Evangelio del 11 de septiembre 2024 Lucas 6, 20-26
En aquel tiempo, mirando Jesús a sus discípulos, les dijo:
porque de ustedes es el Reino de Dios.
Dichosos ustedes los que ahora tienen hambre,
porque serán saciados.
Dichosos ustedes los que lloran ahora,
porque al fin reirán.
Dichosos serán ustedes cuando los hombres los aborrezcan y
los expulsen de entre ellos, y cuando los insulten y maldigan por causa del
Hijo del hombre. Alégrense ese día y salten de gozo, porque su recompensa será
grande en el cielo. Pues así trataron sus padres a los profetas.
Pero ¡ay de ustedes, los ricos,
porque ya tienen ahora su consuelo!
¡Ay de ustedes, los que se hartan ahora,
porque después tendrán hambre!
¡Ay de ustedes, los que ríen ahora,
porque llorarán de pena!
¡Ay de ustedes, cuando todo el mundo los alabe,
porque de ese modo trataron sus padres a los falsos
profetas!"
Reflexión
San Lucas resume en este apartado de su evangelio el sermón
de las bienaventuranzas. Es importante darnos cuenta de que los criterios de
Jesús son diametralmente opuestos a los que ordinariamente tiene el mundo.
Sólo por poner un ejemplo: el hombre de hoy quiere estar
siempre satisfecho, pasársela bien, y piensa que en esto está su felicidad. La
experiencia nos dice que esta "saciedad" nunca se da, incluso que, en
la medida que más "tiene", que mejor se la pasa, cada vez se siente
más vacío. Conocí a un hombre tan miserable, pero tan miserable, que lo único
que tenía era dinero.
Sólo cuando el hombre tiene hambre de lo infinito es cuando
puede ser verdaderamente saciado. Revisemos hoy nuestros valores. ¿En cuál de
las categorías que nos propone Jesús estamos?
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