En aquel tiempo, Jesús habló del Reino de Dios a la multitud y curó a
los enfermos.
Cuando caía la tarde, los doce apóstoles se acercaron a decirle:
"Despide a la gente para que vayan a los pueblos y caseríos a buscar
alojamiento y comida, porque aquí estamos en un lugar solitario". Él les
contestó: "Denles ustedes de comer". Pero ellos le replicaron:
"No tenemos más que cinco panes y dos pescados; a no ser que vayamos
nosotros mismos a comprar víveres para toda esta gente". Eran como cinco
mil varones.
Entonces Jesús dijo a sus discípulos: "Hagan que se sienten en
grupos como de cincuenta". Así lo hicieron, y todos se sentaron. Después
Jesús tomó en sus manos los cinco panes y los dos pescados, y levantando su
mirada al cielo, pronunció sobre ellos una oración de acción de gracias, los
partió y los fue dando a los discípulos, para que ellos los distribuyeran entre
la gente.
Comieron todos y se saciaron, y de lo que sobró se llenaron doce
canastos.
Reflexión
Dentro de la teología de Lucas, este pasaje de la multiplicación de los
panes viene a ilustrarnos cómo es que de un pan puede dar de comer a una
multitud. Es interesante que, a pesar de ser varios panes, Jesús lo parte. Con
ello nos muestra, antes de la Última Cena, cómo Jesús es el pan que se parte y
se comparte.
En la Cena de Pascua, para instituir la Eucaristía, Jesús repite este
signo de partir el pan, pero ahora ya no es pan sino que es su cuerpo. Por ello
al comulgar participamos todos del mismo cuerpo de Cristo y en cada hostia, en
cada fracción de pan, se nos da la comida completa, el Cristo total, por ello
es una comida que sacia.
No es como la "comida" que nos ofrece el mundo y que solo nos
vacía y causa indigestión. La Eucaristía, el pan partido y compartido, es la
única comida capaz de darnos la plenitud y saciar nuestras ansias de eternidad
y de amor. Cuando el hombre no se alimenta de este Pan, siempre está
insatisfecho, en búsqueda y, no pocas veces, equivoca la comida y termina
envenenado con lo que el mundo nos ofrece.
Es, pues, necesario revisar y tener cuidado en el alimento que le damos
a nuestra alma (cine, televisión, revistas, radio, etc.). Recordemos que la
Eucaristía es el pan que nos da la vida Eterna y que solo en Cristo
encontraremos el camino, la Verdad y la Vida.
Busca alimentarte bien pero, sobre todo, busca alimentarte santamente
del Pan que da la Vida de ese pan que se Parte y se comparte: Jesucristo
nuestro Pan.
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