viernes, 12 de julio de 2024

Texto bíblico Lc 2, 29-32

 

Texto bíblico

Lc 2, 29-32

Cántico de Simeón

«Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel».

 

Reflexión

 

Simeón, un hombre justo y piadoso, esperaba la consolación de Israel. El Espíritu Santo le había revelado que no moriría antes de ver al Ungido del Señor.

Durante el reinado de Augusto César, el mundo estaba marcado por guerras, violencia, destrucción y decadencia moral. Las provincias romanas sufrían debido a la guerra civil, la inseguridad y la pobreza.

Cuando María y José llevaron a Jesús al templo para su consagración, Simeón lo reconoció como el Salvador y proclamó: “Ahora, Señor, deja que tu siervo se vaya en paz, porque mis ojos han visto a tu Salvador”

Este pasaje refleja la esperanza y la luz que Jesús trajo al mundo en un momento histórico lleno de desafíos y dificultades.

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