martes, 14 de octubre de 2025

Evangelio del 15 de octubre 2025 Lucas 11, 42-46


 


En aquel tiempo, Jesús dijo: "¡Ay de ustedes, fariseos, porque pagan diezmos hasta de la hierbabuena, de la ruda y de todas las verduras, pero se olvidan de la justicia y del amor de Dios! Esto debían practicar sin descuidar aquello. ¡Ay de ustedes, fariseos porque les gusta ocupar los lugares de honor en las sinagogas y que les hagan reverencias en las plazas! ¡Ay de ustedes, porque son como esos sepulcros que no se ven, sobre los cuales pasa la gente sin darse cuenta!”. Entonces tomó la palabra un doctor de la ley y le dijo: "Maestro, al hablar así, nos insultas también a nosotros". Entonces Jesús les respondió: "¡Ay de ustedes también, doctores de la ley, porque abruman a la gente con cargas insoportables, pero ustedes no las tocan ni con la punta del dedo!"

 Comentario


 La Trampa de la Apariencia y el Detalle

Aquí, Jesús no critica la práctica de pagar el diezmo (el "aquello"), sino la actitud de poner el foco en el detalle insignificante mientras se ignora lo fundamental. Los fariseos eran meticulosos con las reglas externas más pequeñas (diezmar hasta las hierbas de su jardín), pero se olvidaban de las "especias" más grandes y esenciales de la Ley: la justicia y el amor a Dios (que se traduce en amor al prójimo).

 

El Peligro de la Búsqueda de Honores

El problema de estos líderes no era su piedad, sino su motivación. Hacían las cosas para ser vistos, reconocidos y honrados por los demás. Su religión se había convertido en un disfraz para alimentar su orgullo y vanidad.

 

La Pesada Carga de la Ley sin Gracia

Estos eran los que interpretaban y enseñaban la ley. En lugar de usar la ley como una guía para la libertad y el amor, la habían convertida en una máquina de opresión con reglas excesivas. Y lo peor, ellos mismos se saltaban las exigencias que imponían a los demás.

 

Reflexión

Como padres, jefes, maestros o líderes, ¿estamos imponiendo expectativas, juicios o cargas a los demás que nosotros mismos no estamos dispuestos a llevar? ¿Somos "duros jueces" que condenamos los errores ajenos mientras somos indulgentes con los propios? El verdadero liderazgo, según Jesús, es un servicio que acompaña, no un poder que oprime. Debemos ser puentes, sin barreras.

 

 

 

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