«Veamos además la misma tradición, que viene desde el principio, y la
doctrina y la fe de la Iglesia católica, fe que dio el Señor, predicaron los
Apóstoles y los Padres han custodiado. En efecto, sobre ella está fundada la
Iglesia y si alguno se separa de ella, ni es ni puede llamarse cristiano. Así
pues, la Trinidad es santa y perfecta, confesada como Dios en el Padre y el
Hijo y el Espíritu Santo, no contiene nada extraño o mezclado desde el
exterior, ni consta de creador y criatura, sino que toda entera es creadora y
productora. Es semejante a sí misma, indivisible por naturaleza y su actividad
es una sola. En efecto, el Padre lo hace todo por medio del Verbo en el
Espíritu Santo, y de este modo queda a salvo la unidad de la Santa Trinidad. Y
así se predica en la Iglesia un único Dios que está sobre todas las cosas, a
través de todo y en todos. Sobre todas las cosas como Padre, como principio,
como fuente. A través de todo, por medio del Verbo. En todos, en el Espíritu
Santo. La Trinidad lo es no sólo de nombre y por la expresión de la palabra,
sino que es Trinidad en realidad y por subsistencia. Porque como el Padre es el
que es, así su Verbo es el que es y es Dios por encima de todo, y el Espíritu
Santo no es insubsistente, sino que existe y subsiste verdaderamente. La
Iglesia católica no piensa en nada menos de esto, para no caer en los actuales
judíos al estilo de Caifás ni entre los de Sabelio, y no piensa en nada más,
para no rodar hacia el politeísmo de los griegos. Y que ésta es la fe de la
Iglesia, pueden aprenderlo de cómo el Señor, al enviar a los apóstoles, les
mandó ponerle este fundamento a la Iglesia, diciendo: "Id y enseñad a
todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del
Espíritu Santol' Por su parte, los apóstoles fueron y lo enseñaron así. Y ésta
es la predicación para toda la Iglesia bajo el cielo» (San Atanasio de
Alejandría [c 296-376]. Carta 1 a Serapión 28)).
No hay comentarios.:
Publicar un comentario