UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240728
Cuando leemos relatos bíblicos, como la multiplicación de los panes,
naturalmente pensamos en la Eucaristía. Como se lee en dichos relatos, la
Eucaristía es un alimento que satisface nuestra hambre de manera milagrosa y
maravillosa y es un signo de la abundancia de la vida que Dios nos otorga
generosamente. No obstante, cuando leemos tales relatos, no podemos dejar de
pensar sólo en la Eucaristía, aunque es un don de valor infinito. Si pensáramos
así, seríamos como las multitudes que siguieron a Jesús única y egoístamente
porque satisfizo sus necesidades. Tenemos que leer estos relatos intentando
entender a Cristo mismo, que nos da el Sacramento Eucarístico y también otros
dones, pero Él es el mejor don de Dios. Como dice San Agustín, un día
desaparecerán las Escrituras y los sacramentos, pero nunca desaparecerá Cristo.
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