Evangelio de 9 de octubre 2024 Lucas 11, 1-4

Un día, Jesús estaba orando y
cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar,
como Juan enseñó a sus discípulos".
Entonces Jesús les dijo:
"Cuando oren, digan:
Padre, santificado sea tu nombre,
venga tu Reino,
danos hoy nuestro pan de cada día
y perdona nuestras ofensas,
puesto que también nosotros
perdonamos
a todo aquel que nos ofende,
y no nos dejes caer en
tentación".
Reflexión
Esta oración, a pesar de parecer
tan simple, es la oración más perfecta que existe. Sobre todo, porque nos
revela que Dios es un Padre y que se comporta como tal. Por ello nos podemos
acercar con toda confianza a él sabiendo que no fallará.
La Iglesia lo ha reconocido así,
y por ello, recomienda que se rece tres veces al día: en la mañana como parte
de las Laudes, en la Misa, y al caer la tarde como parte de las Vísperas. Esta
pequeña oración bien rezada tiene una profundidad tan grande que es capaz de
llevarnos incluso a las más altas contemplaciones; el problema es que está tan
desgastada que la mayoría de los cristianos la dicen de memoria y como pericos.
Intenta este día rezarla en paz,
con un corazón abierto al Señor y verás cómo la presencia de Dios se hace
realmente fuerte en tu vida.
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