sábado, 31 de agosto de 2024
DOMINGO XXII DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 1 de Septiembre 2024
ANTÍFONA DE ENTRADA
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240901
«Cuando el Señor había llegado a la tierra de Genezaret con sus discípulos y había curado con medicina celeste a muchos que allí padecían enfermedades diversas, se le acercaron, dice, unos escribas y fariseos de Jerusalén diciendo: ¿Por qué tus discípulos transgreden las tradiciones de nuestros mayores? Pues no se lavan las manos cuando comen pan. Como los escribas y fariseos no se atrevían a contradecir los poderes manifiestos del Señor, buscaban ocasiones y razonamientos diversos con los cuales reprender o culpar al Señor o a sus discípulos. Por eso, en el presente pasaje acusaban a los discípulos del Señor de transgredir la ley porque no comían el pan con las manos lavadas, según la tradición de los mayores, diciendo: ¿Por qué tus discípulos transgreden las tradiciones de nuestros mayores? Pues no se lavan las manos cuando comen pan. Establecieron ciertamente los antepasados de los judíos, entre otras observancias, también esto: que nadie recibiera alimento o lo comiera si no se había lavado antes las manos. Pero en esta observancia hay más bien un uso y una costumbre humana, no un provecho para la salvación. Por esto esa tradición de los mayores es casi superflua, porque no puede ser provechosa para la salvación. Y no se obtiene justificación alguna a partir de esta tradición, ni se comete un delito si se deja de cumplir. Pues Dios no exige del hombre que cuando vaya a comerse lave las manos, sino que tenga un corazón limpio y una conciencia lavada de las suciedades de los pecados. En verdad, ¿de qué aprovecha lavarse las manos y tener la conciencia manchada?» (San Cromacio de Aquilea [340- ¿408?]. Evangelio de san Mateo. Tratado 53, 1).
viernes, 30 de agosto de 2024
Evangelio del 31 de agosto 2024 Mateo 25, 14-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El
Reino de los cielos se parece también a un hombre que iba a salir de viaje a
tierras lejanas; llamó a sus servidores de confianza y les encargó sus bienes.
A uno le dio cinco millones; a otro, dos; y a un tercero, uno, según la
capacidad de cada uno, y luego se fue.
El que recibió cinco millones fue enseguida a negociar con ellos y ganó
otros cinco. El que recibió dos hizo lo mismo y ganó otros dos. En cambio, el
que recibió un millón hizo un hoyo en la tierra y allí escondió el dinero de su
señor.
Después de mucho tiempo regresó aquel hombre y llamó a cuentas a sus
servidores.
Se acercó el que había recibido cinco millones y le presentó otros
cinco, diciendo: “Señor, cinco millones me dejaste; aquí tienes otros cinco,
que con ellos he ganado”. Su señor le dijo: “Te felicito, siervo bueno y fiel.
Puesto que has sido fiel en cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho
valor. Entra a tomar parte en la alegría de tu señor”.
Se acercó luego el que había recibido dos millones y le dijo: “Señor,
dos millones me dejaste; aquí tienes otros dos, que con ellos he ganado”. Su
señor le dijo: “Te felicito siervo bueno y fiel. Puesto que has sido fiel en
cosas de poco valor, te confiaré cosas de mucho valor. Entra a tomar parte en
la alegría de tu señor”.
Finalmente, se acercó el que había recibido un millón y le dijo:
“Señor, yo sabía que eres un hombre duro, que quieres cosechar lo que no has
plantado y recoger lo que no has sembrado. Por eso tuve miedo y fui a esconder
tu millón bajo tierra. Aquí tienes lo tuyo”.
El señor le respondió: “Siervo malo y perezoso. Sabías que cosecho lo
que no he plantado y recojo lo que no he sembrado. ¿Por qué, entonces, no
pusiste mi dinero en el banco para que, a mi regreso, lo recibiera yo con
intereses? Quítenle el millón y dénselo al que tiene diez. Pues al que tiene se
le dará y le sobrará; pero al que tiene poco, se le quitará aun eso poco que
tiene.
Y a este hombre inútil, échenlo fuera, a las tinieblas. Allí será el
llanto y la desesperación” ".
Reflexión
Encontrar buenas razones para no trabajar puede resultar fácil, pero al final las consecuencias, como en este caso, pueden ser catastróficas, sobre todo, cuando se refiere a trabajar en la construcción del Reino.
Viendo una sociedad en la cual el Evangelio no es, ni en mucho ni en
poco, la regla de vida viene a nuestra mente el pensar: ¿Qué ha pasado? ¿Por
qué después de más de dos mil años desde que se inició la construcción del
Reino vivimos todavía en un mundo sin Reino? La respuesta es simple: No ha
habido suficientes personas que se interesen en ello. Todo se lo dejamos a los
sacerdotes, a los religiosos y esperamos sentados a que todo en el mundo
cambie. Recordemos que la responsabilidad que Jesús nos encargó es la de
"anunciar el Evangelio" y esto, como claramente lo han expresado
todos los santos Padres y los sumos Pontífices, es una responsabilidad que
compete a todos.
A cada uno de nosotros, Dios nos ha dado una serie de talentos, de
dones para que su Palabra sea conocida. Cierto que puede ser que a unos más y a
otros menos, pero aun el que menos ha recibido tiene, como mínimo, su vida, que
ha de ser testimonio e invitación para que otros sigan el camino de Jesucristo.
A éstos, a los que creen que no tienen nada, a los que sólo les ha dado un
carisma, esos son los que deben preocuparse y ponerlo a trabajar, pues en la
hora en que regrese Jesús no habrá excusas, sólo resultados.
Pon al servicio del Señor, al servicio del Evangelio, tus bienes, tus
dones, todo lo que has recibido de él, para que puedas oír de Jesús: "Te
felicito siervo bueno y fiel, entra a tomar parte en la alegría de tu
Señor".
Evangelio del 30 de agosto 2024 Mateo 13, 44-46
En aquel tiempo, Jesús dijo a la multitud: "El Reino de los cielos
se parece a un tesoro escondido en un campo. El que lo encuentra lo vuelve a
esconder y, lleno de alegría, va y vende cuanto tiene y compra aquel campo.
El Reino de los cielos se parece también a un comerciante en perlas
finas que, al encontrar una perla muy valiosa, va y vende cuanto tiene y la
compra".
Reflexión
En esta sección de su evangelio, Mateo coleccionó una serie de
parábolas de Jesús en las que ilustra lo que significa el Reino. En este par de
parábolas, nos deja ver que el Reino es algo tan maravilloso que, quien lo
descubre, podríamos hoy decir, quien lo experimenta, tiene por
"basura", como dirá san Pablo, todo lo demás.
Quien ha tenido la experiencia de Dios, quien ha experimentado que Dios
le ama, se da cuenta que la vida en su amor, la vida en el Reino es la única
que vale la pena vivirse, es tal la felicidad, la paz, el gozo que experimenta
viviendo en el Reino, que desprecia sufrimientos, humillaciones y hasta la vida
misma, con tal de permanecer en él. La vida vivida en Jesús, por medio del
Espíritu Santo, es decir, la vida del Reino es tan hermosa que nada se puede
comparar a ella.
Si hoy el mundo continúa fascinado con los placeres, la moda y otras
vanidades, es porque no ha descubierto esta perla preciosa, es porque no se ha
dejado seducir por el amor de Dios, es porque no ha probado la vida que ofrece
el Evangelio. Si tú todavía no la has vivido, si todavía no la has
experimentado, pídele en tu oración a Jesús el poder descubrir esa perla, ese
tesoro, pues esto cambiará totalmente tu vida.
martes, 27 de agosto de 2024
Evangelio del 28 de agosto 2024 Mateo 23, 27-32
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y
fariseos hipócritas, porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por
fuera parecen hermosos, pero por dentro están llenos de huesos y podredumbre!
Así también ustedes: por fuera parecen justos, pero por dentro están llenos de
hipocresía y de maldad.
¡Ay de ustedes,
escribas y fariseos hipócritas, porque les construyen sepulcros a los profetas
y adornan las tumbas de los justos, y dicen: 'Si hubiéramos vivido en tiempo de
nuestros padres, nosotros no habríamos sido cómplices de ellos en el asesinato de
los profetas'! Con esto ustedes están reconociendo que son hijos de los
asesinos de los profetas. ¡Terminen, pues, de hacer lo que sus padres
comenzaron!"
Reflexión
Con estas
palabras Jesús termina este duro sermón en contra de aquellos que aparentan una
cosa y viven de una manera contraria a lo que predican.
Nuestra vida
será siempre un reflejo de nuestra vida interior. Por ello decía el Padre
Esquerda, quien es cristiano no lo puede esconder y quien no lo es no lo puede
fingir, ¡SE NOTA! Preguntémonos, pues, ¿cómo es mi vida interior? ¿tengo
realmente una relación profunda y personal con Dios por medio de la oración?
lunes, 26 de agosto de 2024
Evangelio del 27 de agosto 2024 Mateo 23, 23-26
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y
fariseos hipócritas, porque pagan el diezmo de la menta, del anís y del comino,
pero descuidan lo más importante de la ley, que son la justicia, la
misericordia y la fidelidad! Esto es lo que tenían que practicar, sin descuidar
aquello. ¡Guías ciegos, que cuelan el mosquito, pero se tragan el camello!
¡Ay de ustedes,
escribas y fariseos hipócritas, que limpian por fuera los vasos y los platos,
mientras que por dentro siguen sucios con su rapacidad y codicia! ¡Fariseo
ciego!, limpia primero por dentro el vaso y así quedará también limpio por
fuera".
Reflexión
El evangelio de
hoy nos enseña que la ley, que es buena cuando uno busca crecer en el amor de
Dios, se convierte en un monstruo contra el cual se tiene que estar luchando.
Es importante
cumplir la ley, pero este cumplimiento no es un cumplimiento irracional, sino
que debe llevarnos a lo que inspiró al legislador, que es amar y tener
misericordia de los demás, reconociendo que, el único legislador y juez, es
Dios.
Pensemos pues,
hoy, ¿cómo estamos viviendo la ley? ¿Vamos a misa el domingo sólo porque está
escrito en la ley, o porque realmente queremos amar más al Señor?
Evangelio del 26 de agosto 2024 Mateo 23, 13-22
En aquel tiempo, Jesús dijo a los
escribas y fariseos: "¡Ay de ustedes, escribas y fariseos hipócritas,
porque les cierran a los hombres el Reino de los cielos! Ni entran ustedes ni
dejan pasar a los que quieren entrar.
¡Ay de ustedes, escribas y
fariseos hipócritas, que recorren mar y tierra para ganar un adepto, y cuando
lo consiguen, lo hacen todavía más digno de condenación que ustedes mismos!
¡Ay de ustedes, guías ciegos, que
enseñan que jurar por el templo no obliga, pero que jurar por el oro del
templo, sí obliga! ¡Insensatos y ciegos! ¿Qué es más importante, el oro o el
templo, que santifica al oro? También enseñan ustedes que jurar por el altar no
obliga. ¡Ciegos! ¿Qué es más importante, la ofrenda o el altar, que santifica a
la ofrenda? Quien jura, pues, por el altar, jura por él y por todo lo que está
sobre él. Quien jura por el templo, jura por él y por aquel que lo habita. Y
quien jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que está sentado
en él".
Reflexión
El evangelio de hoy nos presenta
una reprimenda dura para aquellos que llevan una fe fingida (fariseos y
escribas). Tratan de aparentar ante los demás saber la ley y la anuncian, pero
para vivirla, le hacen sus propias "acomodaciones".
Preguntémonos hoy si nosotros, en
algunos momentos, no buscamos acomodar el Evangelio a nuestra "propia
conveniencia" a fin de llevar una vida más cómoda.
viernes, 23 de agosto de 2024
Evangelio del 24 de agosto 2024 Juan 1, 45-51
En aquel tiempo, Felipe se encontró con Natanael y le dijo:
"Hemos encontrado a aquel de quien escribió Moisés en la ley y también los
profetas. Es Jesús de Nazaret, el hijo de José". Natanael replicó:
"¿Acaso puede salir de Nazaret algo bueno?" Felipe le contestó:
"Ven y lo verás".
Cuando Jesús vio que Natanael se acercaba, dijo: "Este
es un verdadero israelita en el que no hay doblez". Natanael le preguntó:
"¿De dónde me conoces?" Jesús le respondió: "Antes de que Felipe
te llamara, te vi cuando estabas debajo de la higuera". Respondió
Natanael: "Maestro, tú eres el Hijo de Dios, tú eres el rey de
Israel". Jesús le contestó: "Tú crees, porque te he dicho que te vi
debajo de la higuera. Mayores cosas has de ver". Después añadió: "Yo
les aseguro que verán el cielo abierto y a los ángeles de Dios subir y bajar
sobre el Hijo del hombre".
Reflexión
Una de las cosas que Dios más aprecia en su pueblo es la
"autenticidad" y en este pasaje, Jesús lo confirma. Se encontró con
un israelita "que no tiene doblez" es decir, con una persona
auténtica.
Hoy es importante que demos una revisada a nuestra vida,
para ver qué tan auténticos somos, no sólo en nuestra vida espiritual, sino en
nuestra vida ordinaria. El mundo moderno nos invita a vivir en medio de
"máscaras", y es así que muchas veces nos resulta difícil el llegar a
conocer a una persona, pues vive debajo de una personalidad o apariencia que no
es en definitiva ella misma.
Muchos matrimonios fracasan por ello, muchas relaciones se
estropean porque nos presentamos "con doblez", la gente llega a
perder la confianza en aquellos de quien no se sabe si lo que están diciendo es
en realidad para sacar provecho personal.
Busca, pues, con la ayuda de Dios el ser tú mismo (sin
máscaras); quien te ama, te amará aún más siendo auténtico, y lo que es más
importante, Jesús te tendrá como uno de sus discípulos cercanos, como lo fue
Natanael.
jueves, 22 de agosto de 2024
Evangelio del 23 de agosto 2024 Mateo 22, 34-40
En aquel tiempo, habiéndose enterado los fariseos de que Jesús había
dejado callados a los saduceos, se acercaron a él. Uno de ellos, que era doctor
de la ley, le preguntó para ponerlo a prueba: "Maestro, ¿cuál es el
mandamiento más grande de la ley?"
Jesús le respondió: "Amarás al Señor, tu Dios, con todo tu
corazón, con toda tu alma y con toda tu mente. Este es el más grande y el
primero de los mandamientos. Y el segundo es semejante a éste: Amarás a tu
prójimo como a ti mismo. En estos dos mandamientos se fundan toda la ley y los
profetas".
Reflexión
Siempre me ha parecido interesante que siendo el primero y el más
importante de los mandamientos el "amar a Dios con todo el corazón, con
toda el alma y con toda la mente" sean muy pocas las personas que acuden
al sacramento de la reconciliación a reconocer que han fallado a este
mandamiento.
Ciertamente, como dice Jesús, al fallar a cualquiera de los otros
mandamientos estamos fallando a estos dos, sin embargo, esto puede ser un
indicativo de qué lugar ocupa Dios en nuestro corazón y la relación que
llevamos con él.
Si haces un recuento de las últimas veces en que has acudido al
sacramento, te darás cuenta de que la mayoría de las veces, éste está ocupado
con alguna "falta recurrente", que es el pecado que está distrayendo
tu atención de la santidad, además habrás expuesto una serie de imperfecciones
relacionadas con tu carácter y con el trato con los demás, pero sería bueno que
tu próxima reconciliación sacramental la iniciaras diciendo: "Padre, me
arrepiento de no amar a Dios con todo mi corazón, por ello no he orado lo
suficiente y esto ha hecho que mi vida no se transforme; esto me ha llevado a
pecar contra..."
Cuando reconocemos que nuestra principal falta es no amar lo suficiente
a Dios, inmediatamente nos daremos cuenta de cuál o cuáles son las causas de
esto. Si nos ponemos a trabajar en ellas veremos que nuestras demás faltas irán
desapareciendo de nuestra vida.
miércoles, 21 de agosto de 2024
Evangelio del 22 de agosto 2024 Mateo 22, 1-14
En aquel tiempo, volvió Jesús a hablar en parábolas a los sumos
sacerdotes y a los ancianos del pueblo, diciendo:
"El Reino de los cielos es semejante a un rey que preparó un
banquete de bodas para su hijo. Mandó a sus criados que llamaran a los
invitados, pero éstos no quisieron ir.
Envió de nuevo a otros criados que les dijeran: 'Tengo preparado el
banquete; he hecho matar mis terneras y los otros animales gordos; todo está
listo. Vengan a la boda'. Pero los invitados no hicieron caso. Uno se fue a su
campo, otro a su negocio y los demás se les echaron encima a los criados, los
insultaron y los mataron.
Entonces el rey se llenó de cólera y mandó sus tropas, que dieron
muerte a aquellos asesinos y prendieron fuego a la ciudad.
Luego les dijo a sus criados: 'La boda está preparada; pero los que
habían sido invitados no fueron dignos. Salgan, pues, a los cruces de los
caminos y conviden al banquete de bodas a todos los que encuentren'. Los
criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y
buenos, y la sala del banquete se llenó de convidados.
Cuando el rey entró a saludar a los convidados, vio entre ellos a un
hombre que no iba vestido con traje de fiesta y le preguntó: 'Amigo, ¿cómo has
entrado aquí sin traje de fiesta?' Aquel hombre se quedó callado. Entonces el
rey dijo a los criados: 'Átenlo de pies y manos y arrójenlo fuera, a las
tinieblas. Allí será el llanto y la desesperación'. Porque muchos son los
llamados y pocos los escogidos".
Reflexión
Dios nos ha invitado de muchas maneras a participar del Reino, de la
vida en abundancia pensada para el hombre desde toda la eternidad, la cual
habíamos perdido por el pecado.
Sin embargo, aceptar o no, depende de cada uno de nosotros. ¿Excusas?
¡Muchas! Pero, como vemos en este pasaje, ninguna cuenta, ni para no asistir ni
para presentarnos indignamente a la mesa del Señor. Y digo para presentarnos
dignamente a la fiesta, pues un detalle que no se conoce y que, a veces hace
que se juzgue duramente al rey, que exige a un pobre el llevar vestido de
fiesta, es que el traje de fiesta, en este tipo de eventos, era proporcionado
por el mismo que hacía la invitación, por lo que no había excusa para no
tenerlo. Lo mismo pasa con nosotros.
Dios nos ha hecho la invitación sin pensar si somos buenos o malos,
pobres o ricos; nos ama y nos ha invitado así como somos. Además nos ha llenado
de dones, sobre todo, de la gracia santificante, que es el vestido para la
fiesta del Reino.
Por ello, no hay excusa para no asistir, para no vivir en el reino del
amor, la justicia y la paz en el Espíritu Santo, en una palabra, no hay excusa
para no ser santo.
martes, 20 de agosto de 2024
Evangelio del 21 de agosto 2024 Mateo 20, 1-16
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos esta parábola: "El
Reino de los cielos es semejante a un propietario que, al amanecer, salió a
contratar trabajadores para su viña. Después de quedar con ellos en pagarles un
denario por día, los mandó a su viña. Salió otra vez a media mañana, vio a unos
que estaban ociosos en la plaza y les dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña y
les pagaré lo que sea justo'. Salió de nuevo a medio día y a media tarde e hizo
lo mismo.
Por último, salió también al caer la tarde y encontró todavía otros que
estaban en la plaza y les dijo: '¿Por qué han estado aquí todo el día sin
trabajar?' Ellos le respondieron: 'Porque nadie nos ha contratado'. Él les
dijo: 'Vayan también ustedes a mi viña'.
Al atardecer, el dueño de la viña le dijo a su administrador: 'Llama a
los trabajadores y págales su jornal, comenzando por los últimos hasta que
llegues a los primeros'. Se acercaron, pues, los que habían llegado al caer la
tarde y recibieron un denario cada uno.
Cuando les llegó su turno a los primeros, creyeron que recibirían más;
pero también ellos recibieron un denario cada uno. Al recibirlo, comenzaron a
reclamar al propietario, diciéndole: 'Esos que llegaron al último sólo
trabajaron una hora, y sin embargo, les pagas lo mismo que a nosotros, que
soportamos el peso del día y del calor'.
Pero él respondió a uno de ellos: 'Amigo, yo no te hago ninguna
injusticia. ¿Acaso no quedamos en que te pagaría un denario? Toma, pues, lo
tuyo y vete. Yo quiero darle al que llegó al último lo mismo que a ti. ¿Qué no
puedo hacer con lo mío lo que yo quiero? ¿O vas a tenerme rencor porque yo soy
bueno?'
De igual manera, los últimos serán los primeros, y los primeros, los
últimos".
Reflexión
Esta parábola de Jesús tiene un profundo significado y pueden sacarse
diversas enseñanzas de ella.
Entre otras cosas, quiere mostrarnos lo que significa tener
"absoluta confianza en la Palabra del Señor". Si nos fijamos, veremos
que sólo a los primeros les dijo cuánto les iba a pagar, esto es un denario (es
decir lo que un jornalero ganaba en aquel tiempo, lo necesario para que una
familia viva un día); a los demás les dijo: "les daré lo que sea
justo". Con esta promesa se fueron a trabajar.
Hoy en día, cuando alguien nos contrata, lo primero que se pregunta es
¿cuánto voy a ganar?, pues qué tal si lo justo para el señor es sólo cincuenta
o cien pesos por el trabajo de 8 horas. Los últimos trabajadores confiaron
totalmente en la palabra dada: "nos dará lo justo", y sin embargo, se
llevaron la sorpresa de que les dio lo mismo que a los primeros.
La primera enseñanza de este pasaje es que la justicia de Dios no es
matemática y va mucho más allá de nuestra pobre justicia humana, y que su
palabra es de fiar, más allá de lo que nosotros pudiéramos pensar.
Cuando leemos las promesas hechas por Jesús, debemos siempre pensar que
la realidad es mucho, pero mucho más grande de lo que la palabra expresa. Con
este Dios, cómo no vamos a entregarle toda nuestra vida y a trabajar sin
descanso por el Reino, si lo que nos ha prometido es mucho más de lo que jamás
pudiéramos haber pensado, no importa que sólo hayamos trabajado una hora.
lunes, 19 de agosto de 2024
UNA REFLEXIÓN PARA NUESTRO TIEMPO 20240825
EN COMUNIÓN CON LA TRADICIÓN VIVA DE LA IGLESIA 20240825
«Pero no actuaron así los Doce. Por eso les dijo: ¿También vosotros queréis marcharos?, deseando demostrar una vez más que no necesitaba de su servicio y veneración, y que no por ese motivo los llevaba consigo. ¿Cómo puede tener necesidad de ellos quien dice algo semejante? ¿Por qué no los alabó? ¿Por qué no los ensalzó? En primer lugar, por salvaguardar la propia dignidad de maestro, y, en segundo, para demostrarles que era mucho más conveniente atraerles de esa forma. Si los hubiera alabado habrían experimentado un sentimiento muy humano al considerar que le estaban haciendo un favor. Mas, al mostrarles que no necesitaba de su compañía, los sujetó más. Observa con qué prudencia les habló. No les dijo "marchaos", expresión propia de quien despacha, sino que les preguntó: ¿También vosotros queréis marcharos?, frase propia de quien elude toda violencia y obligación, de quien no desea unirse a alguien con algún procedimiento vergonzoso, sino con gratitud. Con no acusarles abiertamente, sino con un trato delicado, les mostró cómo es conveniente actuar en esas circunstancias. Nosotros, sin duda, padecemos adversidades porque lo hacemos todo por nuestra gloria. Por eso juzgamos que nuestras cosas se resienten con el abandono de nuestros criados. Él, en cambio, ni los aduló, ni los apartó de él, sino que sólo les preguntó. No era éste el comportamiento de quien los desprecia, ni de quien desea retenerlos por la fuerza y por obligación. Permanecer en estas condiciones es lo mismo que marcharse. ¿Qué dice entonces Pedro?: ¿A quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna... ¿Compruebas que no eran las palabras las que escandalizaban, sino la desidia, la indiferencia y la maldad de los oyentes?» (San Juan Crisóstomo [c.347-407]. Evangelio de Juan. Homilía 47, 3).
DOMINGO XXI DEL TIEMPO ORDINARIO Ciclo B Domingo 25 de agosto 2024
TENEMOS QUE
ESCOGER
Jos 24, 1-2.
15-17. 18; Sal 33; Ef 5, 21-32; Jn 6, 55. 60-69
¡Hay que
escoger! Es el desafío que las lecturas bíblicas nos lanzan durante la liturgia
hoy. En la primera lectura, que describe la alianza que Dios establece con
Israel en la ciudad de Siquem, Josué ofrece al pueblo una opción: "elijan
hoy a quién han de servir: a los dioses [falsos] ... o al Señor" (v. 15).
También Jesús, en nuestro Evangelio, ofrece una opción desafiante a los Doce.
Después de pronunciarse sobre el deber de comer su carne y beber su sangre en
un discurso que algunos discípulos caracterizan como "dura enseñanza"
(v. 60) y que usan como un pretexto para abandonarlo, Jesús mira a sus
seguidores más cercanos y les pregunta, "¿Quieren irse?" (v. 67).
¿Cómo respondemos hoy a esta pregunta? ¿Nos vamos? o contestamos como Pedro:
"¿a quién iremos? ¡Tú tienes palabras de vida eterna!" (v. 68).
ANTÍFONA DE
ENTRADA Cfr. Sal 85, 1-3
Inclina tu
oído, Señor, y escúchame. Salva a tu siervo, que confía en ti. Ten piedad de
mí, Dios mío, pues sin cesar te invoco.
GLORIA
Gloria a Dios
en el cielo, y en la tierra paz a quienes ama el Señor. Por tu inmensa gloria
te alabamos, te bendecimos, te adoramos, te glorificamos, te damos gracias,
Señor Dios, Rey celestial, Dios Padre todopoderoso. Señor, Hijo único,
Jesucristo. Señor Dios, Cordero de Dios, Hijo del Padre; tú que quitas el
pecado del mundo, ten piedad de nosotros; tú que quitas el pecado del mundo,
atiende nuestra súplica; tú que estás sentado a la derecha del Padre, ten
piedad de nosotros; porque sólo tú eres Santo, sólo tú Señor, sólo tú Altísimo,
Jesucristo, con el Espíritu Santo en la gloria de Dios Padre.
Amén.
ORACIÓN COLECTA
Señor Dios, que
unes en un mismo sentir los corazones de tus fieles, impulsa a tu pueblo a amar
lo que mandas y a desear lo que prometes, para que, en medio de la
inestabilidad del mundo, estén firmemente anclados nuestros corazones donde se
halla la verdadera felicidad. Por nuestro Señor Jesucristo...
LITURGIA DE LA
PALABRA
PRIMERA LECTURA
Serviremos al
Señor, porque él es nuestro Dios.
Del libro de
Josué: 24, 1-2. 15-17. 18
En aquellos
días, Josué convocó en Siquem a todas las tribus de Israel y reunió a los
ancianos, a los jueces, a los jefes y a los escribas. Cuando todos estuvieron
en presencia del Señor, Josué le dijo al pueblo: "Si no les agrada servir
al Señor, digan aquí y ahora a quién quieren servir: ¿a los dioses a los que
sirvieron sus antepasados al otro lado del río Éufrates, o a los dioses de los
amorreos, en cuyo país ustedes habitan? En cuanto a mí toca, mi familia y yo
serviremos al Señor".
El pueblo
respondió: "Lejos de nosotros abandonar al Señor para servir a otros
dioses, porque el Señor es nuestro Dios; Él fue quien nos sacó de la esclavitud
de Egipto, el que hizo ante nosotros grandes prodigios, nos protegió por todo
el camino que recorrimos y en los pueblos por donde pasamos. Así pues, también
nosotros serviremos al Señor, porque Él es nuestro Dios".
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
SALMO
RESPONSORIAL
Del salmo 33,
2-3. 16-17. 18-19. 20-21. 22-23.
R/. Haz la
prueba y verás qué bueno es el Señor.
Bendeciré al
Señor a todas horas, no cesará mi boca de alabarlo. Yo me siento orgulloso del
Señor, que se alegre su pueblo al escucharlo. R/.
Los ojos del
Señor cuidan al justo, y a su clamor están atentos sus oídos. Contra el
malvado, en cambio, está el Señor, para borrar de la tierra su recuerdo. R/.
Escucha el
Señor al hombre justo y lo libra de todas sus congojas. El Señor no está lejos
de sus fieles y levanta a las almas abatidas. R/.
Muchas
tribulaciones pasa el justo, pero de todas ellas Dios lo libra. Por los huesos
del justo vela Dios, sin dejar que ninguno se le quiebre. Salva el Señor la
vida de sus siervos; no morirán quienes en Él esperan. R/.
SEGUNDA LECTURA
Este es un gran
misterio, y yo lo refiero a Cristo y a la Iglesia.
De la carta del
apóstol san Pablo a los efesios: 5, 21-32
Hermanos:
Respétense unos a otros, por reverencia a Cristo: que las mujeres respeten a
sus maridos, como si se tratara del Señor, porque el marido es cabeza de la
mujer, como Cristo es cabeza y salvador de la Iglesia, que es su cuerpo. Por lo
tanto, así como la Iglesia es dócil a Cristo, así también las mujeres sean
dóciles a sus maridos en todo.
Maridos, amen a
sus esposas como Cristo amó a su Iglesia y se entregó por ella para
santificarla, purificándola con el agua y la palabra, pues Él quería
presentársela a sí mismo toda resplandeciente, sin mancha ni arruga ni cosa
semejante, sino santa e inmaculada.
Así los maridos
deben amar a sus esposas, como cuerpos suyos que son. El que ama a su esposa se
ama a sí mismo, pues nadie jamás ha odiado a su propio cuerpo, sino que le da
alimento y calor, como Cristo hace con la Iglesia, porque somos miembros de su
cuerpo. Por eso abandonará el hombre a su padre y a su madre, se unirá a su
mujer y serán los dos una sola cosa. Éste es un gran misterio, y yo lo refiero
a Cristo y a la Iglesia.
Palabra de
Dios. Te alabamos, Señor.
ACLAMACIÓN
ANTES DEL EVANGELIO Cfr. Jn 6, 63. 68
R/. Aleluya,
aleluya.
Tus palabras,
Señor, son espíritu y vida. Tú tienes palabras de vida eterna. R/.
EVANGELIO
Señor, ¿a quién
iremos? Tú tienes palabras de vida eterna.
Del santo
Evangelio según san Juan: 6, 55. 60-69
En aquel
tiempo, Jesús dijo a los judíos: "Mi carne es verdadera comida y mi sangre
es verdadera bebida". Al oír sus palabras, muchos discípulos de Jesús
dijeron: "Este modo de hablar es intolerable, ¿quién puede admitir
eso?"
Dándose cuenta
Jesús de que sus discípulos murmuraban, les dijo: "¿Esto los escandaliza?
¿Qué sería si vieran al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El Espíritu
es quien da la vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que les he
dicho son espíritu y vida, y a pesar de esto, algunos de ustedes no
creen". (En efecto, Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y
quién lo habría de traicionar). Después añadió: "Por eso les he dicho que
nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede".
Desde entonces,
muchos de sus discípulos se echaron para atrás y ya no querían andar con Él.
Entonces Jesús les dijo a los Doce: "¿También ustedes quieren
dejarme?" Simón Pedro le respondió: "Señor, ¿a quién iremos? Tú
tienes palabras de vida eterna; y nosotros creemos y sabemos que tú eres el
Santo de Dios".
Palabra del
Señor. Gloria a ti, Señor Jesús.
PROFESIÓN DE FE
CREDO
NICENO_CONSTANTINOPOLITANO
Creo en un sólo
Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra, de todo lo visible
y lo invisible. Creo en un sólo Señor, Jesucristo, Hijo único de Dios nacido
del Padre antes de todos los siglos: Dios de Dios, Luz de Luz, Dios verdadero
de Dios verdadero, engendrado, no creado, de la misma naturaleza del Padre, por
quien todo fue hecho; que por nosotros, los hombres, y por nuestra salvación
bajo del cielo, y por obra del Espíritu Santo se encarnó de María, la Virgen, y
se hizo hombre; y por nuestra causa fue crucificado en tiempos de Poncio
Pilato; padeció y fue sepultado, y resucitó al tercer día, según las
Escrituras, y subió al cielo, y está sentado a la derecha del Padre; y de nuevo
vendrá con gloria para juzgar a vivos y muertos, y su reino no tendrá fin. Creo
en el Espíritu Santo, Señor y dador de vida, que procede del Padre y del Hijo,
que con el Padre y el Hijo recibe una misma adoración y gloria, y que habló por
los profetas. Creo en la Iglesia, que es una, santa, católica y apostólica. Confieso
que hay un sólo Bautismo para el perdón de los pecados. Espero la resurrección
de los muertos y la vida del mundo futuro.
PLEGARIA
UNIVERSAL
Pidamos,
hermanos, al Señor que venga en nuestro auxilio y, por el honor de su nombre,
escuche nuestra oración. Digamos con fe y devoción: Te rogamos, Señor. (R/. Te
rogamos, Señor.)
Para que el
Señor, en su infinita bondad, se acuerde del Santo Padre, el Papa Francisco, de
nuestro obispo N., y de todos los demás obispos, que anuncian la palabra de
Dios; para que bendiga a los sacerdotes y diáconos y, en su gran misericordia,
se acuerde de todos los fieles que aman a Jesucristo, roguemos al Señor.
Para que Dios
conceda a los que trabajan la tierra lluvias oportunas y buenas cosechas, dé
sabiduría a los investigadores, acierto a los que enseñan, docilidad y
constancia a los que estudian y otorgue a todos aquellos que necesitan en cada
momento, roguemos al Señor.
Para que el
Señor infunda en el corazón de los pecadores un vivo y sincero arrepentimiento
de sus culpas, les conceda el perdón de sus pecados y les dé fuerza para no
recaer en el mal, a fin de que donde creció el pecado, más desbordante sea la
misericordia divina, roguemos al Señor.
Para que el
Señor conceda sus dones a nuestros familiares, amigos, bienhechores y a todos
aquellos que queremos recordar; para que, a cambio de las riquezas que nos han
dado, obtengan las riquezas inmortales y, en lugar de los bienes temporales,
alcancen los bienes eternos, roguemos al Señor.
Señor Dios, que
por medio de Cristo, el Verbo eterno, nos has hecho descubrir tu amor, escucha
nuestras oraciones e ilumina a tus fieles con la luz del Espíritu Santo, para
que nada nos aleje de Cristo, el único que tiene palabras de vida eterna, y
vive y reina por los siglos de los siglos.
ORACIÓN SOBRE
LAS OFRENDAS
Señor, que con
un mismo y único sacrificio adquiriste para ti un pueblo de adopción, concede,
propicio, a tu Iglesia, los dones de la unidad y de la paz. Por Jesucristo,
nuestro Señor.
PREFACIO
El Misterio
Pascual y el Pueblo de Dios
En verdad es
justo y necesario, es nuestro deber y fuente de salvación darte gracias y
alabarte siempre y en todo lugar, Señor, Padre santo, Dios todopoderoso y
eterno, por Cristo Señor nuestro. Quien, por su Misterio Pascual, realizó la
obra maravillosa de llamamos de la esclavitud del pecado y de la muerte al
honor de ser estirpe elegida, sacerdocio real, nación consagrada, pueblo de tu
propiedad, para que, trasladados por ti de las tinieblas a tu luz admirable,
proclamemos ante el mundo tus maravillas. Por eso con los ángeles y los
arcángeles y con todos los coros celestiales, cantamos sin cesar el himno de tu
gloria:
Santo, Santo,
Santo es el Señor, Dios del universo.
Llenos están el
cielo y la tierra de tu gloria.
Hosanna en el
cielo.
Bendito el que
viene en nombre del Señor. Hosanna en el cielo.
ANTÍFONA DE LA
COMUNIÓN Cfr. Sal 103, 13-15
La tierra está
llena, Señor, de dones tuyos: el pan que sale de la tierra y el vino que alegra
el corazón del hombre.
ORACIÓN DESPUÉS
DE LA COMUNIÓN
Te pedimos,
Señor, que la obra salvadora de tu misericordia fructifique plenamente en
nosotros, y haz que, con la ayuda continua de tu gracia, de tal manera tendamos
a la perfección, que podamos siempre agradarte en todo. Por Jesucristo, nuestro
Señor.
Evangelio del 20 de agosto 2024 Mateo 19, 23-30
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que un rico difícilmente entrará en el Reino de los cielos. Se lo repito: es más fácil que un camello pase por el ojo de una aguja, que un rico entre en el Reino de los cielos".
Al oír esto, los discípulos se quedaron asombrados y exclamaron:
"Entonces ¿quién podrá salvarse?" Pero Jesús, mirándolos fijamente,
les respondió: "Para los hombres eso es imposible, mas para Dios todo es
posible".
Entonces Pedro, tomando la palabra, le dijo a Jesús: "Señor,
nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿qué nos va a tocar?"
Jesús les dijo: "Yo les aseguro que en la vida nueva, cuando el Hijo del
hombre se siente en su trono de gloria, ustedes, los que me han seguido, se
sentarán también en doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel.
Y todo aquel que por mí haya dejado casa, o hermanos o hermanas, o
padre o madre, o esposa o hijos, o propiedades, recibirá cien veces más y
heredará la vida eterna. Y muchos primeros serán últimos y muchos últimos,
primeros".
Reflexión
Este pasaje nos podría dar la impresión de que Jesús tiene algo contra
los ricos. Sin embargo, nada más lejano que esto.
La Escritura es testigo de que el mismo Jesús tenía entre sus
seguidores amigos (algunos eran incluso discípulos) muy ricos. José de Arimatea
quien le regaló la tumba y Nicodemo que le llevó los perfumes (que eran muy
caros) para la sepultura, esto sin contar al mismo Mateo y a Zaqueo, quien sólo
dio la mitad de sus bienes y del que Jesús dijo: "Ahora ha llegado la
salvación a esta casa".
Lo que impide que un hombre pueda disfrutar del Reino es la esclavitud,
la falta de libertad sobre los bienes (o sobre cualquier cosa, incluso nuestros
propios pensamientos). Cuando el hombre se aferra a los bienes, como el joven
del pasaje, no es libre pues es esclavo de lo que posee. Jesús nos quiere
libres, el Reino es para la gente libre, para aquellos que, como Nicodemo, José
de Arimatea y tantos más, son capaces de tener sin retener.
De aquellos que reconocen que los bienes creados son de y para todos;
que acaparar solamente empobrece y esclaviza. Ante esto, ¿qué tan libre eres
con respecto a tus bienes? Pues de esto depende que puedas disfrutar la vida
del Reino.
domingo, 18 de agosto de 2024
Evangelio del 19 de agosto 2024 Mateo 19, 16-22
En aquel tiempo, se acercó a
Jesús un joven y le preguntó: "Maestro, ¿qué cosas buenas tengo que hacer
para conseguir la vida eterna?" Le respondió Jesús: "¿Por qué me
preguntas a mí acerca de lo bueno? Uno solo es el bueno: Dios. Pero, si quieres
entrar en la vida, cumple los mandamientos". Él replicó:
"¿Cuáles?"
Jesús le dijo: No matarás, no
cometerás adulterio, no robarás, no levantarás falso testimonio, honra a tu
padre y a tu madre, ama a tu prójimo como a ti mismo.
Le dijo entonces el joven:
"Todo eso lo he cumplido desde mi niñez, ¿qué más me falta?" Jesús le
dijo: "Si quieres ser perfecto, ve a vender todo lo que tienes, dales el
dinero a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme".
Al oír estas palabras, el joven se fue entristecido, porque era muy rico.
Reflexión
A la pregunta que le hace este
joven a Jesús sobre qué cosa es necesaria para alcanzar la vida eterna (que
puede ser traducida como: "entrar en el Reino", esto es: para ser
feliz), él le responde: "cumple los mandamientos".
No le pide otra cosa. Es decir,
lo mínimo que necesitamos para que nuestra vida se desarrolle dentro del Reino,
es ser fieles a nuestros compromisos bautismales. Hoy en día, como seguramente
lo fue en tiempos de este joven, la gente no es feliz, pues, no vive de acuerdo
a estos simples principios establecidos por Dios, y que tienen como objeto,
advertirnos de todo aquello que es dañino para nuestra vida.
La ley, podríamos compararla al
aviso que le da la mamá al niño para que no se coma el pastel caliente, que
aunque se presenta muy sabroso, ella sabe bien que le hará mal, lo enfermará
del estómago. Dios nos ha instruido sobre todo aquello que nos destruye y nos
roba la felicidad, por eso Jesús le dice: "Cumple la ley".
Si queremos que nuestra vida tenga las características del Reino, que se desarrolle en la alegría y la paz de Dios, que pueda ser plenamente feliz, debemos empezar por cumplir los mandamientos. ¿Por qué no haces hoy una pequeña revisión de cómo estás viviendo esta enseñanza de Jesús? Pregúntate si en realidad estás buscando vivir los mandamientos.
viernes, 16 de agosto de 2024
Evangelio del 17 de agosto 2024 Mateo 19, 13-15
En aquel tiempo, le presentaron unos niños a Jesús para que les
impusiera las manos y orase por ellos. Los discípulos regañaron a la gente;
pero Jesús les dijo: "Dejen a los niños y no les impidan que se acerquen a
mí, porque de los que son como ellos es el Reino de los cielos". Después
les impuso las manos y continuó su camino.
Reflexión
De nuevo Jesús nos muestra que la grandeza del hombre no está en sus
méritos, en lo que pueda llegar a ser, tener o saber, sino en la sencillez de
su corazón.
El niño, ejemplo de la simplicidad de la vida y de la fe, es nuestro
modelo para seguir a Jesús. Llegar a ser como ellos es nuestra meta, cosa por
demás difícil, si no nos ayuda la gracia del Señor, pues nuestra tendencia
natural, quizás por el pecado original, es hacia la grandeza, a buscar los
primeros lugares, a "complicarnos" la vida. El niño es simple, es
transparente, por ello, pude gozarse en las cosas sencillas del Reino, puede
apreciar la gracia que hay en Jesús y Jesús se puede regocijar en ellos, pues
siempre encuentra lugar en ellos para una sonrisa, para un beso, para un
momento de alegría.
En medio de este mundo que nos impulsa continuamente a vivir una vida
complicada en todas las áreas de nuestra vida, es importante no quitar la vista
de lo que realmente es importante para Jesús y luchar con todas nuestras
fuerzas para evitar caer en las complicaciones, para hacer nuestra vida y
nuestros pensamientos complejos y por lo tanto, pesados y abrumadores.
Oremos a nuestro Dios para que nos conceda un corazón simple y transparente como el de los niños, para descansar en él y simplificar nuestra vida.
jueves, 15 de agosto de 2024
Evangelio del 10 de agosto 2024 Juan 12, 24-26
En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: "Yo les aseguro que si el grano de trigo sembrado en la tierra no muere, queda infecundo; pero si muere, producirá mucho fruto. El que se ama a sí mismo, se pierde; el que se aborrece a sí mismo en este mundo, se asegura para la vida eterna.
El que quiera servirme que me siga, para que donde yo esté,
también esté mi servidor. El que me sirve será honrado por mi Padre".
Reflexión
Ciertamente Dios ha creado todo, como lo asegura el libro
del Génesis: "Muy bien y muy bueno".
Sin embargo, el pecado ha hecho que, a pesar de esta
realidad, como dice san Pablo, no todo nos es conveniente. Y es aquí en dónde
se prueba realmente quién es o no verdaderamente cristiano.
La tentación se presenta indistintamente para todos, sin
embargo, el cristiano, ejercitado en la oración y en la renuncia a sí mismo,
convencido que la vida en Cristo vale la pena cualquier renuncia, es capaz de
renunciar a todo aquello que, aunque se presenta bajo la apariencia de bien,
sabe que lo conducirá irremisiblemente a perder la amistad con Dios.
Si no nos ejercitamos en la renuncia, si no somos capaces de
negarnos ni siquiera las pequeñas cosas, los pequeños gustos, será muy difícil
renunciar a las más grandes y peligrosas tentaciones, lo que hará que nuestra
vida quede estéril y sin fruto. Empieza por poco, pero empieza hoy.