Evangelio del 15 de abril 2025 Juan 13, 21-33. 36-38

En aquel tiempo, cuando Jesús estaba a la mesa con sus discípulos, se
conmovió profundamente y declaró: «Yo les aseguro que uno de ustedes me va a
entregar». Los discípulos se miraron perplejos unos a otros, porque no sabían
de quién hablaba. Uno de ellos, al que Jesús tanto amaba, se hallaba reclinado
a su derecha. Simón Pedro le hizo una seña y le preguntó: «¿De quién lo dice?»
Entonces él, apoyándose en el pecho de Jesús, le preguntó: «Señor, ¿quién es?»
Le contestó Jesús: «Aquel a quien yo le dé este trozo de pan, que voy a mojar».
Mojó el pan y se lo dio a Judas, hijo de Simón el Iscariote; y tras el bocado,
entró en él Satanás.
Jesús le dijo entonces a Judas: «Lo que tienes que hacer, hazlo
pronto». Pero ninguno de los comensales entendió a qué se refería; algunos
supusieron que, como Judas tenía a su cargo la bolsa, Jesús le había
encomendado comprar lo necesario para la fiesta o dar algo a los pobres. Judas,
después de tomar el bocado, salió inmediatamente. Era de noche.
Una vez que Judas se fue, Jesús dijo: «Ahora ha sido glorificado el
Hijo del hombre y Dios ha sido glorificado en él. Si Dios ha sido glorificado
en él, también Dios lo glorificará en sí mismo y pronto lo glorificará.
Hijitos, todavía estaré un poco con ustedes. Me buscarán, pero como les
dije a los judíos, así se lo digo a ustedes ahora: 'A donde yo voy, ustedes no
pueden ir'». Simón Pedro le dijo: «Señor, ¿a dónde vas?» Jesús le respondió: «A
donde yo voy, no me puedes seguir ahora; me seguirás más tarde». Pedro replicó:
«Señor, ¿por qué no puedo seguirte ahora? Yo daré mi vida por ti». Jesús le
contestó: «¿Conque darás tu vida por mí? Yo te aseguro que no cantará el gallo,
antes de que me hayas negado tres veces».
Reflexión
Podemos imaginar la situación en la mesa: "uno de ustedes me va a
entregar", dice Jesús, pero ¿quién? Seguramente que todos nosotros, de
haber estado en la mesa, nos hubiéramos preguntado a nosotros mismos ¿será
posible que yo sea el que va a traicionar al Maestro? Y la verdad es que la
respuesta es "SI".
Cada vez que a pesar de que sabemos que lo que vamos a hacer es contra
la fe, contra nuestro prójimo, contra Dios mismo, y lo realizamos, estamos
actuando de la misma manera que Judas: estamos traicionando la confianza de
Jesús. Él nos llama amigos, nos ha llamado para seguirlo y para ser un
instrumento de su amor y de su gracia, y en lugar de ello preferimos nuestros
propios caminos, nuestros propios métodos y metas.
El mismo Pedro, que amaba con todo su corazón a Jesús, que decía estar
dispuesto a morir por él, lo negará no una, sino tres veces. Y es que no
tenemos fuerza para ser fieles, pues esta fuerza viene de Dios. El amor al
Maestro y el poder del Espíritu que mora en nosotros, son los únicos elementos
que nos hacen ser verdaderamente fieles. Busquemos en estos días crecer más en
el amor para que el Espíritu se fortalezca y podamos experimentar una Pascua
maravillosa.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario