Evangelio del 22 de noviembre 2024

Lucas 19, 45-48
Aquel día, Jesús entró en el
templo y comenzó a echar fuera a los que vendían y compraban allí, diciéndoles:
"Está escrito: Mi casa es casa de oración; pero ustedes la han convertido
en cueva de ladrones".
Jesús enseñaba todos los días en
el templo. Por su parte, los sumos sacerdotes, los escribas y los jefes del
pueblo intentaban matarlo, pero no encontraban cómo hacerlo, porque todo el
pueblo estaba pendiente de sus palabras.
Reflexión
San Pablo, escribiendo a los
Corintios, nos dice que somos el templo del Espíritu Santo. Hoy Jesús nos dice
que su casa, su templo, debe ser casa de oración.
Pensemos por un momento si
nuestra vida interior se puede considerar una casa de oración o es en realidad
un lugar lleno del ruido del mercado del mundo que está gritando dentro de
nosotros y buscando vendernos sus necias ideas.
Por qué no invitamos hoy a Jesús
para que, con su poder y autoridad, eche fuera a todos estos gritones, ponga
nuestra vida interior en paz y así se convierta, como lo fue en María
Santísima, en un verdadero lugar de encuentro con Dios.
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