Evangelio del 9 de diciembre 2024

Evangelio del 9 de diciembre 2024
Lucas 1, 26-38
En aquel tiempo, el ángel Gabriel
fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea, llamada Nazaret, a una virgen
desposada con un varón de la estirpe de David, llamado José. La virgen se
llamaba María.
Entró el ángel a donde ella
estaba y le dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Al oír
estas palabras, ella se preocupó mucho y se preguntaba qué querría decir
semejante saludo.
El ángel le dijo: «No temas,
María, porque has hallado gracia ante Dios. Vas a concebir y a dar a luz un
hijo y le pondrás por nombre Jesús. Él será grande y será llamado Hijo del
Altísimo; el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, y él reinará sobre
la casa de Jacob por los siglos y su reinado no tendrá fin».
María le dijo entonces al ángel:
«¿Cómo podrá ser esto, puesto que yo permanezco virgen?» El ángel le contestó:
«El Espíritu Santo descenderá sobre ti y el poder del Altísimo te cubrirá con
su sombra. Por eso, el Santo, que va a nacer de ti, será llamado Hijo de Dios.
Ahí tienes a tu parienta Isabel, que a pesar de su vejez, ha concebido un hijo
y ya va en el sexto mes la que llamaban estéril, porque no hay nada imposible
para Dios». María contestó: «Yo soy la esclava del Señor; cúmplase en mí lo que
me has dicho». Y el ángel se retiró de su presencia.
Reflexión
Uno de los valores más exquisitos
que permiten que el Reino de los cielos se instaure es la disponibilidad. La
vida no es siempre fácil y nuestros proyectos, en muchas ocasiones, se ven
modificados incluso drásticamente.
Creo sinceramente que María
tendría otros planes para su matrimonio, sin embargo, se presenta siempre
disponible a la voluntad y a la acción de Dios en su vida. Y esto es
precisamente lo que hace que el Reino de los cielos se haga una realidad. El Sí
disponible de María une el cielo con la tierra.
Busquemos, no sólo hoy, sino toda
nuestra vida, poner buena cara a los cambios que Dios va realizando en nuestra
vida, teniendo presente que esta disponibilidad hará de nosotros un instrumento
valioso para que el Reino se realice en nuestras familias y en nuestra
sociedad.
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