jueves, 14 de agosto de 2025

UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20250817

 

Yo he venido a traer fuego sobre la tierra, ¡y cómo desearía que ya estuviera ardiendo! Lucas 12:49

 

Es una de las declaraciones más intensas y enigmáticas de Jesús. Su fuerza simbólica ha fascinado a teólogos, místicos y pensadores durante siglos. Algunos ven en Lucas 12:49 una anticipación de Pentecostés: Jesús desea que el mundo esté encendido por el Espíritu.

Jesús habla del costo de seguirlo. No promete paz inmediata, sino una confrontación con el status quo, del pecado, la hipocresía y las estructuras injustas. Es una llamada a tomar posición, a vivir con convicción una transformación radical que divide, purifica y revela lo que hay en el corazón de las personas.

En la Biblia, el fuego es capaz de purificar, iluminar, juzgar y transformar.

Así como el fuego que refina el oro, representa el proceso por el cual Dios limpia el corazón humano. Jesús desea que el mundo sea purificado, que lo falso se consuma y lo verdadero permanezca.

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