UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20241103
Para algunos, la religión
cristiana es una realidad totalmente humana. Por ejemplo, algunos filósofos
iluministas del siglo XVIII trataron el cristianismo como un sistema ético, que
nos enseña cómo relacionamos con otras personas humanas, sin decir nada sobre
Dios. Para otros, el cristianismo es una realidad etéreamente divina. Por
ejemplo, unos devotos creen que la fe cristiana les requiere negar sus
inclinaciones humanas, como la sexualidad o la razón. Ambas tendencias están
equivocadas, destinadas a desembocar en tendencias heréticas, como el
trabajolicismo (adicto al trabajo) pelagiano o el elitismo gnóstico. La fe
cristiana tiene dos facetas, una humana y la otra divina: cuando rezamos, por
ejemplo, cumplimos una acción divina (agradecemos a Dios) y una humana (nos
instruimos en la gratitud). No se trata, a fin de cuentas, de un dualismo,
porque lo divino y lo humano no son opuestos sino complementarios.
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