miércoles, 24 de septiembre de 2025

Evangelio del 25 de septiembre 2025 Lucas 9, 7-9

 



En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. Pere Herodes decía: "A Juan yo lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo semejantes cosas?" Y tenía curiosidad de ver a Jesús.

 

Reflexión

Herodes, un hombre poderoso, se siente inquieto por la fama de Jesús. No puede ignorarlo. Esto nos recuerda que el mensaje de Cristo, cuando es auténtico y vivo, sacude incluso los corazones endurecidos. ¿Qué hay en Jesús que provoca tanta búsqueda, tanta confusión, tanta atracción?

Herodes pregunta de Jesús —“¿Quién es este?”— es la misma que cada discípulo, cada creyente, cada ser humano debe hacerse. ¿Es Jesús solo un profeta, un maestro, o es verdaderamente el Hijo de Dios que transforma vidas?

Herodes “procuraba verlo”, pero no para seguirlo, sino quizás por morbo, por miedo o por control. Su interés no nace de la fe, sino de la inquietud. Esto nos interpela: ¿Buscamos a Jesús por curiosidad o por deseo de conversión? ¿Queremos verlo o queremos seguirlo?

No basta con “oír hablar” de Jesús. Es necesario encontrarse con Él, dejarse transformar, y responder con fe. Que nuestra búsqueda no sea como la de Herodes, sino como la de los discípulos: profunda, sincera, y abierta al misterio del Reino.

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