ANTÍFONA DE ENTRADA (Cfr. Sal 73, 20. 19. 22. 23)
Acuérdate, Señor, de tu alianza, no olvides por más tiempo la suerte de
tus pobres. Levántate, Señor, a defender tu causa, no olvides las voces de los
que te buscan.
GLORIA
Gloria a Dios en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor.
Por tu inmensa gloria te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos,
te damos gracias, Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor,
Hijo único, Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que
quitas el pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del
mundo, atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre,
ten piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú
Altísimo, Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Dios todopoderoso y eterno, a quien, enseñados por el Espíritu Santo,
invocamos con el nombre de Padre, intensifica en nuestros corazones el espíritu
de hijos adoptivos tuyos, para que merezcamos entrar en posesión de la herencia
que nos tienes prometida. Por nuestro Señor Jesucristo, tu Hijo, que vive y
reina contigo en la unidad del Espíritu Santo y es Dios por los siglos de los
siglos.
LITURGIA DE LA PALABRA
PRIMERA LECTURA
Castigaste a nuestros adversarios y a tus elegidos nos cubriste de
gloria.]
Del libro de la Sabiduría 18, 6-9
La noche de la liberación pascual fue anunciada con anterioridad a
nuestros padres, para que se confortaran al reconocer la firmeza de las
promesas en que habían creído.
Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y el exterminio
de sus enemigos. En efecto, con aquello mismo con que castigaste a nuestros
adversarios nos cubriste de gloria a tus elegidos.
Por eso, los piadosos hijos de un pueblo justo celebraron la Pascua en
sus casas, y de común acuerdo se impusieron esta ley sagrada, de que todos los
santos participaran por igual de los bienes y de los peligros. Y ya desde
entonces cantaron los himnos de nuestros padres.
Palabra de Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO RESPONSORIAL
Del salmo 32 R/. Dichoso el pueblo escogido por Dios.
Que los justos aclamen al Señor; es propio de los justos alabarlo.
Feliz la nación cuyo Dios es el Señor, dichoso el pueblo que eligió por suyo.
R.
Cuida el Señor de aquellos que lo temen y en su bondad confían; los
salva de la muerte y en épocas de hambre les da vida. R.
En el Señor está nuestra esperanza, pues él es nuestra ayuda y nuestro
amparo. Muéstrate bondadoso con nosotros, puesto que en ti, Señor, hemos
confiado. R.
SEGUNDA LECTURA
Esperaban la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor
es Dios.
De la carta a los hebreos 11, 1-2. 8-19
Hermanos: La fe es la forma de poseer, ya desde ahora, lo que se espera
y de conocer las realidades que no se ven. Por ella fueron alabados nuestros
mayores.
Por su fe, Abraham, obediente al llamado de Dios, y sin saber a dónde
iba, partió hacia la tierra que habría de recibir como herencia. Por la fe,
vivió como extranjero en la tierra prometida, en tiendas de campaña, como Isaac
y Jacob, coherederos de la misma promesa después de él. Porque ellos esperaban
la ciudad de sólidos cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
Por su fe, Sara, aun siendo estéril y a pesar de su avanzada edad, pudo
concebir un hijo, porque creyó que Dios habría de ser fiel a la promesa; y así,
de un solo hombre, ya anciano, nació una descendencia numerosa como las
estrellas del cielo e incontable como las arenas del mar.
[Todos ellos murieron firmes en la fe. No alcanzaron los bienes
prometidos, pero los vieron y los saludaron con gozo desde lejos. Ellos
reconocieron que eran extraños y peregrinos en la tierra. Quienes hablan así,
dan a entender claramente que van en busca de una patria; pues si hubieran
añorado la patria de donde habían salido, habrían estado a tiempo de volver a
ella todavía. Pero ellos ansiaban una patria mejor: la del cielo. Por eso Dios
no se avergüenza de ser llamado su Dios, pues les tenía preparada una ciudad.
Por su fe, Abraham, cuando Dios le puso una prueba, se dispuso a
sacrificar a Isaac, su hijo único, garantía de la promesa, porque Dios le había
dicho: De Isaac nacerá la descendencia que ha de llevar tu nombre. Abraham
pensaba, en efecto, que Dios tiene poder hasta para resucitar a los muertos;
por eso le fue devuelto Isaac, que se convirtió así en un símbolo
profético.] Palabra de Dios. Te
alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN ANTES DEL EVANGELIO
Estén preparados, porque no saben a qué hora va a venir el Hijo del
hombre. (Mt 24, 42. 44)
R/. Aleluya, aleluya. R/.
EVANGELIO
También ustedes estén preparados.
Del santo Evangelio según san Lucas 12, 32-48
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: “No temas, rebañito mío,
porque tu Padre ha tenido a bien darte el Reino. Vendan sus bienes y den
limosnas. Consíganse unas bolsas que no se destruyan y acumulen en el cielo un
tesoro que no se acaba, allá donde no llega el ladrón, ni carcome la polilla.
Porque donde
está su tesoro, ahí estará su corazón.
Estén listos, con la túnica puesta y las lámparas encendidas. Sean
semejantes a los criados que están esperando a que su señor regrese de la boda,
para abrirle en cuanto llegue y toque. Dichosos aquellos a quienes su señor, al
llegar, encuentre en vela. Yo les aseguro que se recogerá la túnica, los hará
sentar a la mesa y él mismo les servirá. Y si llega a medianoche o a la
madrugada y los encuentra en vela, dichosos ellos.
Fíjense en esto: Si un padre de familia supiera a qué hora va a venir
el ladrón, estaría vigilando y no dejaría que se le metiera por un boquete en
su casa. Pues también ustedes estén preparados, porque a la hora en que menos
lo piensen vendrá el Hijo del hombre”.
[Entonces Pedro le preguntó a Jesús: “¿Dices esta parábola sólo por
nosotros o por todos?” El Señor le respondió: “Supongan que un administrador,
puesto por su amo al frente de la servidumbre, con el encargo de repartirles a
su tiempo los alimentos, se porta con fidelidad y prudencia. Dichoso este
siervo, si el amo, a su llegada, lo encuentra cumpliendo con su deber. Yo les
aseguro que lo pondrá al frente de todo lo que tiene. Pero si este siervo
piensa: ‘Mi amo tardará en llegar’ y empieza a maltratar a los criados y a las
criadas, a comer, a beber y a embriagarse, el día menos pensado y a la hora más
inesperada, llegará su amo y lo castigará severamente y le hará correr la misma
suerte que a los hombres desleales.
El servidor que, conociendo la voluntad de su amo, no haya preparado ni
hecho lo que debía, recibirá muchos azotes; pero el que, sin conocerla, haya
hecho algo digno de castigo, recibirá pocos.
Al que mucho se le da, se le exigirá mucho, y al que mucho se le
confía, se le exigirá mucho más”.
Palabra del Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la
tierra, de todo lo visible y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo,
Hijo único de Dios nacido del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios,
Luz de Luz, Dios verdadero de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la
misma naturaleza del Padre, por quien todo fue hecho; que por nosotros, los
hombres, y por nuestra salvación bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo
se encarnó de María, la Virgen, y se hizo hombre; y por nuestra causa fue
crucificado en tiempos de Poncio Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al
tercer día, según las Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha
del Padre; y de nuevo vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino
no tendrá fin. Creo en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede
del Padre y del Hijo, que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y
gloria, y que habló por los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa,
católica y apostólica. Confieso que hay un sólo Bautismo para el perdón de los
pecados. Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro.
Amén.
PLEGARIA UNIVERSAL
Oremos a nuestro Señor Jesucristo, para que – acordándose de su
promesa– escuche la oración de los que nos hemos reunido en su nombre.
A cada invocación responderemos: Escúchanos, Señor.
1. Por la paz que desciende
del cielo, por la unión de las Iglesias y por la salvación de nuestras almas,
roguemos al Señor.
2. Por los que trabajan por el
bien de los pobres, por los que ayudan a los ancianos y por los que cuidan a
niños y desvalidos, roguemos al Señor.
3. Por los que están sometidos
a una prueba, por los que están en peligro, por el retorno de los extraviados y
por la libertad de los encarcelados, roguemos al Señor.
4. Por los que están orando
con nosotros, por los que han pedido nuestras oraciones y por el reposo eterno
de nuestros hermanos difuntos, roguemos al Señor.
Haz, Señor, que los corazones de tus fieles se inflamen en la fe que
impulsó a nuestro padre Abraham a vivir como extranjero en la tierra que le
prometiste, y que sepamos estar atentos al regreso de tu Hijo, para que podamos
así ser recibidos por Él en el banquete eterno. Por Jesucristo, nuestro Señor.
ORACIÓN SOBRE LAS OFRENDAS
Recibe benignamente, Señor, los dones de tu Iglesia, y, al concederle
en tu misericordia que te los pueda ofrecer, haces al mismo tiempo que se
conviertan en sacramento de nuestra salvación. Por Jesucristo, nuestro Señor.
PREFACIO
La creación alaba al Señor
En verdad es justo y necesario, es nuestro deber y salvación darte
gracias siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno. Porque creaste el universo con todo cuanto contiene; determinaste el
ciclo de las estaciones; pero formaste al hombre a tu imagen y semejanza y lo
hiciste dueño de un mundo portentoso, para que en tu nombre dominara la
creación entera y, al contemplar la grandeza de tus obras, en todo momento te
alabara, por Cristo, Señor nuestro. A quien cantan los cielos y la tierra, los
ángeles y los arcángeles, proclamando sin cesar: Santo, Santo, Santo...
ANTÍFONA DE LA COMUNIÓN (Jn 6, 51)
El pan que yo les daré es mi carne para la vida del mundo, dice el
Señor.
ORACIÓN DESPUÉS DE LA COMUNIÓN
La comunión de tus sacramentos que hemos recibido, Señor, nos salven y
nos confirmen en la luz de tu verdad. Por Jesucristo, nuestro Señor.