En aquel tiempo, Jesús dijo: "Vengan a mí, todos los que están
fatigados y agobiados por la carga, y yo los aliviaré. Tomen mi yugo sobre
ustedes y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón, y encontrarán
descanso, porque mi yugo es suave, y mi carga, ligera".
Reflexión
Después de un día agobiante de trabajo o un período de nuestra vida en
el que las cosas no han salido precisamente como nosotros las esperábamos, qué
reconfortante es escuchar de Jesús: "Vengan a mí... y yo los
aliviaré".
Y es que sólo en Jesús podemos darle el justo valor a todas las cosas,
por eso dice: "Aprendan de mí que soy manso y humilde de corazón". El
hombre se agita y se sofoca porque le da a las cosas una dimensión equivocada y
porque quiere realizarlas con sus solos esfuerzos pero, sólo con la ayuda de
Dios es posible realizar, en paz y con alegría, nuestros proyectos y sólo con
su consuelo podemos aceptar, que éstos no hayan salido como nosotros
pensábamos.
Si tu vida y tus proyectos están a medias o no se han realizado como tú
lo esperabas, toma un momento de tu jornada para orar, para ponerte en los
brazos amorosos de Jesús, él te dará la fuerza y la luz para recomenzar.
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