martes, 7 de octubre de 2025

Evangelio del 8 de octubre 2025 Lucas 11, 1-4

 



Un día, Jesús estaba orando y cuando terminó, uno de sus discípulos le dijo: "Señor, enséñanos a orar, como Juan enseñó a sus discípulos". Entonces Jesús les dijo: "Cuando oren, digan: Padre, santificado sea tu nombre, venga tu Reino, danos hoy nuestro pan de cada día y perdona nuestras ofensas, puesto que también nosotros perdonamos a todo aquel que nos ofende, y no nos dejes caer en tentación".

REFLEXIÓN

Jesús no solo ora, sino que responde al deseo de sus discípulos de aprender a orar como Él. Lo que sigue es la entrega del Padre Nuestro, una oración que no es solo fórmula, sino una invitación a entrar en comunión con Dios desde la sencillez, la dependencia y la confianza.

El hecho de que los discípulos lo vean orando y pidan aprender muestra que su vida espiritual era visible, inspiradora y contagiosa.

 “Padre” es la primera palabra. No comienza con súplica ni alabanza, sino con vínculo. Es una oración que nace del corazón de una familia espiritual.

Pedir el pan “de cada día”, el perdón “como nosotros perdonamos”, y la protección frente al mal, nos sitúa en una red de relaciones humanas donde la justicia, la misericordia y la humildad son esenciales.

El Padre Nuestro es una oración breve, pero que abarca lo esencial: identidad, necesidad, reconciliación y protección.

Este pasaje no solo enseña cómo orar, sino cómo vivir: con dependencia del Padre, apertura al prójimo, y confianza en medio de la lucha.

 

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