Evangelio del 13 de septiembre 224 Lucas 6, 39-42
En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo:
"¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo?
El discípulo no es superior a su maestro; pero cuando termine su aprendizaje,
será como su maestro.
¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que llevas en
el tuyo? ¿Cómo te atreves a decirle a tu hermano: ‘Déjame quitarte la paja que
llevas en el ojo’, si no adviertes la viga que llevas en el tuyo? ¡Hipócrita!
Saca primero la viga que llevas en tu ojo y entonces podrás ver, para sacar la
paja del ojo de tu hermano".
Reflexión
Hoy tenemos una doble enseñanza. La primera estaría referida a
descubrir nuestros propios errores. Somos humanos y, como tales, tenemos
fallas, debilidades. Es, pues, necesario descubrirlas.
Pero ¿cómo podremos descubrirlas si no nos ayudan? O ¿cómo podremos
superarlas sin la ayuda de los demás? He aquí la segunda enseñanza: No es fácil
ayudar al hermano a salir adelante de sus debilidades. Requiere, como cuando
hay que sacar una paja del ojo, mucho cuidado, mucho cariño, mucho amor y
atención.
De esta manera se completa la enseñanza: Somos débiles y estamos llenos
de imperfecciones, no debemos cerrarnos a esto; pero al mismo tiempo debemos,
por un lado, permitir al hermano que nos ayude a superarlos, y por otro, ayudar
con ternura a los demás a superar sus imperfecciones. ¿Serías capaz de hacer
esto en tu propia vida?
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