Evangelio del 2 de enero 2025

Evangelio del 2 de enero 2025
Juan 1, 19-28
Este es el testimonio que dio Juan el Bautista, cuando los judíos
enviaron desde Jerusalén a unos sacerdotes y levitas para preguntarle:
"¿Quién eres tú?"
El reconoció y no negó quién era. El afirmó: "Yo no soy el
Mesías". De nuevo le preguntaron: "¿Quién eres, pues? ¿Eres
Elías?" Él les respondió: "No lo soy". "¿Eres el
profeta?" Respondió: "No". Le dijeron: "Entonces dinos
quién eres, para poder llevar una respuesta a los que nos enviaron. ¿Qué dices
de ti mismo?" Juan les contestó: "Yo soy la voz que grita en el
desierto: ‘Enderecen el camino del Señor’, como anunció el profeta
Isaías".
Los enviados, que pertenecían a la secta de los fariseos, le
preguntaron: "Entonces ¿por qué bautizas, si no eres el Mesías, ni Elías,
ni el profeta?" Juan les respondió: "Yo bautizo con agua, pero en
medio de ustedes hay uno, al que ustedes no conocen, alguien que viene detrás
de mí, a quien yo no soy digno de desatarle las correas de sus sandalias".
Esto sucedió en Betania, en la otra orilla del Jordán, donde Juan bautizaba.
Reflexión
Al iniciar el año civil, la palabra de Dios nos invita a descubrir que
Jesús ya está en medio de nosotros. Está presente en nuestros hermanos, sobre
todo, en los más necesitados, en su Palabra, en la Eucaristía, en la oración.
Es triste que muchos de nosotros, por estar sumergidos en el mar de
nuestras ocupaciones diarias no seamos capaces de descubrirlo. Por ello, es
fundamental que al iniciar nuestro día y, al menos de vez en cuando, nos
detengamos un momento y veamos a nuestro alrededor; que iniciemos nuestro día
con un momento de oración y silencio que nos permita descubrir al Dios cercano
que busca ser parte de nuestro día y de nuestra misma historia.
Decía un santo sacerdote: No dejes lo importante por hacer lo urgente.
Lo único importante es Dios, todo lo demás siempre será urgente.
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