DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C Domingo 26 de enero 2025
DOMINGO III DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo C
Domingo 26 de enero 2025
ANTÍFONA DE ENTRADA Sal 95, 1. 6
Canten al Señor un cántico nuevo, hombres de toda la tierra, canten al
Señor. Hay brillo y esplendor en su presencia, y en su templo, belleza y
majestad.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, dirige nuestros pasos de manera que podamos
agradarte en todo y así merezcamos, en nombre de tu Hijo amado, abundar en toda
clase de obras buenas. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y reina
contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los siglos.
PRIMERA LECTURA
Del libro de Nehemías 8, 2-4a. 5-6. 8-10
En aquellos días, Esdras, el sacerdote, trajo el libro de la ley ante
la asamblea, formada por los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de
razón.
Era el día primero del mes séptimo, y Esdras leyó desde el amanecer
hasta el mediodía, en la plaza que está frente a la puerta del Agua, en
presencia de los hombres, las mujeres y todos los que tenían uso de razón. Todo
el pueblo estaba atento a la lectura del libro de la ley. Esdras estaba de pie
sobre un estrado de madera, levantado para esta ocasión. Esdras abrió el libro
a la vista del pueblo, pues estaba en un sitio más alto que todos, y cuando lo
abrió, el pueblo entero se puso de pie. Esdras bendijo entonces al Señor, el
gran Dios, y todo el pueblo, levantando las manos, respondió: “¡Amén!”, e
inclinándose, se postraron rostro en tierra.
Los levitas leían el libro de la ley de Dios con claridad y explicaban
el sentido, de suerte que el pueblo comprendía la lectura.
Entonces Nehemías, el gobernador, Esdras, el sacerdote y escriba, y los
levitas que instruían a la gente, dijeron a todo el pueblo: “Este es un día
consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén ustedes tristes ni lloren (porque
todos lloraban al escucharlas palabras de la ley). Vayan a comer
espléndidamente, tomen bebidas dulces y manden algo a los que nada tienen, pues
hoy es un día consagrado al Señor, nuestro Dios. No estén tristes, porque
celebrar al Señor es nuestra fuerza”. Palabra de Dios.
SALMO 18
R/. Tú tienes, Señor, palabras de vida eterna.
La ley del Señor es perfecta del todo y reconforta el alma; inmutables
son las palabras del Señor y hacen sabio al sencillo. R/.
En los mandamientos del Señor hay rectitud y alegría para el corazón;
son luz los preceptos del Señor para alumbrar
el camino. R/.
La voluntad de Dios es santa y para siempre estable; los mandamientos
del Señor son verdaderos y enteramente justos. R/.
Que sean gratas las palabras de mi boca y los anhelos de mi corazón.
Haz, Señor, que siempre te busque, pues eres mi refugio y salvación. R/.
SEGUNDA LECTURA
De la primera carta del apóstol san Pablo a los corintios 12, 12-30
Hermanos: Así como el cuerpo es uno y tiene muchos miembros y todos
ellos, a pesar de ser muchos, forman un solo cuerpo, así también es Cristo.
Porque todos nosotros, seamos judíos o no judíos, esclavos o libres, hemos sido
bautizados en un mismo Espíritu, para formar un solo cuerpo, y a todos se nos
ha dado a beber del mismo Espíritu.
El cuerpo no se compone de un solo miembro, sino de muchos. Si el pie
dijera: “No soy mano, entonces no formo parte del cuerpo”, ¿dejaría por eso de
ser parte del cuerpo? Y si el oído dijera: “Puesto que no soy ojo, no soy del
cuerpo”, ¿dejaría por eso de ser parte del cuerpo? Si todo el cuerpo fuera ojo,
¿con qué oiríamos? Y si todo el cuerpo fuera oído, ¿con qué oleríamos? Ahora
bien, Dios ha puesto los miembros del cuerpo cada uno en su lugar, según lo
quiso. Si todos fueran un solo miembro, ¿dónde estaría el cuerpo?
Cierto que los miembros son muchos, pero el cuerpo es uno solo. El ojo
no puede decirle a la mano: “No te necesito”; ni la cabeza, a los pies:
“Ustedes no me hacen falta”. Por el contrario, los miembros que parecen más
débiles son los más necesarios. Y a los más íntimos los tratamos con mayor
decoro, porque los demás no lo necesitan. Así formó Dios el cuerpo, dando más
honor a los miembros que carecían de él, para que no haya división en el cuerpo
y para que cada miembro se preocupe de los demás. Cuando un miembro sufre,
todos sufren con él; y cuando recibe honores, todos se alegran con él.
Pues bien, ustedes son el cuerpo de Cristo y cada uno es un miembro de
él. [En la Iglesia, Dios ha puesto en primer lugar a los apóstoles; en segundo
lugar, a los profetas; en tercer lugar, a los maestros; luego, a los que hacen
milagros, a los que tienen el don de curar a los enfermos, a los que ayudan, a
los que administran, a los que tienen el don de lenguas y el de interpretarlas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Son todos profetas? ¿Son todos maestros? ¿Hacen
todos milagros? ¿Tienen todos el don de curar? ¿Tienen todos el don de lenguas
y todos las interpretan? Palabra de Dios.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Lc 4, 18.
R/. Aleluya, Aleluya.
El Señor me ha enviado para anunciar a los pobres la buena nueva y
proclamar la liberación a los cautivos. R/.
Aleluya.
EVANGELIO
Del santo Evangelio según san Lucas 1, 1-4; 4, 14-21
Muchos han tratado de escribir la historia de las cosas que pasaron
entre nosotros, tal y como nos las trasmitieron los que las vieron desde el
principio y que ayudaron en la predicación. Yo también, ilustre Teófilo,
después de haberme informado minuciosamente de todo, desde sus principios,
pensé escribírtelo por orden, para que veas la verdad de lo que se te ha
enseñado. (Después de que Jesús fue tentado por el demonio en el desierto), impulsado
por el Espíritu, volvió a Galilea. Iba enseñando en las sinagogas; todos lo
alababan y su fama se extendió por toda la región. Fue también a Názaret, donde
se había criado. Entró en la sinagoga, como era su costumbre hacerlo los
sábados, y se levantó para hacer la lectura. Se le dio el volumen del profeta
Isaías, lo desenrolló y encontró el pasaje en que estaba escrito: El espíritu
del Señor está sobre mí, porque me ha ungido para llevar a los pobres la buena
nueva, para anunciar la liberación a los cautivos y la curación a los ciegos,
para dar libertad a los oprimidos y proclamar el año de gracia del Señor.
Enrolló el volumen, lo devolvió al encargado y se sentó. Los ojos de todos los
asistentes a la sinagoga estaban fijos en él. Entonces comenzó a hablar,
diciendo: “Hoy mismo se ha cumplido este pasaje de la Escritura que acaban de
oír”.
Palabra del Señor.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES:
Oremos a Dios Padre todopoderoso, en cuyas manos está el destino del
universo, y pidámosle confiadamente que escuche las oraciones de su pueblo:
Por la santa Iglesia de Dios, para que busque cada día con mayor afán
el rostro de su Señor, y sus fieles se esfuercen en purificarse de todas sus
faltas y pecados, roguemos al Señor.
Por los que gobiernan las naciones, para que trabajen con interés y
constancia por el bienestar de sus conciudadanos, a fin de que reine entre los
pueblos la justicia y la paz, roguemos al Señor.
Por lo enfermos, los encarcelados y por todos los que sufren, para que
Dios, Padre de misericordia, venga en auxilio de sus necesidades, roguemos al
Señor.
Por todos los que estamos aquí reunidos, para que el Señor nos conceda
perseverar en la fe y progresar en el mutuo amor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que has enviado a tu Hijo para anunciar el Evangelio a
los pobres, la libertad a los cautivos y a los ciegos la vista, haz que tu
palabra resuene con fuerza en el mundo, y que a nosotros nos transforme en
instrumentos eficaces de libertad y salvación para todos los hombres. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe, Señor, benignamente, nuestros dones, y santifícalos, a fin de
que nos sirvan para nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
EL HOMBRE SALVADO POR UN HOMBRE
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque reconocemos como obra de tu poder admirable no sólo socorrer a
los mortales con tu divinidad, sino haber previsto el remedio en nuestra misma
condición humana, y de lo que era nuestra ruina haber hecho nuestra salvación,
por Cristo, Señor nuestro. Por él, los coros de los ángeles adoran tu gloria
eternamente, gozosos en tu presencia. Permítenos asociarnos a sus voces
cantando con ellos tu alabanza:
Santo, Santo, Santo…
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 33, 6
Acudan al Señor; quedarán radiantes y sus rostros no se avergonzarán.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios todopoderoso que, al experimentar el efecto
vivificante de tu gracia, nos sintamos siempre dichosos por este don tuyo. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
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