martes, 31 de diciembre de 2024
lunes, 30 de diciembre de 2024
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios - Jornada Mundial de la Paz Miércoles 1 de enero de 2025
Solemnidad de Santa María, Madre de Dios - Jornada Mundial de la Paz
Miércoles 1 de enero de 2025
ANTÍFONA DE ENTRADA
Te aclamamos, santa Madre de Dios, porque has dado a luz al Rey, que
gobierna el cielo y la tierra por los siglos de los siglos.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que por la fecunda virginidad de María diste al género
humano el don de la salvación eterna, concédenos sentir la intercesión de
aquella por quien recibimos al autor de la vida, Jesucristo, tu Hijo, Señor
nuestro. Él, que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios
por los siglos de los siglos.
Amén.
PRIMERA LECTURA
Lectura del libro de los Números (6, 22-27)
En aquel tiempo, el Señor habló a Moisés y le dijo: “Di a Aarón y a sus
hijos: 'De esta manera bendecirán a los israelitas: El Señor te bendiga y te
proteja, haga resplandecer su rostro sobre ti y te conceda su favor. Que el
Señor te mire con benevolencia y te conceda la paz'. Así invocarán mi nombre
sobre los israelitas y yo los bendeciré”.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL Salmo 66
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Ten piedad de nosotros y bendícenos; vuelve, Señor, tus ojos a
nosotros. Que conozca la tierra tu bondad y los pueblos tu obra salvadora.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Las naciones con júbilo te canten, porque juzgas al mundo con justicia;
con equidad tú juzgas a los pueblos y riges en la tierra a las naciones.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
Que te alaben, Señor, todos los pueblos, que los pueblos te aclamen
todos juntos. Que nos bendiga Dios y que le rinda honor el mundo entero.
Ten piedad de nosotros, Señor, y bendícenos.
SEGUNDA LECTURA
Lectura de la carta del apóstol san Pablo a los Gálatas (4, 4-7)
Hermanos: Al llegar la plenitud de los tiempos, envió Dios a su Hijo,
nacido de una mujer, nacido bajo la ley, para rescatar a los que estábamos bajo
la ley, a fin de hacernos hijos suyos.
Puesto que ya son ustedes hijos, Dios envió a sus corazones el Espíritu
de su Hijo, que clama “¡Abbá!”, es decir, ¡Padre! Así que ya no eres siervo,
sino hijo; y siendo hijo, eres también heredero por voluntad de Dios.
Palabra de Dios.
Te alabamos, Señor
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Aleluya, aleluya.
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a
nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, nos ha
hablado por medio de su Hijo.
Aleluya.
EVANGELIO
† Lectura del santo Evangelio según san Lucas (2, 16-21)
Gloria a ti, Señor.
En aquel tiempo, los pastores fueron a toda prisa hacia Belén y
encontraron a María, a José y al niño, recostado en el pesebre. Después de
verlo, contaron lo que se les había dicho de aquel niño y cuantos los oían,
quedaban maravillados. María, por su parte, guardaba todas estas cosas y las
meditaba en su corazón.
Los pastores se volvieron a sus campos, alabando y glorificando a Dios
por todo cuanto habían visto y oído, según lo que se les había anunciado.
Cumplidos los ocho días, circuncidaron al niño y le pusieron el nombre
de Jesús, aquel mismo que había dicho el ángel, antes de que el niño fuera
concebido.
Palabra del Señor.
Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN DE LOS FIELES
Al celebrar hoy a Santa María, Madre de Dios, oremos por nosotros y por
todos los hombres y mujeres que buscan a Dios y digamos juntos:
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que la sabiduría, que procede de lo alto, ilumine a nuestros
sacerdotes para que en nombre de Dios promuevan la paz y la justicia. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que el Señor bendiga a su Iglesia, la proteja, y haga que sea,
como María, Madre de los creyentes. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que el Señor tenga piedad de nuestra sociedad y manifieste su
cercanía a todos los que sufren, están tristes o viven marginados. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que María, modelo de mujer y de madre, ayude a todas las mujeres a
vivir con dignidad. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que María mantenga unidos a los cristianos y nos ayude a acoger a
Jesús en nuestra vida. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Para que Dios nuestro Señor nos dé un año feliz, alegrándonos con los
bienes de la tierra y enriqueciéndonos con los del cielo. Oremos.
Mira a la Madre de tu Hijo y escúchanos.
Mira a tu Madre, Señor, y escucha nuestras oraciones, y ya que es
también nuestra Madre, haz que vivamos siempre bajo su protección para que Ella
guíe nuestros pasos hacia Ti. Que vives y reinas por los siglos de los siglos.
Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Señor Dios, que das origen y plenitud a todo bien, concédenos que, al
celebrar, llenos de gozo, la solemnidad de la Santa Madre de Dios, así como nos
gloriamos de las primicias de su gracia, podamos gozar también de su plenitud.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
PREFACIO
Prefacio de Santa María Virgen V
El Señor esté con ustedes.
Y con tu espíritu.
Levantemos el corazón.
Lo tenemos levantado hacia el Señor.
Demos gracias al Señor, nuestro Dios.
Es justo y necesario.
En verdad es justo darte gracias, Padre santo, fuente de la vida y del
gozo.
Porque en esta etapa final de la historia has querido revelarnos el
misterio escondido desde siglos, para que así el mundo entero retorne a la vida
y recobre la esperanza. En Cristo, nuevo Adán, y en María, nueva Eva, se revela
el misterio de tu Iglesia, como primicia de la humanidad redimida.
Por este inefable don la creación entera, con la fuerza del Espíritu
Santo, emprende de nuevo su camino hacia la Pascua eterna.
Por eso nosotros, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos a una
voz el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN
Jesucristo es el mismo ayer, hoy y por todos los siglos.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Señor, que estos sacramentos celestiales que hemos recibido con
alegría, sean fuente de vida eterna para nosotros, que nos gloriamos de
proclamar a la siempre Virgen María como Madre de tu Hijo y Madre de la
Iglesia. Por Jesucristo, nuestro Señor.
Amén.
Evangelio del 31 de diciembre 2024
Evangelio del 31 de diciembre
2024
Juan 1, 1-18
En el principio ya existía aquel
que es la Palabra,
y aquel que es la Palabra estaba
con Dios y era Dios.
Ya en el principio él estaba con
Dios.
Todas las cosas vinieron a la
existencia por él
y sin él nada empezó de cuanto
existe.
El era la vida, y la vida era la
luz de los hombres.
La luz brilla en las tinieblas
y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios,
que se llamaba Juan.
Este vino como testigo, para dar
testimonio de la luz,
para que todos creyeran por medio
de él.
Él no era la luz, sino testigo de
la luz.
Aquel que es la Palabra era la
luz verdadera,
que ilumina a todo hombre que
viene a este mundo.
En el mundo estaba;
el mundo había sido hecho por él
y, sin embargo, el mundo no lo
conoció.
Vino a los suyos y los suyos no
lo recibieron;
pero a todos los que lo
recibieron
les concedió poder llegar a ser
hijos de Dios,
a los que creen en su nombre,
los cuales no nacieron de la
sangre,
ni del deseo de la carne, ni por
voluntad del hombre,
sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo
hombre
y habitó entre nosotros.
Hemos visto su gloria,
gloria que le corresponde como a
Unigénito del Padre,
lleno de gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio
de él, clamando:
"A éste me refería cuando
dije:
‘El que viene después de mí,
tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo’
".
De su plenitud hemos recibido
todos gracia sobre gracia.
Porque la ley fue dada por medio
de Moisés,
mientras que la gracia y la
verdad vinieron por Jesucristo.
A Dios nadie le ha visto jamás.
El Hijo unigénito, que está en el
seno del Padre,
es quien lo ha revelado.
Reflexión
La lectura que nos presenta hoy
la liturgia, nos habla de la preexistencia del Verbo. Con ello expresa la fe de
la Iglesia de que Jesús, a quien celebramos ahora por su nacimiento, es
verdaderamente Dios. Esto es una cosa increíble, que poco nos detenemos a
pensar, imagínate: Dios, el Eterno, el que hizo todo el universo, estuvo
vestido con nuestra propia carne y habitó entre nosotros y lo podían ahora
contemplar con sus propios ojos los pastores, y sobre todo, María Santísima y
san José.
No creo que podamos nosotros
tener una idea de lo que sentiría María Santísima, que había recibido la
noticia de que Jesús era el Verbo Eterno, y ahora lo veía como un humano; ¿Qué
pasaría por su corazón y por su mente? Desafortunadamente para nosotros, los
cristianos de este siglo, la fiesta de Navidad ya no es misterio, sino sólo
fiesta.
Es necesario volvernos a poner de
rodillas delante del pesebre de Jesús, y como san Francisco de Asís (que fue
quien instituyó el nacimiento), mientras nuestros ojos contemplan las figuras
de barro o porcelana, dejemos que nuestra imaginación regrese al momento mismo
del nacimiento de Jesús y que así, de rodillas, le pidamos al Espíritu Santo
poder entrar de nuevo en el misterio de la Encarnación y que con su luz
maravillosa nos muestre, lo fascinante de este misterio. Date tiempo hoy para
tener un rato de oración y contemplación delante del Hijo Único de Dios
encarnado, Jesucristo, nuestro Señor.
domingo, 29 de diciembre de 2024
Evangelio del 30 de diciembre 2024
Evangelio del 30 de diciembre 2024
Lucas 2, 36-40
En aquel tiempo, había una profetisa, Ana, hija de Fanuel,
de la tribu de Aser. Era una mujer muy anciana. De joven, había vivido siete
años casada y tenía ya ochenta y cuatro años de edad. No se apartaba del templo
ni de día ni de noche, sirviendo a Dios con ayunos y oraciones. (Cuando José y
María entraban en el templo para la presentación del niño), se acercó Ana,
dando gracias a Dios y hablando del niño a todos los que aguardaban la
liberación de Israel. Una vez que José y María cumplieron todo lo que prescribía
la ley del Señor, se volvieron a Galilea, a su ciudad de Nazaret. El niño iba
creciendo y fortaleciéndose, se llenaba de sabiduría y la gracia de Dios estaba
con él. Reflexión La alegría del nacimiento de Cristo tiene que ser una
noticia de salvación para todos los que se encuentran prisioneros por el
pecado, la desesperación, la angustia, el temor y el miedo. De la misma manera que Ana, la profetisa, comenzó a hablar
de Jesús, nosotros también debemos compartir con los demás la alegre noticia de
que Jesús es una realidad en nuestra vida y en nuestro mundo; que él es la
única oportunidad que tiene el hombre para ser feliz, pues solo en él esta la
Vida, la paz y la perfecta armonía interior. No podemos quedarnos con esta noticia solo para nosotros;
quien ha conocido a Jesús, debe anunciarlo a los demás. Tú y yo somos los
nuevos profetas de Cristo, no tengamos miedo ni vergüenza de hablar de Jesús a
nuestros amigos y compañeros.
viernes, 27 de diciembre de 2024
Evangelio del 28 de diciembre 2024
Evangelio del 28 de diciembre
2024
Mateo 2, 13-18
Después de que los magos
partieron de Belén, el ángel del Señor se le apareció en sueños a José y le
dijo: "Levántate, toma al niño y a su madre, y huye a Egipto. Quédate allá
hasta que yo te avise porque Herodes va a buscar al niño para matarlo".
José se levantó y esa misma noche
tomó al niño y a su madre y partió para Egipto, donde permaneció hasta la
muerte de Herodes. Así se cumplió lo que dijo el Señor por medio del profeta:
De Egipto llamé a mi hijo.
Cuando Herodes se dio cuenta de
que los magos lo habían engañado, se puso furioso y mandó matar, en Belén y sus
alrededores, a todos los niños menores de dos años, conforme a la fecha que los
magos le habían indicado.
Así se cumplieron las palabras
del profeta Jeremías:
En Ramá se ha escuchado un grito,
se oyen llantos y lamentos: es Raquel que llora por sus hijos y no quiere que
la consuelen, porque ya están muertos.
Reflexión
Todavía en medio del júbilo de
las fiestas del nacimiento de Cristo, nuestro Salvador, la Iglesia ha colocado
la fiesta de los primeros mártires, los pequeños que, sin saber por qué ni
cómo, cooperaron con su sangre al establecimiento del Reino.
Y es que la Iglesia, siguiendo
los pasos de su Señor, no quiere caer en falsos mesianismos, en paraísos
artificiales, en los cuales no está presente el signo inconfundible de la vida
cristiana: la cruz.
Hoy, en medio de un mundo
hedonista, egoísta, que no le gusta pensar en el sufrimiento y prefiere
solamente divertirse y pasarla bien sin ninguna mortificación, qué bien nos
viene reflexionar que la vida cristiana no sólo es Navidad, que no solo es gozo
y alegría, sino que es también cruz y muerte, que el cristiano, como decía el
Padre De Lubac, será siempre un hombre perseguido y contestado.
jueves, 26 de diciembre de 2024
Evangelio del 27 de diciembre 2024
Evangelio del 27 de diciembre 2024
Juan 20, 2-8
El primer día después del sábado, María Magdalena vino
corriendo a la casa donde estaba Simón Pedro y el otro discípulo, a quien Jesús
amaba, y les dijo: "Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos
dónde lo habrán puesto".
Salieron Pedro y el otro discípulo camino del sepulcro. Los
dos iban corriendo juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y
llegó primero al sepulcro, e inclinándose, miró los lienzos puestos en el
suelo, pero no entró.
En eso llegó también Simón Pedro, que lo venía siguiendo, y
entró en el sepulcro. Contempló los lienzos puestos en el suelo y el sudario,
que había estado sobre la cabeza de Jesús, puesto no con los lienzos en el
suelo, sino doblado en sitio aparte. Entonces entró también el otro discípulo,
el que había llegado primero al sepulcro, y vio y creyó, porque hasta entonces
no habían entendido las Escrituras, según las cuales Jesús debía resucitar de
entre los muertos.
Reflexión
"Vio y creyó"; "Bienaventurados los que sin
ver creerán", les dirá Jesús más adelante en el Evangelio. Esos somos,
precisamente, nosotros los que no tuvimos la oportunidad, como San Juan, de
entrar, ver y creer. Nosotros basados en su testimonio, creemos que Jesús
verdaderamente ha resucitado y se encuentra entre nosotros.
La Iglesia ha puesto su fiesta inmediatamente después del
nacimiento de Cristo para llamar nuestra atención, en que su nacimiento es sólo
el inicio de la realización del plan de Dios, el cual necesita de testigos
fidedignos, personas que sin haber visto crean, personas para las cuales la
navidad no sea simplemente una fiesta llena de foquitos y de lindos regalos,
sino el acontecimiento por el cual el Hijo de Dios entra a formar parte de nosotros;
el acontecimiento por el que el perdón de Dios se extiende a toda la humanidad.
Ciertamente, nosotros no somos testigos oculares, como lo
fue san Juan. Sin embargo, somos, como él, testigos de la obra salvífica que
Dios ha operado en nuestras vidas y eso es lo que valida nuestro testimonio.
Siéntete orgulloso de ser testigo de la luz y hazla presente en todos tus
ambientes.
miércoles, 25 de diciembre de 2024
Evangelio del 26 de diciembre 2024
Evangelio del 26 de diciembre
2024
Mateo 10, 17-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus
apóstoles: "Cuídense de la gente, porque los llevarán a los tribunales,
los azotarán en las sinagogas, los llevarán ante gobernadores y reyes por mi
causa; así darán testimonio de mí ante ellos y ante los paganos. Pero, cuando
los injurien, no se preocupen por lo que van a decir o por la forma de decirlo,
porque, en ese momento se les inspirará lo que han de decir. Pues no serán
ustedes los que hablen, sino el Espíritu de su Padre el que hablará por
ustedes.
El hermano entregará a su hermano
a la muerte y el padre, a su hijo; los hijos se levantarán contra sus padres y
los matarán; todos los odiarán a ustedes por mi causa, pero el que persevere
hasta el fin se salvará".
Reflexión
Decía el Padre De Lubac: "Si
la vida del cristiano transcurre sin persecución, es porque en ella no está
presente la vida de su Maestro; el cristiano siempre será un hombre
contestado".
Si bien es cierto que no todo el
tiempo la Iglesia, incluso el mismo Maestro, fue perseguido, sí debemos reconocer
que la persecución en todos los tiempos ha sido el signo infalible de la
autenticidad de la vida evangélica, es de alguna manera la firma que Dios pone
en el cristiano. Esto es lógico, pues los criterios del Evangelio se oponen en
muchas ocasiones a los del mundo.
Vivir de acuerdo con el Evangelio
nos pondrá, tarde o temprano, en contraposición con los criterios egoístas y
utilitarios del mundo. Es bonito celebrar la Navidad, día de gozo y alegría,
sin embargo, no debemos perder de vista que al final del camino estará la cruz.
martes, 24 de diciembre de 2024
lunes, 23 de diciembre de 2024
Evangelio del 24 diciembre 2024
Evangelio del 24 diciembre 2024
Lucas 1, 67-79
En aquel tiempo, Zacarías, padre
de Juan, lleno del Espíritu Santo, profetizó diciendo:
"Bendito sea el Señor, Dios
de Israel,
porque ha visitado y redimido a
su pueblo,
y ha hecho surgir en favor
nuestro
un poderoso salvador en la casa
de David, su siervo.
Así lo había anunciado desde
antiguo,
por boca de sus santos profetas:
que nos salvaría de nuestros
enemigos
y de las manos de todos los que
nos aborrecen,
para mostrar su misericordia a
nuestros padres
y acordarse de su santa alianza.
El Señor juró a nuestro padre
Abraham
concedernos que, libres ya de
nuestros enemigos,
lo sirvamos sin temor, en
santidad y justicia
delante de él, todos nuestros
días de nuestra vida.
Y a ti, niño, te llamarán profeta
del Altísimo,
porque irás delante del Señor a
preparar sus caminos
y a anunciar a su pueblo la
salvación,
mediante el perdón de los
pecados.
Por la entrañable misericordia de
nuestro Dios,
nos visitará el sol que nace de
lo alto,
para iluminar a los que viven en
tinieblas y en sombras de muerte,
para guiar nuestros pasos por el
camino de la paz".
Reflexión
Dios nos dice hoy en la
Escritura, por boca de Zacarías, que ha visitado y redimido a su pueblo. De
nuevo este cántico nos invita a reflexionar en lo importante que es la
conciencia histórica de la salvación. Pensemos por unos momentos que el mismo
Dios ha visitado nuestra tierra, nuestra vida, nuestras propias casas.
La Navidad no es simplemente una
fiesta sino un acontecimiento salvífico de Dios, que tiene que ser parte de
nuestra propia historia. Dios nos visita, para darnos el verdadero sentido de
la vida, del amor, del trabajo; para sacarnos de las tinieblas del pecado, del
consumismo, de nuestro propio egoísmo que nos cierra y que nos impide darnos
cuenta de lo importante que es Aquél que también camina conmigo.
La Navidad es la celebración de
la luz que hoy hay en nuestros corazones, y que hace que la vida sea totalmente
distinta. Dentro de lo agitado que pueda ser este día, démonos unos momentos
para hacer conciencia en nosotros, este paso de Dios en nuestra vida, busquemos
en nuestro corazón esta luz, démonos cuenta que Dios verdaderamente, a lo largo
de nuestra vida, ha hecho historia en nosotros y en nuestra familia.
domingo, 22 de diciembre de 2024
Evangelio del 23 de diciembre2024
Evangelio del 23 de diciembre2024
Lucas 1, 57-66
Por aquellos días, le llegó a Isabel la hora de dar a luz y tuvo un
hijo. Cuando sus vecinos y parientes se enteraron de que el Señor le había
manifestado tan grande misericordia, se regocijaron con ella.
A los ocho días fueron a circuncidar al niño y le querían poner
Zacarías, como su padre; pero la madre se opuso, diciéndoles: "No. Su
nombre será Juan". Ellos le decían: "Pero si ninguno de tus parientes
se llama así".
Entonces le preguntaron por señas al padre cómo quería que se llamara
el niño. El pidió una tablilla y escribió: "Juan es su nombre". Todos
se quedaron extrañados. En ese momento a Zacarías se le soltó la lengua,
recobró el habla y empezó a bendecir a Dios.
Un sentimiento de temor se apoderó de los vecinos, y en toda la región
montañosa de Judea se comentaba este suceso. Cuantos se enteraban de ello se
preguntaban impresionados: "¿Qué va a ser de este niño?" Esto lo
decían, porque realmente la mano de Dios estaba con él.
Reflexión
El Evangelio de hoy nos presenta la gran alegría que trajo para toda la
comarca el nacimiento de Juan el Bautista, el Precursor del Salvador. Si algo
le está haciendo falta hoy al mundo es esta "alegría" que nace del
corazón.
Es necesario que cada uno de nosotros nos convirtamos en el instrumento
de Dios para que la gente se dé cuenta de que la presencia de Cristo en el
mundo es una realidad y que él es la única posibilidad que tiene para ser
verdaderamente feliz. Nuestra sonrisa, nuestra alegría, nuestra sencillez ante
las cosas y el mundo, son la mejor invitación para que el mundo crea.
Zacarías, no podía hablar, así que tomó lo que tenía a la mano y así el
plan de Dios continuó adelante; y nos dice que en ese momento todos se
"maravillaron". Que estos últimos días antes de nuestra fiesta de
Navidad, hagamos lo posible para que la gente se sienta invitada a vivir la
Navidad con un espíritu diferente, con paz y con amor. Tú puedes ser el
instrumento para que Dios llegue a los corazones.
viernes, 20 de diciembre de 2024
Evangelio del 21 de diciembre 2024
Evangelio del 21 de diciembre 2024
Lucas 1, 39-45
En aquellos días, María se
encaminó presurosa a un pueblo de las montañas de Judea, y entrando en la casa
de Zacarías, saludó a Isabel. En cuanto ésta oyó el saludo de María, la
creatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del
Espíritu Santo, y levantando la voz, exclamó: "¡Bendita tú entre las
mujeres y bendito el fruto de tu vientre! ¿Quién soy yo, para que la madre de
mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu saludo a mis oídos, el niño saltó de
gozo en mi seno. Dichosa tú, que has creído, porque se cumplirá cuanto te fue
anunciado de parte del Señor".
Reflexión
No sé si has pensado que, hace
más de 2000 años, una jovencita de apenas 15 años dejó la comodidad de su casa,
se unió a una caravana, caminó durante unos 5 días en medio de los peligros
naturales que conlleva naturalmente hacer un recorrido por el desierto, y que
hizo todo esto para ir a visitar a su prima, para ir a asistirla en su
gravidez.
Me parece importante, ante la
inminencia de la Navidad, que pensemos en todo lo que hizo María Santísima,
mientras que nosotros, que contamos con nuestro propio automóvil, con medios de
comunicación mucho más seguros, las distancias que recorremos no son tan largas
y, aparte no somos unos chiquillos como ella, sin embargo, no somos capaces de
ir a visitar a nuestros familiares y amigos enfermos o necesitados.
Toda nuestra vida acelerada se
nos va en visitar los grandes almacenes, en detallar la fiesta de Navidad, en
tanta superficialidad.
El texto que hemos leído nos dice
que Isabel se alegró grandemente apenas oyó la voz de su prima, imagina cuánta
alegría podría causar tu saludo a ese pariente al que tienes tanto tiempo de no
ver, máxime si está enfermo o cruza por un período difícil de su vida.
La Navidad nos recuerda que, al
igual que María, Jesús vino del cielo a visitarnos, para llenar nuestra vida de
felicidad; haz, pues, tú lo mismo.
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20241225
Casi todos los evangelios tienen una introducción que se focaliza en los orígenes y el nacimiento de Jesús. Sólo el evangelio de Marcos empieza con la predicación de Juan Bautista y el ministerio de un Jesús ya adulto. Estas introducciones son debidas, de acuerdo con los estudiosos, a la especulación muy común en el mundo antiguo acerca del nacimiento y de la niñez de personajes importantes, como los emperadores romanos. Pero también son debidas a la curiosidad que todos tenemos respecto a las personas que amamos y probablemente a nuestros propios orígenes. Por lo tanto, es completamente natural que los evangelistas compongan sus relatos sobre la Navidad. Así, ellos muestran que Dios se hizo humano en su existencia metafísica y también en un ambiente de curiosidad, especulación y sorpresa en el cual muchos humanos nacen.
LA NATIVIDAD DEL SEÑOR Miércoles 25 de diciembre 2024
Misa del día
ENSANCHANDO LA PERSPECTIVA
Is 52,7-10; Sal 97; Heb 1,1-6; Jn 1,1-18
Los evangelios de las diferentes misas navideñas ensanchan nuestra
perspectiva paulatinamente. Mateo relaciona a Jesús con la historia de Israel.
Lucas lo relaciona con la historia de todo el mundo, simbolizado por el
emperador Augusto. En el evangelio de esta Misa del día, la perspectiva es
ensanchada todavía más. En su prólogo, Juan escribe que Jesús, como la Palabra,
existía "en el principio", refiriéndose no sólo a las primeras
palabras de la Biblia (Gén 1, 1) sino a un "tiempo" antes de la
historia. Añade que estaba "junto a Dios" (v. 1), significando que no
había, entre la Palabra y Dios, el espacio que hay entre el mundo y Dios.
Finalmente, afirma que la Palabra "era Dios" (v. l), manifestando que
la Palabra tiene no una mera reflexión de la naturaleza divina, como tiene todo
lo creado, sino su plenitud.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. Is 9, 5
Un niño nos ha nacido, un hijo se nos ha dado; lleva sobre sus hombros
el imperio y su nombre será Ángel del gran consejo.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que de manera admirable creaste la naturaleza humana y, de
modo aún más admirable, la restauraste, concédenos compartir la divinidad de
aquel que se dignó compartir nuestra humanidad. El, que vive y reina contigo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
La tierra entera verá la salvación que viene de nuestro Dios.
Del libro del profeta Isaías: 52, 7-10
¡Qué hermoso es ver correr sobre los montes al mensajero que anuncia la
paz, al mensajero que trae la buena nueva, que pregona la salvación, que dice a
Sión: "Tu Dios es rey"!
Escucha: Tus centinelas alzan la voz y todos a una gritan alborozados,
porque ven con sus propios ojos al Señor, que retorna a Sión.
Prorrumpan en gritos de alegría, ruinas de Jerusalén, porque el Señor
rescata a su pueblo, consuela a Jerusalén. Descubre el Señor su santo brazo a
la vista de todas las naciones. Verá la tierra entera la salvación que viene de
nuestro Dios.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 97,1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6.
R/. Toda la tierra ha visto al Salvador.
Cantemos al Señor un canto nuevo, pues ha hecho maravillas. Su diestra
y su santo brazo le han dado la victoria. R/.
El Señor ha dado a conocer su victoria y ha revelado a las naciones su
justicia. Una vez más ha demostrado Dios su amor y su lealtad hacia
Israel. R/.
La tierra entera ha contemplado la victoria de nuestro Dios. Que todos
los pueblos y naciones aclamen con júbilo al Señor. R/.
Cantemos al Señor al son del arpa, suenen los instrumentos. Aclamemos
al son de los clarines al Señor, nuestro rey. R/.
SEGUNDA LECTURA
Dios nos ha hablado por medio de su Hijo.
De la carta a los hebreos: 1, 1-6
En distintas ocasiones y de muchas maneras habló Dios en el pasado a
nuestros padres, por boca de los profetas. Ahora, en estos tiempos, que son los
últimos, nos ha hablado por medio de su Hijo, a quien constituyó heredero de
todas las cosas y por medio del cual hizo el universo.
El Hijo es el resplandor de la gloria de Dios, la imagen fiel de su ser
y el sostén de todas las cosas con su palabra poderosa. Él mismo, después de
efectuar la purificación de los pecados, se sentó a la diestra de la majestad
de Dios, en las alturas, tanto más encumbrado sobre los ángeles, cuanto más
excelso es el nombre que, como herencia, le corresponde.
Porque ¿a cuál de los ángeles le dijo Dios: Tú eres mi Hijo; yo te he
engendrado hoy? ¿O de qué ángel dijo Dios: Yo seré para él un padre y él será
para mí un hijo? Además, en otro pasaje, cuando introduce en el mundo a su
primogénito, dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios. Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Un día sagrado ha brillado para nosotros. Vengan, naciones, y adoren al
Señor, porque hoy ha descendido una gran luz sobre la tierra. R/.
EVANGELIO
Aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros
Del santo evangelio según san Juan: 1, 1-18
En el principio ya existía aquel que es la Palabra, y aquel que es la
Palabra estaba con Dios y era Dios. Ya en el principio Él estaba con Dios.
Todas las cosas vinieron a la existencia por Él y sin Él nada empezó de cuanto
existe. Él era la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz brilla en
las tinieblas y las tinieblas no la recibieron.
Hubo un hombre enviado por Dios, que se llamaba Juan. Éste vino como
testigo, para dar testimonio de la luz, para que todos creyeran por medio de
él. Él no era la luz, sino testigo de la luz.
Aquel que es la Palabra era la luz verdadera, que ilumina a todo hombre
que viene a este mundo. En el mundo estaba; el mundo había sido hecho por Él y,
sin embargo, el mundo no lo conoció.
Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron; pero a todos los que lo
recibieron les concedió poder llegar a ser hijos de Dios, a los que creen en su
nombre, los cuales no nacieron de la sangre, ni del deseo de la carne, ni por
voluntad del hombre, sino que nacieron de Dios.
Y aquel que es la Palabra se hizo hombre y habitó entre nosotros. Hemos
visto su gloria, gloria que le corresponde como a Unigénito del Padre, lleno de
gracia y de verdad.
Juan el Bautista dio testimonio de Él, clamando: "A éste me
refería cuando dije: 'El que viene después de mí, tiene precedencia sobre mí,
porque ya existía antes que yo' ".
De su plenitud hemos recibido todos gracia sobre gracia. Porque la ley
fue dada por medio de Moisés, mientras que la gracia y la verdad vinieron por
Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás. El Hijo unigénito, que está en el
seno del Padre, es quien lo ha revelado.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
A las palabras: y por obra...,
hay que arrodillarse.
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que sea aceptable ante ti, Señor, la oblación de la presente
solemnidad, por la que llegó a nosotros tu benevolencia para nuestra perfecta
reconciliación y nos fue concedido participar en plenitud del culto divino. Por
Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Restauración universal por la Encarnación
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo, Señor nuestro. Quien, en el misterio santo que hoy
celebramos, siendo invisible en su naturaleza divina, se hizo visible al asumir
la nuestra y, engendrado antes de todo tiempo, comenzó a existir en el tiempo
para devolver su perfección a la creación entera, reconstruyendo en su persona
cuanto en el mundo yacía derrumbado y para llamar de nuevo al hombre caído al
Reino de los cielos. Por eso, también nosotros, unidos a todos los ángeles, te
alabamos llenos de alegría, diciendo: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Cfr. Sal 97, 3
Los confines de la tierra han contemplado la salvación que nos viene de
Dios.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Concédenos, Dios misericordioso, que el Salvador del mundo, que hoy nos
ha nacido, puesto que es el autor de nuestro nacimiento a la vida, también nos
haga partícipes de su inmortalidad. Él, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
jueves, 19 de diciembre de 2024
Evangelio del 20 de diciembre 2024
Evangelio del 20 de diciembre 2024
Lucas 1, 26-38.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de
Galilea, llamada Nazaret, a una virgen desposada con un varón de la estirpe de
David, llamado José. La virgen se llamaba María.
Entró el ángel a donde ella estaba y le dijo: "Alégrate, llena de
gracia, el Señor está contigo". Al oír estas palabras, ella se preocupó
mucho y se preguntaba qué querría decir semejante saludo.
El ángel le dijo: "No temas, María, porque has hallado gracia ante
Dios. Vas a concebir y a dar a luz un hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él
será grande y será llamado Hijo del Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de
David, su padre, y él reinará sobre la casa de Jacob por los siglos y su
reinado no tendrá fin".
María le dijo entonces al ángel: "¿Cómo podrá ser esto, puesto que
yo permanezco virgen?" El ángel le contestó: "El Espíritu Santo
descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con su sombra. Por eso,
el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios. Ahí tienes a tu
parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo y ya va en el
sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible para
Dios". María contestó: "Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí
lo que me has dicho". Y el ángel se retiró de su presencia.
Reflexión
Al acercarnos a la Navidad, la liturgia nos vuelve a proponer para
nuestra reflexión el hermoso pasaje de la Anunciación, en el cual se destaca la
palabra con la que saluda el ángel a Nuestra Madre Santísima:
"¡Alégrate!". Este saludo es para nosotros también una invitación a
la alegría mesiánica; el Salvador que era esperado con ansia por el pueblo,
estaba siendo anunciado a una Virgen con gran alegría.
Hoy, en medio de un mundo convulsionado por la guerra, el hambre, el
terrorismo, la drogadicción y tantas tragedias que nos circundan, este mensaje
de alegría tiene que redoblar en nosotros la esperanza: ¡Alégrate!, el mal y el
pecado no van a triunfar; nuestro Salvador regresará y nos dará a los que
permanezcamos fieles a su Evangelio, la gloria y la paz eternas. Esta Navidad,
tiene que ser el preámbulo de esta era mesiánica, tiene que ser la oportunidad
de recordar que nosotros, como Cristo en el pesebre, tenemos una misión que
cumplir; que no importa nuestra pequeñez, sino nuestra apertura a Dios para
hacer su voluntad.
Dispón tu corazón para que, como María, puedas ser el medio por el
cual, la salvación en Cristo Jesús llegue a tu ambiente, especialmente a tu
familia. A este anuncio de salvación que Dios hoy te hace a ti, respóndele con
generosidad como María Santísima, diciéndole: "Hágase en mi según tu
palabra".
DOMINGO I DESPUÉS DE LA NAVIDAD, FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE JESUS, MARÍA Y JOSÉ Domingo 29 de diciembre 2024
HIJO DE MARIA Y JOSÉ, HIJO DEL PADRE CELESTIAL
1 Sam 1, 20-22. 24-28; Sal 83; 1 Jn 3,1-2.21-24; Lc 2, 41-52
No sabemos de qué fuente se deriva el relato de Jesús en el Templo, que
constituye el evangelio de hoy. Sabemos, sin embargo, que se parece a otros
relatos antiguos acerca de la niñez de personajes importantes, como el del
profeta Samuel en nuestra primera lectura. Sea lo que sea tal fuente, nuestro
párrafo claramente se centra en las palabras del v. 40: "¿No saben que yo
debo estar en las cosas de mi Padre?". Son las primeras palabras que Jesús
pronuncia en el evangelio de Lucas. Antes, muchos han hablado acerca de él,
pero esta vez Jesús habla por sí mismo y se identifica como el hijo de su Padre
celestial, no obstante que es hijo de sus padres terrenos, María y José, y los
obedece en todo (v. 51).
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 16
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al
niño recostado en un pesebre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la
Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes
domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna
recompensa en la alegría de tu casa.
Por nuestro Señor Jesucristo ....
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Samuel quedará consagrado de por vida al Señor.
Del primer libro de Samuel: 1, 20-22. 24-28
En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre
Samuel, diciendo: "Al Señor se lo pedí". Después de un año, Elcaná,
su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar
al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su
casa.
Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a
la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal
de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo:
"Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo
junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al
Señor y que Él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para
que le quede consagrado de por vida". Y adoraron al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 83,2-3.5-6.9-10.
R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo
se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos
los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón. R/.
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de Jacob, atiéndeme.
Míranos, Dios y protector nuestro, y contempla el rostro de tu Mesías. R/.
SEGUNDA LECTURA
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-2. 21-24
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo
nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos conoce, es
porque tampoco lo ha reconocido a Él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado
cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando Él se manifieste, vamos a ser
semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Si nuestra conciencia no nos
remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto
que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente
obtendremos de Él todo lo que le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de
Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto
que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en Él. En esto
conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Hch 16, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu
Hijo. R/.
EVANGELIO
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los doctores.
Del santo evangelio según san Lucas: 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las
festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la
fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño
Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba
en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no
encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los
doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se
admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se
quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado
así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de
angustia". Él les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No
sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron
la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a
su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de
los hombres.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para santificar la
familia, quiso compartir la vida de un hogar humano. Digamos: R/. Escúchanos,
Señor.
Para que el Señor, que quiso participar de la vida de familia en el
hogar de María y José, mantengan en paz y armonía a todas las familias
cristianas, roguemos al Señor.
Para que los novios sientan la presencia de Dios en la vivencia de su
amor mutuo y se preparen santamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los
esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los
divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus
familiares, roguemos al Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros
familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con bondad,
comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al
Señor.
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de
todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras
súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad
de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante
ti y ante los hombres. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos
humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José,
fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque gracias al misterio de tu Palabra hecha carne, la luz de tu
gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a
Dios visiblemente, por él seamos impulsados al amor de lo invisible. Por eso,
con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento
celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para
que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su
compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 201229
«Cuando cumplió los doce años se quedó en Jerusalén. Sus padres, que no
lo saben, lo buscan preocupados y no lo encuentran. "Buscan entre los
parientes", buscan "en la comitiva buscan "entre los
conocidos" y entre todos ellos no lo encuentran. (...) Porque a Jesús no
se le encuentra entre parientes y allegados según la carne ni entre los que
están unidos por vínculos de sangre. No se puede encontrar a mi Jesús en
compañía de muchos. Aprende cuándo lo encuentran al buscarlo, para que tú
también lo encuentres cuando lo busques junto con José y María. Y buscándolo
-dice-, lo encontraron en el templo. No en cualquier otro lugar, sino "en
el templo; y no simplemente "en el templo", sino "en medio de
los doctores, oyéndolos y preguntándoles! Por lo tanto, busca también tú a
Jesús "en el templo" de Dios, búscalo en la Iglesia, búscalo entre
los maestros que están "en el templo" y no lo abandonan; porque si lo
buscas así, lo encontrarás. Es más, si uno se dice a sí mismo que es maestro y
no tiene a Jesús, ése es maestro sólo de nombre, y por consiguiente en él no se
puede encontrar a Cristo, que es el Verbo de Dios y la sabiduría. Fue
encontrado -dice- "en medio de los doctores! Como está escrito en otro
pasaje a propósito de los profetas, del mismo modo hay que entender aquí la
expresión "en medio de los doctores! Lo encuentran "sentado en medio
de los doctores"; y no sólo "sentado; sino "oyéndolos y
preguntándoles'! También ahora está Jesús presente, nos pregunta y nos oye
hablar. Y todos quedaban estupefactos, dice. ¿De qué se admiraban? No de sus
preguntas, por más que éstas fueran dignas de admiración, sino "de sus
respuestas"» (Orígenes [c. 184-c.2531. Homilías sobre el Evangelio de
Lucas. Homilía XVIII, 2-3)
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