En aquel tiempo, Jesús dijo a Pedro: "Sígueme". Pedro,
volviendo la cara, vio que iba detrás de ellos el discípulo a quien Jesús
amaba, el mismo que en la cena se había reclinado sobre su pecho y le había
preguntado: 'Señor, ¿quién es el que te va a traicionar?' Al verlo, Pedro le
dijo a Jesús: "Señor, ¿qué va a pasar con éste?" Jesús le respondió:
"Si yo quiero que éste permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué? Tú,
sígueme".
Por eso comenzó a correr entre los hermanos el rumor de que ese
discípulo no habría de morir. Pero Jesús no dijo que no moriría, sino: 'Si yo
quiero que permanezca vivo hasta que yo vuelva, ¿a ti qué?'
Ese es el discípulo que atestigua estas cosas y las ha puesto por
escrito, y estamos ciertos de que su testimonio es verdadero. Muchas otras
cosas hizo Jesús y creo que, si se relataran una por una, no cabrían en todo el
mundo los libros que se escribieran.
Reflexión
El llamado que nos hace Jesús a seguirlo no supone una similitud en la
vocación; cierto que todos somos llamados a seguir al maestro, pero el destino
de cada uno es diferente, además el llamado a seguir a Jesús se realiza de un
modo particular en cada cristiano.
Pero el llamado a la misión no tiene sentido sin el llamado a la
intimidad y amistad con Jesús, porque lo que se va a anunciar no es una
filosofía ni una doctrina, se va anunciar la experiencia de amor y amistad con
el Hijo de Dios. Sólo quien ha experimentado el amor de Jesús es capaz de
anunciarlo a los demás.
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