viernes, 1 de noviembre de 2024

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20241103

 



Para algunos, la religión cristiana es una realidad totalmente humana. Por ejemplo, algunos filósofos iluministas del siglo XVIII trataron el cristianismo como un sistema ético, que nos enseña cómo relacionamos con otras personas humanas, sin decir nada sobre Dios. Para otros, el cristianismo es una realidad etéreamente divina. Por ejemplo, unos devotos creen que la fe cristiana les requiere negar sus inclinaciones humanas, como la sexualidad o la razón. Ambas tendencias están equivocadas, destinadas a desembocar en tendencias heréticas, como el trabajolicismo (adicto al trabajo) pelagiano o el elitismo gnóstico. La fe cristiana tiene dos facetas, una humana y la otra divina: cuando rezamos, por ejemplo, cumplimos una acción divina (agradecemos a Dios) y una humana (nos instruimos en la gratitud). No se trata, a fin de cuentas, de un dualismo, porque lo divino y lo humano no son opuestos sino complementarios.

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