En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Ustedes han oído
que se dijo: Ojo por ojo, diente por diente; pero yo les digo que no hagan
resistencia al hombre malo. Si alguno te golpea en la mejilla derecha,
preséntale también la izquierda; al que te quiera demandar en juicio para
quitarte la túnica, cédele también el manto. Si alguno te obliga a caminar mil
pasos en su servicio, camina con él dos mil. Al que te pide, dale; y al que
quiere que le prestes, no le vuelvas la espalda".
Reflexión
Debido a nuestra naturaleza herida por el pecado, siempre ha existido
en el hombre lo que se llama "el espiral de la violencia", es decir,
cada acción violenta genera, a su vez, otra de mayor magnitud; es a lo que
llamamos "venganza". Jesús, en este pequeño pasaje, nos da la fórmula
para romper este espiral: el amor y el perdón.
Sólo cuando el hombre es impulsado por la acción de la gracia, es
posible romper el círculo de la violencia; de ahí la importancia de nuestra
oración diaria y de la vida sacramental. Dios te ha llamado, por tu bautismo, a
ser artífice de la paz, respóndele con generosidad y con amor.
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