DOMINGO I DESPUÉS DE LA NAVIDAD, FIESTA DE LA SAGRADA FAMILIA DE JESUS, MARÍA Y JOSÉ Domingo 29 de diciembre 2024

HIJO DE MARIA Y JOSÉ, HIJO DEL PADRE CELESTIAL
1 Sam 1, 20-22. 24-28; Sal 83; 1 Jn 3,1-2.21-24; Lc 2, 41-52
No sabemos de qué fuente se deriva el relato de Jesús en el Templo, que
constituye el evangelio de hoy. Sabemos, sin embargo, que se parece a otros
relatos antiguos acerca de la niñez de personajes importantes, como el del
profeta Samuel en nuestra primera lectura. Sea lo que sea tal fuente, nuestro
párrafo claramente se centra en las palabras del v. 40: "¿No saben que yo
debo estar en las cosas de mi Padre?". Son las primeras palabras que Jesús
pronuncia en el evangelio de Lucas. Antes, muchos han hablado acerca de él,
pero esta vez Jesús habla por sí mismo y se identifica como el hijo de su Padre
celestial, no obstante que es hijo de sus padres terrenos, María y José, y los
obedece en todo (v. 51).
ANTÍFONA DE ENTRADA Lc 2, 16
Llegaron los pastores a toda prisa y encontraron a María y a José, y al
niño recostado en un pesebre.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que te dignaste dejarnos el más perfecto ejemplo en la
Sagrada Familia de tu Hijo, concédenos benignamente que, imitando sus virtudes
domésticas y los lazos de caridad que la unió, podamos gozar de la eterna
recompensa en la alegría de tu casa.
Por nuestro Señor Jesucristo ....
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Samuel quedará consagrado de por vida al Señor.
Del primer libro de Samuel: 1, 20-22. 24-28
En aquellos días, Ana concibió, dio a luz un hijo y le puso por nombre
Samuel, diciendo: "Al Señor se lo pedí". Después de un año, Elcaná,
su marido, subió con toda la familia para hacer el sacrificio anual para honrar
al Señor y para cumplir la promesa que habían hecho, pero Ana se quedó en su
casa.
Un tiempo después, Ana llevó a Samuel, que todavía era muy pequeño, a
la casa del Señor, en Siló, y llevó también un novillo de tres años, un costal
de harina y un odre de vino.
Una vez sacrificado el novillo, Ana presentó el niño a Elí y le dijo:
"Escúchame, señor: te juro por mi vida que yo soy aquella mujer que estuvo
junto a ti, en este lugar, orando al Señor. Éste es el niño que yo le pedía al
Señor y que Él me ha concedido. Por eso, ahora yo se lo ofrezco al Señor, para
que le quede consagrado de por vida". Y adoraron al Señor.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 83,2-3.5-6.9-10.
R/. Señor, dichosos los que viven en tu casa.
Anhelando los atrios del Señor se consume mi alma. Todo mi ser de gozo
se estremece y el Dios vivo es la causa. R/.
Dichosos los que viven en tu casa, te alabarán para siempre; dichosos
los que encuentran en ti su fuerza y la esperanza de su corazón. R/.
Escucha mi oración, Señor de los ejércitos; Dios de Jacob, atiéndeme.
Míranos, Dios y protector nuestro, y contempla el rostro de tu Mesías. R/.
SEGUNDA LECTURA
Nos llamamos hijos de Dios y lo somos.
De la primera carta del apóstol san Juan: 3, 1-2. 21-24
Queridos hijos: Miren cuánto amor nos ha tenido el Padre, pues no sólo
nos llamamos hijos de Dios, sino que lo somos. Si el mundo no nos conoce, es
porque tampoco lo ha reconocido a Él.
Hermanos míos, ahora somos hijos de Dios, pero aún no se ha manifestado
cómo seremos al fin. Y ya sabemos que, cuando Él se manifieste, vamos a ser
semejantes a Él, porque lo veremos tal cual es. Si nuestra conciencia no nos
remuerde, entonces, hermanos míos, nuestra confianza en Dios es total. Puesto
que cumplimos los mandamientos de Dios y hacemos lo que le agrada, ciertamente
obtendremos de Él todo lo que le pidamos.
Ahora bien, éste es su mandamiento: que creamos en la persona de
Jesucristo, su Hijo, y nos amemos los unos a los otros, conforme al precepto
que nos dio.
Quien cumple sus mandamientos permanece en Dios y Dios en Él. En esto
conocemos, por el Espíritu que Él nos ha dado, que Él permanece en nosotros.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Hch 16, 14
R/. Aleluya, aleluya.
Abre, Señor, nuestros corazones, para que aceptemos las palabras de tu
Hijo. R/.
EVANGELIO
Los padres de Jesús lo encontraron en medio de los doctores.
Del santo evangelio según san Lucas: 2, 41-52
Los padres de Jesús solían ir cada año a Jerusalén para las
festividades de la Pascua. Cuando el niño cumplió doce años, fueron a la
fiesta, según la costumbre. Pasados aquellos días, se volvieron, pero el niño
Jesús se quedó en Jerusalén, sin que sus padres lo supieran. Creyendo que iba
en la caravana, hicieron un día de camino; entonces lo buscaron, y al no
encontrarlo, regresaron a Jerusalén en su busca.
Al tercer día lo encontraron en el templo, sentado en medio de los
doctores, escuchándolos y haciéndoles preguntas. Todos los que lo oían se
admiraban de su inteligencia y de sus respuestas. Al verlo, sus padres se
quedaron atónitos y su madre le dijo: "Hijo mío, ¿por qué te has portado
así con nosotros? Tu padre y yo te hemos estado buscando llenos de
angustia". Él les respondió: "¿Por qué me andaban buscando? ¿No
sabían que debo ocuparme en las cosas de mi Padre?". Ellos no entendieron
la respuesta que les dio. Entonces volvió con ellos a Nazaret y siguió sujeto a
su autoridad. Su madre conservaba en su corazón todas aquellas cosas.
Jesús iba creciendo en saber, en estatura y en el favor de Dios y de
los hombres.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos, hermanos, a Jesucristo, el Señor, que, para santificar la
familia, quiso compartir la vida de un hogar humano. Digamos: R/. Escúchanos,
Señor.
Para que el Señor, que quiso participar de la vida de familia en el
hogar de María y José, mantengan en paz y armonía a todas las familias
cristianas, roguemos al Señor.
Para que los novios sientan la presencia de Dios en la vivencia de su
amor mutuo y se preparen santamente para su matrimonio, roguemos al Señor.
Para que Dios ilumine y consuele a las familias desunidas, a los
esposos que han de vivir separados por causa del trabajo, a los hijos de los
divorciados, a los hogares sin hijos y a los que lloran la muerte de sus
familiares, roguemos al Señor.
Para que nos esforcemos por vivir en paz y armonía con nuestros
familiares (con los miembros de nuestra comunidad), superando con bondad,
comprensión y caridad fraterna nuestras mutuas desavenencias, roguemos al
Señor.
Señor Dios nuestro, que has querido que tu Hijo, engendrado antes de
todos los siglos, fuera miembro de una familia humana, escucha nuestras
súplicas y haz que los padres y madres de familia participen de la fecundidad
de tu amor, y que sus hijos crezcan en sabiduría, entendimiento y gracia ante
ti y ante los hombres. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Te ofrecemos, Señor, este sacrificio de reconciliación, y te pedimos
humildemente que, por la intercesión de la Virgen Madre de Dios y de san José,
fortalezcas nuestras familias en tu gracia y en tu paz. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
PREFACIO
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque gracias al misterio de tu Palabra hecha carne, la luz de tu
gloria brilló ante nuestros ojos con nuevo resplandor, para que, conociendo a
Dios visiblemente, por él seamos impulsados al amor de lo invisible. Por eso,
con los ángeles y los arcángeles, con los tronos y dominaciones y con todos los
coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu gloria: Santo, Santo,
Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Bar 3, 38
Nuestro Dios apareció en el mundo y convivió con los hombres.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Padre misericordioso, haz que, reanimados con este sacramento
celestial, imitemos constantemente los ejemplos de la Sagrada Familia, para
que, superadas las aflicciones de esta vida, consigamos gozar eternamente de su
compañía. Por Jesucristo, nuestro Señor.
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