor y saltarás de gusto, jamás te sentirás decepcionado,
porque el Señor escucha el clamor de los pobres y los libra de todas sus
angustias. R/.
Junto a aquellos que temen al Señor el ángel del Señor acampa y los
protege Haz la prueba y verás qué bueno es el Señor. Dichoso el hombre que se
refugia en El. R/.
SEGUNDA LECTURA
Vivan amando como Cristo, que nos amó y se entregó por nosotros.
De la carta del apóstol san Pablo a los efesios: 4, 30-5, 2
Hermanos: No le causen tristeza al Espíritu Santo, con el que Dios los
ha marcado para el día de la liberación final.
Destierren de ustedes la aspereza, la ira, la indignación, los
insultos, la maledicencia y toda clase de maldad. Sean buenos y comprensivos, y
perdónense los unos a los otros, como Dios los perdonó, por medio de Cristo.
Imiten, pues, a Dios como hijos queridos. Vivan amando como Cristo, que nos amó
y se entregó por nosotros, como ofrenda y víctima.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Jn 6, 51
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo, dice el Señor; el que coma
de este pan vivirá para siempre. R/.
EVANGELIO
Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo.
Del santo Evangelio según san Juan: 6, 41-51
En aquel tiempo, los judíos murmuraban contra Jesús, porque había
dicho: "Yo soy el pan vivo que ha bajado del cielo", y decían:
"¿No es éste, Jesús, el hijo de José? ¿Acaso no conocemos a su padre y a
su madre? ¿Cómo nos dice ahora que ha bajado del cielo?"
Jesús les respondió: "No murmuren. Nadie puede venir a mí, si no
lo atrae el Padre, que me ha enviado; y a ese yo lo resucitaré el último día.
Está escrito en los profetas: Todos serán discípulos de Dios. Todo aquel que
escucha al Padre y aprende de Él, se acerca a mí. No es que alguien haya visto
al Padre, fuera de aquel que procede de Dios. Ese sí ha visto al Padre.
Yo les aseguro: el que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de
la vida. Sus padres comieron el maná en el desierto y sin embargo, murieron.
Éste es el pan que ha bajado del cielo para que, quien lo coma, no muera. Yo
soy el pan vivo que ha bajado del cielo; el que coma de este pan vivirá para
siempre. Y el pan que yo les voy a dar es mi carne para que el mundo tenga
vida".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a nuestro Señor Jesucristo, para que, acordándose de
su promesa, escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre.
Digamos: escúchanos, Señor. (R/. Escúchanos, Señor.)
Por la paz que desciende del cielo, por la unión de las Iglesias y por
la salvación de nuestras almas, roguemos al Señor.
Por los que trabajan por el bien de los pobres, por los que ayudan a
los ancianos y por los que cuidan a niños y desvalidos, roguemos al Señor.
Por los que están abatidos o sometidos a una prueba, por los que están
en peligro, por el retorno de los extraviados y por la libertad de los
encarcelados, roguemos al Señor.
Por los que en este momento están orando con nosotros, por los que han
pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno de nuestros hermanos difuntos,
roguemos al Señor.
Escucha, Señor, nuestras oraciones y guía a tu Iglesia peregrina en el
mundo; sostenla con el alimento que da la vida eterna, para que, perseverando
en la fe cristiana, llegue a contemplar el resplandor de tu rostro. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle
en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se
conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación
darte gracias y alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios
todopoderoso y eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio
Pascual, realizó la obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y
de la muerte al honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación
consagrada, pueblo de tu propiedad, para que, trasladados por ti de las
tinieblas a tu luz admirable, proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso
con los ángeles y los arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos
sin cesar el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el cielo.
Bendito el que viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Sal 147. 12. 14
Alaba, Jerusalén, al Señor, porque te alimenta con lo mejor de su
trigo.
ORACIÓN DESPUES DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y
nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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