Domingo IV de Adviento Ciclo C Domingo 22 de diciembre 2024

UN MESÍAS QUE ABRAZA LO MATERIAL Y LO ESPIRITUAL
Miq 5,1-4; Sal 79; Heb 10,5-10; Lc 1,39-45
Mientras que el día de su nacimiento se acerca, la realidad material y
corporal del Mesías es puesta de relieve en nuestras lecturas. En la primera
lectura, el profeta Miqueas habla de un futuro rey, que iniciará su vida
corporal en la misma aldea humilde en que el rey David nació: Belén. En la
segunda lectura, el autor enfatiza el cuerpo de Cristo, que se dedica no a
hacer sacrificios en el Templo sino a cumplir la voluntad del Padre. En el
evangelio, el niño que se ha concebido en Isabel salta ante la presencia del
Mesías en el seno de María. Pero lo material no es el único aspecto importante
del ambiente. Nótese que Isabel proclama a María "dichosa" (v. 45) no
por su maternidad corporal, pues ya ha "bendecido" tal maternidad en
el v. 43, sino por su fe espiritual.
ANTÍFONA DE ENTRADA Cfr. 15 45, 8
Cielos, destilen el rocío; nubes, lluevan la salvación; que la tierra
se abra y germine el salvador.
No se dice Gloria.
ORACIÓN COLECTA
Te pedimos, Señor, que infundas tu gracia en nuestros corazones, para
que, habiendo conocido, por el anuncio del ángel, la encarnación de tu Hijo,
lleguemos, por medio de su pasión y de su cruz, a la gloria de la resurrección.
Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
De ti saldrá el jefe de Israel.
Del libro del profeta Miqueas: 5, 1-4
Esto dice el Señor: "De ti, Belén de Efrata, pequeña entre las
aldeas de Judá, de ti saldrá el jefe de Israel, cuyos orígenes se remontan a
tiempos pasados, a los días más antiguos. Por eso, el Señor abandonará a
Israel, mientras no dé a luz la que ha de dar a luz. Entonces el resto de sus
hermanos se unirá a los hijos de Israel. Él se levantará para pastorear a su
pueblo con la fuerza y la majestad del Señor, su Dios. Ellos habitarán
tranquilos, porque la grandeza del que ha de nacer llenará la tierra y él mismo
será la paz".
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 79 2ac. 3c. 15-16. 18-19.
R/. Señor, muéstranos tu favor y sálvanos.
Escúchanos, pastor de Israel; tú que estás rodeado de querubines,
manifiéstate; despierta tu poder y ven a salvarnos. R/.
Señor, Dios de los ejércitos, vuelve tus ojos, mira tú viña y visítala;
protege la cepa plantada por tu mano, el renuevo que tú mismo cultivaste. R/.
Que tu diestra defienda al que elegiste, al hombre que has fortalecido.
Ya no nos alejaremos de ti; consérvanos la vida y alabaremos tu poder. R/.
SEGUNDA LECTURA
Aquí estoy, Dios mío, para hacer tu voluntad.
De la carta a los hebreos: 10, 5-10
Hermanos: Al entrar al mundo, Cristo dijo, conforme al salmo: No
quisiste víctimas ni ofrendas; en cambio, me has dado un cuerpo. No te
agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el pecado; entonces dije
—porque a mí se refiere la Escritura—: "Aquí estoy, Dios mío; vengo para
hacer tu voluntad". Comienza por decir: "No quisiste víctimas ni
ofrendas, no te agradaron los holocaustos ni los sacrificios por el
pecado" —siendo así que eso es lo que pedía la ley—; y luego añade:
"Aquí estoy, Dios mío; vengo para hacer tu voluntad".
Con esto, Cristo suprime los antiguos sacrificios, para establecer el
nuevo. Y en virtud de esta voluntad, todos quedamos santificados por la ofrenda
del cuerpo de Jesucristo, hecha una vez por todas.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
R/. Aleluya, aleluya.
Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que me has dicho. R/.
EVANGELIO
¿Quién soy para que la madre de mi Señor venga a verme?
Del santo Evangelio según san Lucas: 1, 39-45
En aquellos días, María se encaminó presurosa a un pueblo de las
montañas de Judea y, entrando en la casa de Zacarías, saludó a Isabel. En
cuanto ésta oyó el saludo de María, la criatura saltó en su seno.
Entonces Isabel quedó llena del Espíritu Santo y, levantando la voz,
exclamó: "¡Bendita tú entre las mujeres y bendito el fruto de tu vientre!
¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme? Apenas llegó tu
saludo a mis oídos, el niño saltó de gozo en mi seno. Dichosa tú, que has
creído, porque se cumplirá cuanto te fue anunciado de parte del Señor".
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
PLEGARIA UNIVERSAL
Pidamos, hermanos, el auxilio del Señor, para que, apiadado del pobre y
del oprimido, venga a salvar al mundo de sus males: Digamos confiadamente: R/.
Ven Señor Jesús.
Para que todos los fieles se dispongan a recibir a Cristo como lo
recibió María y como ella conserven sus palabras en el corazón, roguemos al
Señor.
Para que aquellos hermanos nuestros que han abandonado las prácticas
cristianas, pero acudirán a la iglesia en las próximas fiestas de Navidad
descubran la buena noticia del evangelio, no como un rayo fugaz en la noche,
sino como luz permanente que ilumina y alegra toda la vida, roguemos al Señor.
Para que las fiestas del nacimiento del Señor alejen las tinieblas de
quienes viven sumergidos en dudas e incertidumbres y colmen los deseos de
quienes se sienten descorazonados y tristes, roguemos al Señor.
Para que el nacimiento de Cristo nos ayude a renunciar a los deseos
mundanos y a vivir sobria y honradamente, esperando la aparición definitiva del
Señor, roguemos al Señor.
Dios nuestro, que elegiste como templo de tu permanencia a María, la
humilde hija de Israel escucha nuestras plegarias y concédenos vivir siempre
plenamente adheridos a tu voluntad, imitando la obediencia del Verbo, que vino
al mundo a cumplir las Escrituras. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Que santifique, Señor, estos dones, colocados en tu altar, el mismo
Espíritu que fecundó con su poder el seno de la bienaventurada Virgen María.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
Cristo, Señor y juez de la historia
En verdad es justo darte gracias, es nuestro deber cantar en tu honor
himnos de bendición y de alabanza, Padre todopoderoso, principio y fin de todo
lo creado. Tú nos has ocultado el día y la hora en que Cristo, tu Hijo, Señor y
juez de la historia, aparecerá sobre las nubes del cielo, revestido de poder y
de gloria. En aquel día terrible y glorioso pasará la figura de este mundo y
nacerán los cielos nuevos y la tierra nueva. El mismo Señor que entonces se nos
mostrará lleno de gloria, viene ahora a nuestro encuentro en cada hombre y en
cada acontecimiento, para que lo recibamos en la fe y por el amor demos
testimonio de la espera dichosa de su Reino. Por eso, anhelando su venida
gloriosa, unidos a los ángeles y a los santos, cantamos el himno de tu gloria:
Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN Is 7,14
Miren: la Virgen concebirá y dará a luz un hijo, a quien le pondrá el
nombre de Emmanuel.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
Habiendo recibido esta prenda de redención eterna, te rogamos, Dios
todopoderoso, que, cuanto más se acerca el día de la festividad que nos trae la
salvación, con tanto mayor fervor nos apresuremos a celebrar dignamente el
misterio del nacimiento de tu Hijo. El, que vive y reina por los siglos de los
siglos.
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