EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240714
«Y ved cómo quien prohibió llevar ni alforja ni dinero concede los
necesarios medios de subsistencia a través de la misma predicación, pues
agrega: Quedaos en la misma casa... Si nuestra paz es aceptada, justo es que
nos quedemos en la misma casa, comiendo y bebiendo de lo que tengan, y así
recibamos una retribución terrena de aquellos a quienes ofrecemos los premios
de la patria celestial. De este modo, la recompensa que se recibe en la
presente vida debe estimularnos a tender con más entusiasmo a la recompensa
futura. Por lo cual, un predicador ya curtido no debe predicar para recibir la
recompensa en esta tierra, sino que ha de recibir la recompensa para poder
seguir predicando. Porque quien predica para recibir aquí la paga, en prestigio
o en metálico, se priva indudablemente de la recompensa eterna. En cambio,
quien predica buscando agradar a los hombres para atraerlos con sus palabras al
amor del Señor, no al suyo propio, o bien percibe una retribución para no caer
extenuado en el ministerio de la predicación a causa de su pobreza, éste
ciertamente recibirá su recompensa en la patria celestial, porque durante su
peregrinación sólo recibió lo estrictamente necesario. Y ¿qué hacemos nosotros,
oh pastores, que no sólo recibimos la recompensa, sino que para colmo no somos
operarios? Recibimos, ya lo creo, los frutos de la santa Iglesia para nuestro
cotidiano sustento, y sin embargo no nos empleamos a fondo en la predicación en
beneficio de la Iglesia eterna. Pensemos cuál será la penalización subsiguiente
al hecho de haber percibido un salario sin haber cumplido la jornada laboral»
(San Gregorio Magno [c.540-604]. 640 Papa de la Iglesia. Homilía 17 sobre los
Evangelios 5.6.7.8).
0 Comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Comentarios de la entrada [Atom]
<< Página Principal