En aquel tiempo, estaban junto a la cruz de Jesús, su madre, la hermana
de su madre, María la de Cleofás y María Magdalena.
Al ver a su madre y junto a ella al discípulo que tanto quería, Jesús
dijo: "Mujer, ahí está tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Ahí
está tu madre". Y desde entonces el discípulo se la llevó a vivir con él.
Reflexión
Hoy celebramos otra fiesta mariana, la festividad de la Virgen de Nuestra Señora de los Dolores. Leemos en el Evangelio que Jesús nos deja a nuestra Madre, a una Madre del cielo.
La tradición de la Iglesia habla de los siete dolores de la Virgen.
Para muchos, esto podría ser una festividad sin sentido, ¿Por qué celebrar los
dolores de una mujer, los dolores de una madre? A mí me gusta verlo desde la
perspectiva de la fe, la esperanza y el amor. Así es, Jesús sabía que todos
necesitamos una madre que nos enseñe cómo reír, pero también cómo llorar, cómo
vivir, pero también cómo sufrir.
Madre mía, ilumina mi fe, fortalece mi esperanza, acrecienta mi amor
para que yo también pueda permanecer de pie ante la cruz del día a día. Hoy voy
a cargar mi cruz con alegría.
Paola Treviño, consagrada del Regnum Christi.
En colaboración con Evangelización Activa.
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