jueves, 9 de octubre de 2025

Evangelio del 10 de octubre 2025 Lucas 11, 15-26

 



En aquel tiempo, cuando Jesús expulsó a un demonio, algunos dijeron: "Este expulsa a los demonios con el poder de Satanás, el príncipe de los demonios". Otros, para ponerlo a prueba, le pedían una señal milagrosa. Pero Jesús, que conocía sus malas intenciones, les dijo: "Todo reino dividido por luchas internas va a la ruina y se derrumba casa por casa. Si Satanás también está dividido contra sí mismo, ¿cómo mantendrá su reino? Ustedes dicen que yo arrojo a los demonios con el poder de Satanás. Entonces, ¿con el poder de quién los arrojan los hijos de ustedes? Por eso, ellos mismos serán sus jueces. Pero si yo arrojo a los demonios por el poder de Dios, eso significa que ha llegado a ustedes el Reino de Dios. Cuando un hombre fuerte y bien armado guarda su palacio, sus bienes están seguros; pero si otro más fuerte lo asalta y lo vence, entonces le quita las armas en que confiaba y después dispone de sus bienes. El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama. Cuando el espíritu inmundo sale de un hombre, anda vagando por lugares áridos, en busca de reposo, y al no hallarlo, dice: 'Volveré a mi casa, de donde salí'. Y al llegar, la encuentra barrida y arreglada. Entonces va por otros siete espíritus peores que él y vienen a instalarse allí, y así la situación final de aquel hombre resulta peor que la de antes".

 

Reflexión

 

Jesús nos revela que no basta con expulsar el mal: hay que llenar el alma con el bien. En este pasaje, Él denuncia la ceguera de quienes lo acusan de actuar por el poder del demonio, y nos advierte sobre el peligro de una vida espiritual superficial.

“El que no está conmigo, está contra mí; y el que no recoge conmigo, desparrama.”

Esta frase nos confronta: ¿estamos realmente con Cristo o solo cerca de Él? ¿Recogemos con Él o vivimos dispersos, distraídos, tibios?

La imagen de la casa vacía es inquietante. Un alma que ha sido liberada pero no habitada por Dios queda vulnerable. El mal no solo regresa, sino que lo hace con más fuerza.

Es como limpiar una habitación y dejarla abierta: si no la llenamos con luz, amor, oración y compromiso, las sombras volverán.

 

Aplicación para hoy

- Vigila tu interior: No basta con evitar el pecado; hay que cultivar la presencia de Dios.

- Llena tu casa: Con oración, servicio, comunidad, sacramentos. Que tu alma no esté vacía, sino habitada.

- No dividas tu corazón: La fe no es un accesorio; es el centro. Un corazón dividido no puede sostenerse.

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