UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20241110
En la iglesia primitiva, como es
bien sabido, existía una orden o grupo oficial de viudas que cumplían numerosas
tareas imprescindibles en la comunidad (por ejemplo, véase 1 Tim 5,3-16). Por
razones no completamente claras, esta orden desapareció. Tal vez hoy sea el
momento justo de revivirla o, por lo mínimo, descubrir una manera permanente,
pública y clara de habilitar y reconocer la contribución que las viudas y todos
los ancianos hacen en favor de la Iglesia. Es lo que el Papa Francisco pide
cuando llama a los ancianos los "mensajeros de la ternura" y "el
cimiento firme del futuro", como ha dicho en varios de sus mensajes para
el Día Mundial de los Abuelos y Ancianos, el domingo más cercano de la fiesta
de los abuelos de Jesús, los santos Joaquín y Ana (el 26 de julio).
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