En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Amen a sus
enemigos, hagan el bien a los que los aborrecen, bendigan a quienes los
maldicen y oren por quienes los difaman. Al que te golpee en una mejilla,
preséntale la otra; al que te quite el manto, déjalo llevarse también la
túnica. Al que te pida, dale; y al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames.
Traten a los demás como quieran que los traten a ustedes; porque si aman sólo a
los que los aman, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores aman a
quienes los aman. Si hacen el bien sólo a los que les hacen el bien, ¿qué tiene
de extraordinario? Lo mismo hacen los pecadores. Si prestan solamente cuando
esperan cobrar, ¿qué hacen de extraordinario? También los pecadores prestan a
otros pecadores, con la intención de cobrárselo después. Ustedes, en cambio,
amen a sus enemigos, hagan el bien y presten sin esperar recompensa. Así
tendrán un gran premio y serán hijos del Altísimo, porque él es bueno hasta con
los malos y los ingratos. Sean misericordiosos, como su Padre es misericordioso.
No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y
serán perdonados; den y se les dará: recibirán una medida buena, bien sacudida,
apretada y rebosante en los pliegues de su túnica. Porque con la misma medida
con que midan, serán medidos".
Reflexión
Hoy el Señor nos invita a amar de manera extraordinaria: no como el
mundo ama, sino al estilo mismo de Dios que hace el bien, bendice y trata a
todos de la mejor manera; no importando si le han dado la espalda, si lo han
negado o si han decidido actuar en contra de sus mandamientos. De hecho, muy
probablemente al hablar de esos grupos de personas, estemos hablando de
nosotros mismos y de cómo hemos sido rescatados por Dios una y otra vez, porque
a pesar de nuestro pecado, desinterés y maldad, Él no deja de amarnos, de
buscarnos, de bendecirnos, de perdonarnos si nos arrepentimos, de darnos a
manos llenas, aunque volvamos a desperdiciar sus dones y sus gracias y aunque
volvamos a darle la espalda con nuestras acciones o nuestras decisiones.
Mientras estemos vivos Él siempre estará ahí para nosotros.
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